Maine, tenian que haber quedado cientos de toneladas de restos profundamente hundidos en el barro, haciendo que la estatua fuese casi imposible de encontrar. El detector de metales mas perfeccionado del mundo no puede descubrir un objeto particular en un deposito de chatarra.

– Asi pues, la estatua yacera ahi abajo para siempre -dijo Sandecker-. A menos que algun dia llegue alguien y drague la mitad del puerto hasta encontrarlo.

– Tal vez no -dijo reflexivamente Pitt dando vueltas en su mente a algo que solamente el podia ver-. Raymond LeBaron era un hombre muy astuto. Era tambien un profesional en operaciones de salvamento. Creo que sabia perfectamente lo que estaba haciendo.

– ?Que quiere decir? -pregunto Sandecker.

– Arrojo la estatua por la borda, en esto estoy de acuerdo. Pero apuesto a que la bajo muy despacio y en posicion vertical, de manera que, cuando llegase al fondo, se mantuviese de pie.

Giordino miro hacia la cubierta.

– Podria ser -dijo lentamente-. Podria ser. ?Que altura tiene?

– Unos dos metros y medio, incluido el pedestal.

– Treinta anos para que tres toneladas de metal se hundan en el barro… -murmuro Sandecker-. Es posible que todavia sobresalgan tres palmos de la estatua del fondo del puerto.

Pitt sonrio distraidamente.

– Lo sabremos en cuanto Al y yo nos hayamos sumergido y hayamos hecho un plan para la busqueda.

Como obedeciendo a un consigna, todos callaron y miraron por encima de la borda el agua cubierta de una capa de petroleo y cenizas, oscura y sigilosa. Desde alguna parte de las siniestras profundidades verdes, La Dorada les estaba llamando.

80

Pitt estaba de pie en cubierta, con todo su equipo de submarinista, y observaba las burbujas que subian de lo hondo y estallaban en la superficie. Miro su reloj, calculando el tiempo. Giordino estaba desde hacia casi cincuenta minutos a una profundidad de quince metros. Siguio observando las burbujas y vio que viajaban gradualmente en circulo. Sabia que Giordino tenia aire suficiente para una vuelta mas de trescientos sesenta grados alrededor de la cuerda de seguridad sujeta a una boya a unos treinta metros de distancia del barco.

La pequena tripulacion de cubanos reclutados por Sandecker estaba silenciosa. Pitt miro a lo largo de la cubierta y vio que estaban alineados junto a la barandilla, detras del almirante, contemplando como hipnotizados el brillo de las burbujas.

Pitt se volvio a Jessie, que estaba de pie a su lado. No habia dicho una palabra ni se habia movido desde hacia cinco minutos, tenso el semblante por una concentracion profunda y brillandole los ojos de excitacion. Estaba entusiasmada, previendo que una leyenda se convertiria en realidad. Entonces grito de pronto:

– ?Mira!

Una forma oscura subio del fondo entre una nube de burbujas, y la cabeza de Giordino salio del agua cerca de la boya. Se volvio sobre la espalda y nado agitando facilmente las aletas hasta llegar a la escalera. Entrego el cinturon de plomo y los dos botellones de aire antes de subir a cubierta. Se quito la mascara y escupio sobre la borda.

– ?Como te ha ido? -pregunto Pitt.

– Bien -respondio Giordino-. Esta es la situacion. He dado ocho vueltas alrededor del punto donde esta anclada la cuerda de la boya. La visibilidad es de mas o menos un metro. Tal vez tengamos suerte. El fondo es una mezcla de arena y barro; por consiguiente, no es muy blando. Es posible que la estatua no se haya hundido al punto que quede cubierta su cabeza.

– ?La corriente?

– Aproximadamente de un nudo. Se puede soportar.

– ?Algun obstaculo?

– Unos pocos restos y pedazos enmohecidos de metal sobresalen del fondo, por lo que debes tener cuidado de que no se enganche tu cuerda de distancia.

Sandecker se planto detras de Pitt e hizo una ultima comprobacion de su equipo. Pitt paso por una abertura de la barandilla e introdujo la boquilla del regulador del aire entre sus dientes.

Jessie le dio un suave apreton en el brazo, a traves del traje impermeable.

– Suerte -dijo.

El le hizo un guino a traves de la mascara y dio un largo paso al frente. La brillante luz del sol fue difundida por un subito estallido de burbujas cuando se sumergio en el verde vacio. Nado hasta la boya e inicio el descenso. La cuerda trenzada de nylon amarillo parecio desvanecerse a los pocos metros en la opaca oscuridad.

Pitt la siguio cuidadosamente, tomandose tiempo. Se detuvo una vez para aclararse los oidos. Menos de un minuto mas tarde, el fondo parecio levantarse bruscamente hacia el, al encuentro de su mano extendida. Pitt se detuvo de nuevo para ajustar su chaleco compensador de flotacion y comprobar su reloj para el tiempo y la brujula para la direccion, asi como la valvula de presion del aire. Entonces tomo la cuerda de distancia que Giordino habia sujetado con un clip a la de descenso y se movio a lo largo del radio.

Despues de nadar unos ocho metros su mano establecio contacto con un nudo que habia hecho Giordino en la cuerda para medir el perimetro de su ultima vuelta. A poca distancia descubrio Pitt una estaca de color naranja clavada en el fondo y que marcaba el punto de partida de su trayecto circular. Entonces avanzo otros dos metros, tenso la cuerda e inicio su vuelta, captando con la mirada lo que podia verse a un metro de distancia en ambos lados.

Aquel trozo de mar estaba desierto, sin vida, y olia a productos quimicos. Pitt paso por encima de colonias de peces muertos, aplastados por la onda expansiva del petrolero al estallar. Sus cuerpos rodaban sobre el fondo a impulso de la corriente, como hojas agitadas por una suave brisa. Habia sudado dentro de su traje impermeable bajo el sol en el barco, y ahora estaba sudando dentro de el a quince metros debajo de la superficie. Podia oir el ruido de las barcas de salvamento que cruzaban el puerto de un lado a otro, los estampidos de sus tubos de escape y el cavitacion de las helices, aumentado todo ello por la densidad del agua.

Metro a metro, escruto el fondo desnudo hasta que hubo completado todo un circulo. Llevo la estaca mas afuera y empezo otro trayecto circular en direccion contraria.

Los submarinistas experimentan a menudo una gran impresion de soledad cuando nadan sobre un desierto subacuatico donde nada pueden ver mas alla del alcance de la mano. El mundo real habitado por personas, a menos de veinte metros de distancia en la superficie, deja de existir. Experimentan un descuidado abandono y una indiferencia por lo desconocido. Su percepcion se deforma y empiezan a fantasear.

Pitt no sentia nada de esto, salvo, tal vez, un toque de fantasia. Estaba como embriagado por la busqueda y tan absorto en contemplar la ambicionada estatua en su mente, lanzando destellos dorados y verdes, que casi le paso inadvertida una forma vaga que se destacaba en la penumbra a su derecha.

Agitando rapidamente las aletas, nado en su direccion. Era un objeto redondo, en parte enterrado. Los tres palmos que sobresalian del limo estaban revestidos de cieno y de algas que ondeaban con la corriente.

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