Se quito la camiseta, se zambullo en la piscina y nado tres largos a ritmo rapido. Sus brazadas cortaron el agua con fuerza y cuando acabo de nadar, se sento otra vez en el borde. Cogio la toalla y se la puso sobre los hombros. El aire de la noche era fresco y cada gota de agua era como un cubito contra la piel. Miro una vez mas el cielo. Ni un mural a la vista. Pero tampoco estaba Kate.
Pensaba en volver al apartamento para dormir un rato cuando volvio a oir el chirrido de la puerta. Frank que se habia olvidado algo. Echo una ojeada. Por unos segundos se quedo inmovil. Permanecio sentado con la toalla sobre los hombros con miedo de hacer ningun ruido. Lo que sucedia quiza no era real. Otro sueno que se esfumaria con el alba. Por fin, se levanto lentamente y camino hacia la puerta.
En la calle, Seth Frank permanecio junto a su coche durante unos momentos para admirar la belleza de la noche; olio el aire que recordaba mas a una primavera lluviosa que a un verano humedo. No seria demasiado tarde cuando llegara a casa. Quiza la senora Frank querria ir al Dairy Queen del barrio. Los dos solos. Le habian recomendado mucho los cucuruchos banados en caramelo. Seria magnifico para acabar el dia. Subio al coche.
Como padre de tres, Seth Frank sabia lo hermoso que era vivir. Como detective de homicidios habia aprendido que un bien preciado como la vida podia ser destrozado con la mayor brutalidad. Miro por un instante hacia la azotea del edificio y sonrio mientras arrancaba. Pero eso era lo mejor de estar vivo. Hoy quiza las cosas no iban bien. Pero manana habria la posibilidad de arreglarlas.
Agradecimientos
A Jennifer Karas, por ser una amiga estupenda, una partidaria ferviente, y volver a poner la pelota en juego cuando hacia falta. A Karen Spiegel, mi mayor fan en la costa Oeste, que haya muchas grandes peliculas y pequenas estatuillas en tu futuro. A Jim y Everne Spiegel, por todo el apoyo y aliento.
A Aaron Priest, el hombre que me saco de la oscuridad, mi amigo y agente de por vida, y encima un tipo encantador. Y a su ayudante, Lisa Vance, que respondio con diligencia a cada una de mis preguntas, por descabelladas que fueran. Y a la editora de Priest Agency, Frances Jalet-Miller, cuyas observaciones y meditados comentarios me hicieron profundizar en los personajes y de paso mejorar el libro.
A mi editora, Maureen Egen, por convertir mi primera experiencia como escritor en algo tan indoloro y gratificante. Y a Larry Kirshbaum que vio algo en estas paginas y cambio mi vida para siempre.
A Steven Wilmsen, un colega escritor, que sabe muy bien lo dificil que es, y que en todo momento me dio buenos consejos y todo elaliento del mundo. Muchas gracias, amigo mio.
A Steve y Mary Jennings, por los consejos tecnicos, la documentacion, y por ser los mejores amigos que cualquiera puede desear.
A Richard Marvin y Joe Barry, por la asesoria tecnica en sistemasde seguridad.
Y a Art, Lynette, Ronni, Scott y Randy por todo su afecto y apoyo. Aqui, las palabras ya me fallan.
