tenian cierta conciencia de ser esclavas. «Soy un funcionario publico mal pagado -reflexiono Thornhill-, y si alguna vez bajo la guardia, lo unico que quedara de los ricos y los poderosos de este pais seran los ecos de sus alaridos.» Era una idea fascinante.

Apenas hizo caso de los comentarios intrascendentes de su esposa sobre «su dia» mientras dejaba el maletin, se servia una copa y huia a su estudio, cerrando la puerta tras de si. Nunca le hablaba a ella de su trabajo. Ella se lo contaria todo a su peluquero, quien a su vez lo transmitiria a otra clienta, que se lo soltaria a cualquier otro y el mundo se acabaria al dia siguiente. No, nunca hablaba de esos temas con su mujer. Sin embargo, le consentia todos los demas caprichos. ?Incluidos los canapes, claro esta!

Resultaba ironico, pero el estudio que tenia Thornhill en casa se parecia mucho al de Buchanan. No habia placas, trofeos ni recuerdos de su larga carrera a la vista. Al fin y al cabo era espia. ?Se suponia que debia comportarse como los idiotas del FBI y llevar camisetas y gorras con la palabra CIA bordada? Casi se le atraganto el whisky al pensarlo. No, su carrera habia permanecido invisible para el gran publico pero perfectamente visible para quienes importaban. El pais funcionaba mucho mejor gracias a el, aunque la gente de la calle nunca lo sabria. Eso no le parecia mal. Buscar el reconocimiento por parte del gran e ignorante publico era propio de idiotas. El hacia lo que hacia por una cuestion de orgullo. Orgullo de si mismo, de su devocion por el pais.

Thornhill recordo a su querido padre, un patriota que se llevo sus secretos, sus triunfos distinguidos, a la tumba. Servicio y honor. De eso se trataba.

Pronto, con un poco de suerte, el hijo se anotaria otro triunfo en su carrera. En cuanto Faith apareciera no sobreviviria mas de una hora. ?Y Adams? Bueno, tambien tendria que morir. Desde luego Thornhill le habia mentido por telefono. Para el el engano no era ni mas ni menos que una herramienta sumamente eficaz en su profesion. Solo habia que asegurarse de que las mentiras no afectaran a la vida privada de uno. Sin embargo, a Thornhill siempre se le habia dado bien la compartimentacion. No habia mas que preguntarselo a su esposa aficionada al club de campo. Era capaz de iniciar una accion encubierta en Centroamerica por la manana y jugar y ganar al bridge en el club de campo del Congreso por la tarde. ?Eso si que era compartimentacion!

Ademas, con independencia de lo que se dijera sobre el dentro de los limites de la Agencia, se portaba bien con su gente. Los sacaba de apuros cuando lo necesitaban. Nunca habia dejado a un agente o funcionario a merced de la tormenta, desamparado, aunque tambien los mantenia a raya cuando sabia que podian escaparse de su control. Poseia un instinto para esos asuntos y casi nunca le habia fallado. Tampoco participaba en juegos politicos en beneficio propio. Nunca se habia limitado a decir a los politicos lo que querian oir, como hacian otras personas de la Agencia, a veces con consecuencias desastrosas. Bueno, el no podia hacer mas que lo que estaba en su mano. Faltaban dos anos para que la responsabilidad recayese en otra persona. Dejaria la organizacion tras haberla fortalecido en la medida de lo posible. Era su regalo de despedida. No tendrian que agradecerselo. Servicio y honor. Levanto su copa en memoria de su difunto padre.

46

– Agachate, Faith -dijo Lee al tiempo que se arrimaba a una ventana que daba a la calle. Habia sacado la pistola y observaba a un hombre que se apeaba de un coche justo enfrente-. ?Es Buchanan? -pregunto.

Faith atisbo preocupada por encima del alfeizar y se relajo de inmediato.

– Si.

– Bien, abre la puerta. Yo te cubrire.

– Ya te he dicho que era Danny.

– Fantastico, pues entonces deja entrar a Danny. No quiero correr riesgos innecesarios.

Faith fruncio el ceno al oir ese comentario, se acerco a la puerta delantera y la abrio. Buchanan entro en la casa y ella cerro la puerta con llave detras de el. Se fundieron en un largo abrazo mientras Lee los miraba desde las escaleras, con la pistola bien visible en el estuche del cinturon. Sus cuerpos se estremecian y las lagrimas les resbalaban por el rostro. Experimento una punzada de celos ante aquel abrazo. Sin embargo, se le paso enseguida ya que advirtio que aquellas muestras de carino eran las de un padre con su hija; un encuentro de almas separadas por las circunstancias de la vida.

– Debes de ser Lee Adams -dijo Buchanan, tendiendole la mano-. Estoy seguro de que lamentas el dia que aceptaste este trabajo.

Lee bajo y le estrecho la mano.

– Que va. Esto ha sido pan comido. De hecho estoy pensando en especializarme en el tema, sobre todo teniendo en cuenta que nadie mas seria lo suficientemente estupido como para hacerlo.

– Gracias a Dios que estabas aqui para proteger a Faith.

– De hecho, salvar a Faith se me da bastante bien. -Lee intercambio una sonrisa con ella y volvio a dirigirse a Buchanan-. Pero lo cierto es que tenemos una complicacion anadida, y muy importante -anadio-. Vamos a la cocina. Supongo que preferiras enterarte tomando una copa.

En cuanto se hubieron sentado a la mesa de la cocina, Lee informo a Buchanan de la situacion relativa a su hija.

Buchanan se enfurecio.

– Ese cabron.

Lee le dirigio una mirada intensa.

– ?Ese cabron tiene nombre? Me encantaria saberlo, mas que nada para tenerlo presente en el futuro.

Buchanan nego con la cabeza.

– Creeme, no te interesa ir por ese camino.

– ?Quien esta detras de todo esto, Danny? -Faith le toco el brazo-. Creo que tengo derecho a saberlo.

Buchanan se volvio hacia Lee.

– Lo siento -dijo Lee levantando las manos-. Te toca salir a escena.

Buchanan agarro a Faith del brazo.

– Son gente muy poderosa y resulta que trabajan para este pais. Esto es lo unico que puedo decir sin poneros en un peligro aun mayor.

Faith se recosto en el asiento, asombrada.

– ?Nuestro propio gobierno intenta matarnos?

– El caballero con quien he tratado hace las cosas a su manera. No obstante, dispone de recursos, muchos recursos.

– ?Entonces la hija de Lee corre verdadero peligro?

– Si. Este hombre no suele revelar sus verdaderos propositos.

– Por que has venido aqui, Buchanan? -quiso saber Lee-. Te has librado de ese tipo. Por la cuenta que nos trae, espero que lo hayas conseguido. Pero podias haberte largado a cualquier otro sitio de entre un millon. ?Por que aqui?

– Yo os meti en esto y tengo la intencion de sacaros sanos y salvos.

– Pues sera mejor que tu plan incluya a mi hija, o no cuentes conmigo. Si es necesario, no me separare de ella durante los proximos veinte anos.

– Podriamos llamar a la agente del FBI con quien estaba colaborando, Brooke Reynolds -sugirio Faith-, y contarle lo que ocurre. Podria poner a la hija de Lee en custodia preventiva.

– ?Para el resto de su vida? -Buchanan nego con la cabeza-. No, eso no funcionara. Tendremos que cortar las cabezas de la hidra y luego quemar las heridas. De lo contrario estamos perdiendo el tiempo.

– ?Y se puede saber como vamos a hacerlo? -inquirio Lee. Buchanan abrio el

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