– No creo que eso nos ayude. Si ella habla, Buchanan caera y nos arrastrara a nosotros consigo.

– Lo dudo -replico Thornhill-. Cuando el FBI la encuentre, nosotros tambien estaremos presentes, si es que no la encontramos primero. Y esta vez no fallaremos. Una vez que nos hayamos librado de Lockhart, Buchanan sera el siguiente. Entonces podremos proseguir con el plan original.

– Ojala de resultado.

– Oh, lo dara -contesto Thornhill con su optimismo habitual. Para durar tanto como el en esa profesion, era imprescindible guardar una actitud optimista.

10

Lee entro en el callejon y paro el coche. Contemplo el paisaje oscuro. Habian conducido durante mas de dos horas, hasta asegurarse de que no les seguian, y luego Lee habia llamado a la policia desde un telefono publico. Aunque parecia un lugar seguro, Lee no apartaba la mano de la pistola, preparado para desenfundarla en cualquier momento y fulminar a sus enemigos con los disparos de su mortifera SIG. Eso si que tenia gracia.

Ahora era posible matar desde distancias inimaginables y con bombas mas inteligentes que el hombre que quitaban la vida sin siquiera decir: «Hola, estas muerto.» Lee se pregunto si, durante la milesima de segundo que tardaban los pobres desgraciados en volatilizarse, el cerebro funcionaba lo bastante deprisa para pensar que era la mano de Dios la que le arrebataba la vida en lugar de algo fabricado por el hombre, el muy idiota. Lee, impulsado por un sentimiento mas bien irracional, escruto el cielo en busca de un misil teledirigido. Sin embargo, dependiendo de quien estuviera implicado en lo ocurrido, tal vez esa posibilidad no fuera tan descabellada.

– ?Que le has contado a la policia? -pregunto Faith.

– Lo justo y necesario. El lugar del crimen y lo que ha ocurrido.

– ?Y?

– El policia que me ha atendido parecia bastante esceptico pero se ha esforzado por no colgarme.

Faith miro en torno a si.

– ?Este es el lugar seguro del que me hablaste? -Faith se fijo en la penumbra, las grietas ocultas y el cubo de basura y oyo pasos lejanos en la acera.

– No, dejaremos el coche aqui e iremos a pie hasta el lugar seguro, que, por cierto, es mi apartamento.

– ?Donde estamos?

– En North Arlington. Aunque el lugar esta cada vez mas lleno de yuppies, todavia resulta un tanto peligroso, sobre todo a estas horas de la noche.

Bajaron juntos por el callejon y llegaron a una avenida flanqueada por casas adosadas identicas y viejas pero bien conservadas.

– ?Cual es la tuya?

– Esa grande que esta al final. El propietario esta jubilado y vive en Florida. Tiene unas cuantas propiedades mas. Le ayudo a resolver problemas y el alquiler me sale mas barato.

Faith se disponia a abandonar el callejon, pero Lee la detuvo. -Espera un momento, quiero comprobar que todo este en orden.

Faith lo agarro firmemente de la chaqueta.

– No pienso quedarme aqui sola.

– Solo quiero asegurarme de que nadie nos haya preparado una fiesta sorpresa. Si ves algo raro, grita y estare aqui en un abrir y cerrar de ojos.

Lee desaparecio y Faith se arrimo a una grieta del callejon. El corazon le latia con tanta fuerza que llego a temer que alguien abriese una ventana y le arrojara un zapato. Cuando creia que ya no aguantaba mas, Lee reaparecio.

– De acuerdo, parece que todo esta en orden. Vamos.

La puerta exterior del edificio estaba cerrada, pero Lee la abrio con su llave. Faith se percato de que habia una camara sobre su cabeza.

Lee se volvio hacia ella.

– Fue idea mia. Me gusta saber quien viene a verme.

Subieron cuatro tramos de escalera hasta llegar al ultimo piso y luego recorrieron el pasillo hasta la ultima puerta a la derecha. Faith vio que en la puerta habia tres cerraduras. Lee las abrio con otra llave.

Cuando la puerta giro sobre sus goznes, Faith oyo un pitido. Entraron al apartamento. En la pared habia un panel de alarma y, atornillada en la parte superior de la pared, una pieza de cobre sujeta a una charnela. Lee bajo el revestimiento de metal hasta cubrir por completo el panel de alarma. Introdujo la mano por detras de la placa de cobre, pulso varios botones del panel y el pitido ceso.

Miro a Faith, que observaba cada uno de sus movimientos.

– Radiacion Van Eck. Probablemente no lo entenderias.

Faith arqueo las cejas.

– Probablemente tengas razon.

Junto al panel de alarma habia una pequena pantalla de video empotrada en la pared. Faith vio en ella la entrada principal del edificio. Obviamente, el monitor estaba conectado a la camara exterior.

Lee cerro la puerta y luego apoyo la mano en la misma.

– Es de acero y esta encajada en un marco especial de metal que yo mismo construi. No importa lo resistente que sea la cerradura; lo que suele ceder es el marco. Con un poco de suerte, ponen uno estandar, el tipico regalo de Navidad que da la industria de la construccion a los delincuentes. Tambien tengo cerraduras a prueba de ganzua en las ventanas, detectores de movimiento en el exterior y un sistema celular incorporado a la conexion telefonica de la alarma. Estaremos seguros.

– La seguridad te obsesiona un poco, ?no? -dijo Faith.

– No, lo que pasa es que soy un paranoico.

Faith oyo ruidos en el salon. Se estremecio, pero se tranquilizo al ver que Lee sonreia y se dirigia hacia el lugar de donde procedia el ruido. Apenas unos segundos despues, aparecio un viejo pastor aleman. Lee se puso en cuclillas para jugar con el perro. Este se tendio de espaldas en el suelo, y Lee le froto el vientre.

– Hola, Max, ?como estas, muchacho? -Le dio unas palmaditas en la cabeza y el animal lamio carinosamente la mano de su amo.

– Este es el mejor sistema de seguridad jamas inventado. Cuando se tiene un perro, ya no hay que preocuparse por los apagones, las baterias descargadas o las traiciones personales.

– Entonces tu plan es que nos quedemos aqui.

Lee levanto la vista.

– ?Te apetece comer o beber algo? Sera mas agradable trabajar con el estomago lleno.

– Un te caliente me vendria bien. Ahora mismo soy incapaz de comer nada.

Al cabo de unos minutos estaban sentados a la mesa de la cocina. Faith sorbia una infusion mientras Lee se preparaba una taza de cafe. Max dormitaba debajo de la mesa.

– Tenemos un problema -empezo por decir Lee-. Cuando entre en la casita active algun dispositivo, por lo que mis imagenes estan en la cinta de video.

Faith parecia aterrorizada.

– Dios mio, pueden encontrarnos de un momento a otro.

– Quiza sea lo mejor. -Lee la miro con dureza.

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