levantarse de un salto y gritar: «Eso no es verdad. Buchanan ya los sobornaba, yo solo lo descubri y me aproveche de ello para mis propios propositos de chantaje.» Aquel era su talon de Aquiles. Nunca se le habia ocurrido. Era como la fabula de la rana y el escorpion, con la salvedad de que en esta ocasion el escorpion sobreviviria.

– ?Que hizo usted? -quiso saber Ward.

– Acudi de inmediato a las personas que figuraban en la lista, entre ellas los senadores Johnson y McNamara, y les conte lo que sucedia. Lamento que no pudieramos informarle en su momento, senor presidente, pero teniamos que actuar con absoluta confidencialidad. Acordamos preparar un golpe, por asi decirlo. Yo fingiria colaborar con el plan de la CIA y los objetivos fingirian formar parte del plan. Entonces, mientras la CIA reunia el material de chantaje, yo por mi parte obtendria pruebas contra la CIA. Cuando considerasemos que ya teniamos un caso claro, acudiriamos al FBI.

Ward se quito las gafas y las agito ante si.

– Un asunto de lo mas arriesgado, senor Buchanan. ?Sabe si esta operacion de chantaje contaba con el visto bueno oficial de la CIA?

Buchanan asintio con la cabeza.

– Evidentemente era obra de uno de sus dirigentes.

– ?Que ocurrio entonces?

– Obtuve las pruebas necesarias, pero mi socia, Faith Lockhart, que no estaba al tanto de lo que sucedia, comenzo a sospechar de mi. Supongo que penso que yo estaba implicado en una trama. Naturalmente, no podia confiar en ella. Acudio al FBI con su version de los hechos. Abrieron una investigacion. El hombre de la CIA se entero de lo ocurrido y tomo las medidas necesarias para acabar con la senora Lockhart. Gracias a Dios, logro escapar, pero un agente del FBI murio.

Todos los presentes comenzaron a murmurar.

Ward miro a Buchanan con expresion harto significativa.

– Esta diciendo que un dirigente de la CIA fue responsable del asesinato de un agente del FBI?

Buchanan asintio.

– Si. Se han producido otras muertes, incluida -Buchanan bajo la vista por unos instantes y, temblando, anadio-: la de Faith Lockhart. Ese es el proposito de mi comparecencia. Acabar con los asesinatos.

– ?Quien es ese hombre, senor Buchanan? -inquirio Ward con toda la indignacion y curiosidad que supo aparentar. Buchanan se volvio y senalo a Robert Thornhill.

– El subdirector adjunto de operaciones, Robert Thornhill.

Thornhill estallo en colera, blandiendo el puno con ira.

– Eso no es mas que una maldita patrana -bramo-. Todo esto es un montaje, la abominacion mas disparatada que he escuchado en toda mi carrera. Me hacen venir aqui por medio de enganos y me someten a las acusaciones absurdas e insultantes de esta persona. Anoche estuvieron en mi casa, el tal Buchanan y este hombre. -Thornhill senalo a Lee-. Este hombre me apunto con una pistola a la cabeza. Me amenazaron con esta misma historia demencial. Me aseguraron que tenian pruebas al respecto, pero cuando los puse en evidencia, se marcharon. Exijo que se los arreste de inmediato. Pienso presentar todos los cargos contra ellos. Y ahora, si me disculpan, tengo asuntos legales de los que ocuparme.

Thornhill intento pasar por delante de Lee, pero el investigador privado se incorporo y le cerro el paso.

– A no ser que haga algo ahora mismo, senor presidente -le advirtio Thornhill a Ward-, me vere obligado a llamar a la policia por el telefono movil. Dudo mucho que le interese que todo esto salga en las noticias de la noche.

– Puedo demostrar todo lo que he dicho -asevero Buchanan.

– ?Como? -grito Thornhill- ?Con la estupida cinta con la que me amenazo anoche? Si la tiene, ensenela. Aun asi, contenga lo que contenga, es obvio que es falsa.

