pistas. Adams esta al descubierto; se le puede eliminar en cualquier momento.

– ?Lockhart?

– Muerta.

– ?Seguro?

– No hemos llegado a desenterrar el cuerpo, pero todo apunta a que murio en el hospital de Carolina del Norte. Thornhill se recosto en el asiento, suspirando.

– Mejor para ella.

El coche entro en un aparcamiento y Thornhill se apeo del vehiculo. Acto seguido, entro en una furgoneta que lo esperaba; se alejo del aparcamiento y tomo la direccion contraria. Thornhill queria asegurarse de que no lo siguiera nadie del FBI.

Al cabo de cuarenta y cinco minutos, llego al pequeno y abandonado centro comercial. Entro en el ascensor y descendio a varias decenas de metros bajo tierra. Cuanto mas bajaba, mejor se sentia. La idea le divertia.

Las puertas se abrieron y salio del ascensor hecho una furia. Todos sus colegas se encontraban alli. Su silla, a la cabecera de la mesa, permanecia vacia. Su leal camarada, Phil Winslow, estaba sentado a su derecha. Thornhill esbozo una sonrisa. De vuelta al trabajo, preparado para todo.

Tomo asiento y miro en torno a si.

– Enhorabuena por la libertad bajo fianza, Bob -dijo Winslow.

– Cuatro semanas tarde -repuso Thornhill amargamente-. Creo que la Agencia necesita renovar a sus asesores legales.

– Bueno, esa grabacion de video era muy perjudicial -dijo Aaron Royce, el joven que se habia enfrentado a Thornhill en la reunion anterior-. Lo cierto es que me sorprende que te hayan dejado salir. Y, sinceramente, me asombra que la Agencia estimara conveniente facilitarte un abogado.

– Por supuesto que era perjudicial -replico Thornhill con desden-. Y la Agencia me facilito un abogado por lealtad. No olvida a los suyos. Por desgracia, sin embargo, eso significa que tengo que desaparecer. Los abogados consideran que nos queda una baza si suprimimos la cinta de video, pero creo que todos coincidimos en que, a pesar de las deficiencias tecnicas y legales, el contenido de la cinta era demasiado detallado como para permitirme permanecer en mi cargo.

Thornhill parecia abatido. Su carrera habia llegado a su fin, pero no como habia planeado. Sin embargo, sus rasgos recobraron rapidamente su dureza habitual; su determinacion volvio a fluir como el petroleo de un pozo rebosante. Echo un vistazo alrededor con expresion triunfal.

– Pero seguire dirigiendo la batalla desde lejos -prosiguio-. Y ganaremos la guerra. Veamos, Buchanan ha pasado a la clandestinidad, pero Adams no. Seguiremos el camino mas facil. Adams primero. Luego Buchanan. Quiero a alguien en la oficina del jefe de policia. Alli tenemos contactos. Encontramos al bueno de Danny y acabamos con su vida. Tambien quiero asegurarme de que Faith Lockhart no esta viva. -Se volvio hacia Winslow-. ?Mis documentos para viajar estan listos, Phil?

– En realidad no, Bob -respondio Winslow despacio.

Royce miro a Thornhill de hito en hito.

– Esta operacion nos ha costado demasiado -dijo-. Tres agentes mueren. A ti te condenan. La Agencia esta patas arriba. El FBI se ha convertido en nuestra sombra. Es un desastre absoluto.

Thornhill se percato de que todos los presentes, Winslow incluido, lo observaban con cara de pocos amigos.

– Saldremos de esta, no os quepa la menor duda -afirmo Thornhill en tono alentador.

– Estoy seguro de que nosotros si saldremos de esta -dijo Royce con energia.

Royce comenzaba a sacar a Thornhill de sus casillas. Tendria que acallarlo, pero decidio que, por el momento, haria caso omiso de sus comentarios.

– El maldito FBI -se lamento Thornhill-. Oculto microfonos en mi casa. ?Es que ellos no tienen que respetar la Constitucion?

– Menos mal que no mencionaste mi nombre durante aquella llamada telefonica -dijo Winslow.

Thornhill contemplo de nuevo a su amigo, asombrado por el peculiar tono que habia empleado.

– En cuanto a mis documentos… Deberia salir del pais lo antes posible.

– No sera necesario, Bob -le informo Royce-. Y, sinceramente, a pesar de tus constantes ataques de furia para demostrar lo contrario, manteniamos una buena relacion de trabajo con el FBI hasta que lo jodiste todo. Hoy dia la cooperacion resulta esencial. Las batallitas campales perjudican a todos. Nos convertiste en dinosaurios y ahora nos arrastras al fango en tu caida.

Thornhill le clavo una mirada exasperada y luego se volvio hacia Winslow.

– Phil, no tengo tiempo para esto. Ocupate de el.

Winslow tosio nerviosamente.

– Me temo que esta en lo cierto, Bob.

Por unos instantes, Thornhill se quedo petrificado; luego recorrio el recinto con la vista antes de replicar a Winslow.

– Phil, quiero los documentos y proteccion, y lo quiero ahora. Winslow hizo una senal con la cabeza a Royce.

Aaron Royce se incorporo. No sonrio ni se mostro triunfal. Tal y como le habian ensenado.

– Bob -dijo-, ha habido un cambio de planes. Ya no necesitaremos tu ayuda en este asunto.

Thornhill enrojecio de ira.

– ?De que cono estas hablando? Yo dirijo esta operacion. Y quiero a Buchanan y a Adams muertos. ?Ya!

– No habra mas asesinatos -asevero Winslow-. No moriran mas personas inocentes -agrego en voz baja. Se puso en pie-. Lo siento, Bob, de veras que lo siento.

Thornhill le clavo la mirada y comenzo a comprender lo que sucedia. Phil Winslow habia sido su companero en Yale, su hermano en la fraternidad. Los dos habian pertenecido a Skull amp; Bones. Winslow habia sido su padrino de bodas. Habian sido amigos toda la vida. Toda la vida.

– ?Phil? -dijo Thornhill cautelosamente.

Winslow hizo senas a los otros hombres para que se levantaran. Todos se dirigieron hacia el ascensor.

– ?Phil? -repitio Thornhill, con la boca seca.

Cuando el grupo llego al ascensor, Winslow volvio la vista.

– No podemos permitir que esto siga adelante. No podemos ir a juicio ni dejar que te escabullas. Te buscaran hasta encontrarte. Tenemos que acabar con esto, Bob.

Thornhill hizo ademan de ponerse en pie.

– Entonces podemos amanar mi muerte. Mi suicidio.

– Lo siento, Bob -repuso Winslow-. Tenemos que acabar con esto de una vez por todas y de forma honesta.

– ?Phil! -grito Thornhill-. ?Por favor!

Los hombres entraron en el ascensor y Winslow miro a su amigo por ultima vez.

– A veces los sacrificios son necesarios, Bob. Lo sabes mejor que nadie. Por el bien del pais.

Las puertas del ascensor se cerraron.

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