– ?Por que diablos querria llevarte conmigo? Si fuese el tirador, ?por que no te mate alli mismo?

– No estoy diciendote lo que pienso, Adams. Me limito a senalar que el FBI podria sospechar de ti. Supongo que si no tienes antecedentes el FBI te creera -apunto y anadio con brusquedad-: Te seguirian la pista durante un ano y luego, si no descubriesen nada, te dejarian tranquilo.

Lee fruncio el ceno. Su pasado mas reciente era impoluto, pero si retrocedia un poco mas en el tiempo, las aguas estaban mas turbias. Cuando habia comenzado a trabajar como investigador privado habia hecho cosas que ahora ni se le pasarian por la cabeza. Nada ilegal, pero le costaria explicarselo a los curtidos agentes federales.

Ademas, estaba la prohibicion de acercarse a su ex que el juez habia dictado justo antes de que el afortunado de Eddie se hiciera de oro. Segun ella, Lee la acechaba y tal vez fuera violento. De hecho, el se habria comportado de forma violenta si hubiera tenido la oportunidad. Por poco sufria una apoplejia cada vez que pensaba en los moretones que habia visto en los brazos y mejillas de su hija cuando habia ido a verla sin previo aviso a su apartamento destartalado. Trish le aseguro que Renee se habia caido por las escaleras. Lee sabia que era mentira porque habia reconocido la marca de unos nudillos en la tersa piel de su hija. El habia destrozado el coche de Eddie con una palanca y habria hecho lo mismo con el propio Eddie si este no hubiera llamado a la policia escondido en el bano.

?De veras queria que el FBI estuviera fisgoneando en su vida durante los siguientes doce meses? Por otro lado, si dejaba que Faith se marchara y los agentes del FBI daban luego con el, ?que le ocurriria entonces? Fuera a donde fuese, acabaria en un nido de serpientes.

– ?Te importaria dejarme en la Oficina de Campo de Washington? Esta en Fourth Street -dijo Faith en un tono agradable.

– De acuerdo, de acuerdo, tienes razon -replico Lee con vehemencia- pero no pedi que esta mierda me cayera como llovida del cielo.

– Ni yo te pedi que te metieras en esto. Pero…

– Pero ?que?

– Pero de no ser por ti, ahora no estaria viva. Siento no haberte dado las gracias antes; te las doy ahora.

A pesar de su recelo, Lee noto que su enfado remitia. 0 Faith era sincera o bien era una de las personas mas ingeniosas con quienes se habia topado en la vida. Tal vez fuera una combinacion de ambas. Al fin y al cabo, aquello era Washington.

– Siempre es un placer ayudar a una dama -dijo Lee con sequedad-. De acuerdo, supongamos que decido no entregarte. ?Has pensado donde pasar la noche?

– Tengo que largarme de aqui. Necesito tiempo para pensar y aclarar mis ideas.

– El FBI no permitira que te marches sin mas. Supongo que habras llegado a algun acuerdo con ellos.

– Todavia no, pero si asi fuera, ?no crees que tengo motivos de sobra para acusarlos de incumplimiento?

– ?Que me dices de los que intentaron matarte?

– En cuanto haya reflexionado con calma decidire que hacer. Supongo que acabare volviendo al FBI. Pero no quiero morir ni que nadie muera por mi culpa. -Faith fijo en el la mirada con intencion.

– Agradezco que te preocupes por mi, pero se arreglarmelas solo. Entonces, ?adonde y como piensas huir?

Faith se disponia a decir algo pero de inmediato cambio de idea. Bajo la vista, consciente de que quiza debia mostrarse mas precavida.

– Si no confias en mi, Faith, nada saldra bien -dijo Lee con delicadeza-. Si te dejo marchar, yo tendre que parar todos los golpes, pero todavia no he tomado esa decision. Depende en gran medida de lo que estes pensando en estos momentos. Si los del FBI te necesitan para cazar a personas importantes y poderosas, porque esta claro que esto no se trata de un simple robo, entonces tendre que ponerme de su parte.

– ?Y si accediera volver al FBI siempre y cuando me garantizaran mi seguridad?

– Supongo que les pareceria razonable. Pero ?que garantia hay de que volveras?

– ?Y si me acompanas? -se apresuro a sugerir Faith.

Lee se puso tan tenso que, sin querer, le propino una patada a Max, que salio de debajo de la mesa y miro a su dueno con expresion lastimera.

Antes de que Lee respondiese, Faith anadio:

– No tardaran mucho en identificarte. ?Y si la persona a quien disparaste ofrece una descripcion tuya a quienquiera que lo contratase? Creo que tu tambien corres peligro.

– No estoy seguro…

– Lee -lo atajo Faith-, ?no se te ha ocurrido pensar que la persona que te contrato para seguirme quiza tambien te siguiese la pista a ti? Es posible que te usaran para montar el tiroteo.

– Si me siguieron entonces tambien te siguieron a ti -observo Lee.

– Pero ?y si te tendieron una trampa para incriminarte de todo lo ocurrido?

Lee dejo escapar un suspiro de desesperacion al percatarse de la situacion en que se encontraba.

Joder, vaya nochecita.

?Por que diablos no se habia dado cuenta antes?

Un cliente anonimo. Una bolsa llena de dinero. Un blanco misterioso. La casita apartada.

?Habia estado en coma o que?

– Te escucho.

– Tengo una caja de seguridad en un banco de Washington. Contiene dinero y varios documentos falsos que nos permitiran ir a donde queramos. El unico problema es que tal vez vigilen el banco. Necesito tu ayuda.

– No puedo acceder a tu caja de seguridad.

– Pero puedes ayudarme a inspeccionar la zona y comprobar si alguien me vigila. Ese trabajo se te da mucho mejor que a mi. Entro, vacio la caja y salgo lo antes posible mientras me cubres. Si vemos algo sospechoso, salimos pitando.

– Parece que planearas robar el banco -comento el un tanto irritado.

– Te juro por Dios que todo lo que hay en la caja es mio.

Lee se paso la mano por el pelo.

– De acuerdo, tal vez salga bien. ?Y luego que?

– Nos dirigimos al sur.

– ?Adonde?

– A la costa de Carolina. Outer Banks. Tengo una casa alli.

– ?Figuras como la propietaria? Podrian averiguarlo.

– La compre a nombre de una sociedad anonima y firme los documentos con mi otro nombre, como miembro de la directiva. Pero ?y tu? No puedes viajar con tu nombre verdadero.

– No te preocupes. He interpretado mas papeles en mi vida que Shirley MacLaine y dispongo de los documentos necesarios para demostrarlo.

– Entonces todo esta listo.

Lee miro a Max, que habia posado la enorme cabeza sobre sus rodillas, y le acaricio suavemente la nariz.

– ?Cuanto tiempo?

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