Clive Cussler
Cyclops
Titulo original: Cyclops
Traduccion: Jose Ferrer Aleu
Prologo
Al
Soplaba una ligera brisa del sudeste que apenas hacia ondear la bandera americana en la popa. A las tres y media de la manana, la mayoria de tripulantes que no estaban de servicio y de pasajeros estaban durmiendo. Unos pocos incapaces de conciliar el sueno bajo el calor opresivo de los vientos alisios, se hallaban en la cubierta superior, apoyados en la barandilla y observando como la proa del barco silbaba y se alzaba sobre las encrespadas olas. Parecia que habia mar de fondo debajo de la suave superficie, y que se acumulaban fuerzas poderosas en lo profundo del mar.
Dentro de la caseta del timon del
Empujado por una corriente favorable, el sobrecargado barco carbonero navegaba a solamente nueve nudos. Sus maquinas necesitaban urgentemente ser reparadas y ahora solo funcionaba la de babor. Poco despues de zarpar de Rio de Janeiro, la de estribor se habia averiado y el jefe de maquinas habia informado de que no podria repararse hasta que llegasen a puerto, en Baltimore.
El teniente Church habia ascendido a fuerza de trabajo hasta el grado que desempenaba. Era un hombre delgado, de cabellos prematuramente grises, pues le faltaban unos meses para cumplir los treinta. Habia sido destinado a muchos barcos diferentes y habia dado cuatro veces la vuelta al mundo. Pero el
Al salir del puerto de origen, un marinero que habia caido por encima de la borda fue hecho trizas por la helice de babor. Despues se produjo una colision con el crucero
Sus tenebrosos pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de unas fuertes pisadas a su espalda. Se volvio y se puso en tension al entrar el capitan por la puerta de la caseta.
El capitan de corbeta George Worley parecia un personaje salido de
Con un grunido como saludo, Worley se acerco y golpeo el barometro con uno de sus gruesos nudillos. Observo la aguja y asintio con la cabeza.
– No esta mal -dijo, con ligero acento aleman-. Parece que hara buen tiempo durante las proximas veinticuatro horas. Con un poco de suerte sera una navegacion tranquila, al menos hasta que las pasemos moradas al cruzar por delante del cabo Hatteras.
– