minutos. Telefoneo a otra persona pero no obtuvo los resultados esperados. No habian localizado la llamada. Bueno, no era tan grave. Apenas confiaba en que lo lograran. Todavia tenia un as en la manga. Marco otro numero y en esta ocasion la informacion le hizo esbozar una sonrisa. Tal como habia dicho Danny, Thornhill sabia todo lo que habia que saber y dio gracias a Dios por su omnisciencia. Cuando uno se preparaba para cualquier eventualidad, era dificil que saliese derrotado.

Buchanan estaba con Lockhart, de eso no cabia la menor duda. Sus dos pajaros dorados ocupaban el mismo nido. Eso simplificaba su tarea sobremanera. Buchanan se habia pasado de listo.

Estaba a punto de servirse otro whisky cuando su esposa asomo la cabeza a la puerta. ?Le apetecia ir al club con ella? Habia un torneo de bridge. Acababan de llamarla. Una pareja habia anulado su participacion y querian saber si los Thornhill tendrian a bien ocupar su lugar.

– De hecho -dijo el-, estoy absorto en una partida de ajedrez. -Su esposa echo un vistazo alrededor de la estancia vacia-. Oh, es a distancia, querida -explico Thornhill senalando con la cabeza al ordenador-. Ya sabes la de cosas que permite la tecnologia actual. Puedes enfrentarte con alguien sin verlo siquiera.

– Bueno, no te acuestes tarde -dijo ella-. Has estado trabajando mucho y ya no eres un jovencito.

– Veo luz al final del tunel -afirmo Thornhill. Y en ese momento estaba diciendo la pura verdad.

48

Reynolds y Connie llegaron a Duck, Carolina del Norte, alrededor de la una de la madrugada tras una unica parada para repostar y comer algo, y poco despues se hallaban en Pine Island. Las calles estaban oscuras y los comercios cerrados. Sin embargo, tuvieron la suerte de encontrar una gasolinera que permanecia abierta toda la noche. Mientras Reynolds compraba dos cafes y unos bollos, Connie pregunto al empleado donde estaba la pista de aterrizaje. Se sentaron en el aparcamiento de la gasolinera, comieron y reflexionaron sobre la situacion.

– He llamado a la Oficina de Campo -informo Connie a Reynolds mientras removia el azucar del cafe-. Un giro interesante. Buchanan ha desaparecido.

Reynolds engullo un trozo de bollo y lo miro de hito en hito.

– ?Como demonios ha ocurrido una cosa asi?

– Nadie lo sabe. Por eso hay tanta gente lamentandose.

– Bueno, por lo menos no nos pueden echar la culpa a nosotros.

– No estes tan segura de ello -repuso Connie-. Culpar es un arte que se practica mucho en Washington, y el FBI no es una excepcion.

De repente una idea asalto a Reynolds.

– Connie, ?crees que Buchanan podria intentar encontrarse con Lockhart? Tal vez desapareciera por eso.

– Si los atraparamos a los dos a la vez, a lo mejor te nombran directora.

Reynolds sonrio.

– Me conformo con que me permitan reincorporarme a mi puesto. Pero quiza Buchanan este de camino. ?A que hora dicen que le perdieron el rastro?

– Por la tarde.

– Entonces, si ha venido en avion, ya podria estar aqui, hace horas incluso.

Connie tomo un sorbo de cafe mientras meditaba.

– ?Por que querrian Buchanan y Lockhart hacer algo juntos? -pregunto de forma pausada.

– No lo olvides, si es cierto que Buchanan contrato a Adams, entonces quiza Adams lo llamara y acabaran por asociarse.

– Si es que Adams es inocente en todo este asunto. Pero estoy convencido de que no habria llamado a Buchanan si pensara que el tipo tenia algo que ver con el intento de liquidar a Lockhart. A juzgar por todo lo que hemos descubierto, me parece que el tipo es una especie de protector para ella.

– Creo que estas en lo cierto -dijo Reynolds-, pero quiza Adams descubriera algo que le hiciera creer que Buchanan no ordeno el trabajito. En ese caso, quiza intentara colaborar con Buchanan para averiguar juntos que demonios pasa y quien mas queria ver a Lockhart muerta.

– ?Alguien mas detras de todo esto? ?Uno de los gobiernos extranjeros con los que trabajaba Buchanan, quiza? Si la verdad saliera a relucir, seria como si les acabaran de lanzar cientos de huevos podridos a la cara. Eso es un incentivo suficiente para matar a alguien -manifesto Connie.

– Estoy desconcertada -dijo Reynolds, mientras Connie la observaba fijamente-. Algo en este caso no acaba de encajar. Hay un grupo de personas que se hacen pasar por agentes del FBI, y alguien parece conocer todos nuestros movimientos.

– ?Ken Newman?

– Quiza. Pero eso tampoco parece tener mucho sentido. Ken recibio dinero durante mucho tiempo. ?Fue el topo de alguien durante tanto tiempo? ?0 se trata de alguien mas?

– Y no te olvides de la persona que intenta tenderte una trampa para incriminarte -senalo Connie-. Se requiere cierta pericia para hacer transferencias entre cuentas como esas.

– Exacto. Pero no me imagino a agentes de gobiernos extranjeros haciendolo; sigo sin entenderlo.

– Brooke, los paises se dedican al espionaje industrial contra nosotros cada dia. Joder, incluso nuestros aliados incondicionales plagian nuestra tecnologia porque no tienen los medios suficientes para crearla. Y nuestras fronteras estan tan abiertas que no cuesta mucho cruzarlas. Bien lo sabes.

Reynolds exhalo un largo suspiro mientras contemplaba la oscuridad que lo inundaba todo mas alla del chillon anillo luminoso que rodeaba la gasolinera.

– Supongo que tienes razon. Creo que en vez de intentar averiguar quien esta detras de todo esto deberiamos encontrar a Lockhart y compania y preguntarselo.

– Ese es un plan que me gusta. -Connie puso en marcha el coche y se internaron a toda velocidad en la penumbra.

Tras localizar la pista de aterrizaje, Reynolds y Connie patrullaron por las calles oscuras en busca de la Honda Gold Wing. Practicamente todas las casas de la playa parecian vacias, lo que facilitaba y dificultaba a la vez la busqueda. Reducia el numero de casas en las que tenian que fijarse pero tambien ocasionaba que los agentes llamaran mas la atencion.

Al final Connie avisto la Honda en el garaje abierto de una de las casas de la playa. Reynolds se apeo del coche y la examino mas de cerca para confirmar que la matricula coincidia con la de la moto que Lee Adams habia tomado prestada de la tienda de su hermano. Luego fueron en coche al otro extremo de la calle, apagaron los faros y se pusieron a discutir que harian a continuacion.

– Quiza sea tan sencillo como que yo me acerque por delante y tu por detras - propuso Reynolds observando la casa a oscuras. Sentia un cosquilleo por todo el cuerpo solo de pensar que a cincuenta metros escasos estaban las dos o posiblemente las tres personas clave de toda esa investigacion.

Connie nego con la cabeza.

– Esto no me gusta. El hecho de que este la Honda significa que Adams tambien se encuentra ahi.

– Tenemos su pistola -le recordo Reynolds.

– Lo primero que haria un tipo como ese es conseguir otra. Y cuando entremos, aunque lo pillemos por sorpresa, conocera el terreno mejor que nosotros. Podria herir a uno de los dos -anadio-. Y tu ni siquiera vas armada, asi que no nos separaremos.

– Fuiste tu quien dijo que Adams no parecia ser un mal tipo.

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