Buchanan abrio un maletin que descansaba sobre la mesa situada frente a el. En lugar de una cinta de audio, extrajo una de video y se la entrego a uno de los ayudantes de Ward.

Todos los presentes observaban atentamente. Otro auxiliar empujo un televisor, con reproductor de video incorporado, hasta una esquina de la sala para que todos vieran la pantalla. El ayudante tomo la cinta y la introdujo en el video, apreto un boton del mando a distancia y se aparto.

En la pantalla se veia a Lee y a Buchanan saliendo del estudio de Thornhill. Luego Thornhill descolgaba el auricular, vacilaba, y, al cabo de unos instantes, extraia otro telefono de uno de los cajones del escritorio. Hablo ansiosamente. Toda la sala escucho la conversacion de la noche anterior. El plan de chantaje, el asesinato del agente del FBI, la orden de acabar con Buchanan y Lee Adams. La expresion triunfal que ilumino su rostro al colgar el telefono contrastaba enormemente con la que tenia en esos momentos.

La pantalla se oscurecio, pero Thornhill continuo mirandola, con la boca un tanto abierta y moviendo los labios, aunque sin llegar a articular palabra alguna. El maletin, repleto de documentos importantes, cayo al suelo, olvidado.

Ward golpeo el microfono con la pluma, sin apartar los ojos de Thornhill. Si bien el semblante del senador traslucia cierta satisfaccion, el horror se hallaba mas patente aun; aquellas imagenes parecian haberle revuelto el estomago.

– Supongo que, dado que ha admitido que estos hombres estuvieron anoche en su casa, ahora no alegara que esta prueba es falsa -dijo Ward.

Danny Buchanan permanecia sentado, con la cabeza agachada. Su cara destilaba una mezcla de alivio y tristeza asi como un gran cansancio. Saltaba a la vista que el tambien habia tenido bastante.

Lee miro a Thornhill de hito en hito. La otra tarea que habia realizado la noche anterior en casa del hombre de la CIA habia sido relativamente sencilla. Se habia valido de la tecnologia PLC, la misma que Thornhill habia empleado para colocar microfonos ocultos en la casa de Ken Newman. Se trataba de un sistema inalambrico con un microfono de 2,4 gigahercios, camara oculta y antena instalados en un dispositivo que se asemejaba al detector de humo del estudio de Thornhill y que de hecho funcionaba como tal ademas de constituir un equipo de vigilancia. Se alimentaba de la corriente electrica de la casa y ofrecia una inmejorable calidad de video y audio. Thornhill habia evitado las conversaciones comprometedoras fuera de su casa, pero nunca se le habia ocurrido que hubieran colocado una especie de caballo de Troya en el interior de su residencia.

– Estoy dispuesto a declarar en el juicio -dijo Danny Buchanan. Se puso en pie, se volvio y se dirigio hacia el pasillo.

Lee poso una mano sobre el hombro de Thornhill.

– Perdon -dijo cortesmente. Thornhill sujeto con fuerza el brazo de Lee.

– ?Como lo hiciste? -pregunto Thornhill.

Lee se solto lentamente y fue al encuentro de Buchanan. Los dos hombres abandonaron la sala con toda tranquilidad.

57

Un mes despues de que Buchanan prestara declaracion ante la comision de Ward, Robert Thornhill descendio por los escalones del juzgado federal de Washington, dejando atras a sus abogados. Lo aguardaba un coche; entro. Tras haber pasado cuatro semanas entre rejas, se le habia concedido la libertad bajo fianza. Tenia que volver al trabajo. Habia llegado la hora de la venganza.

– ?Han contactado con todos? -pregunto Thornhill al conductor.

El hombre asintio.

– Ya estan alli. Esperandole.

– ?Y Buchanan y Adams?

– Buchanan esta en el programa de proteccion de testigos, pero tenemos varias

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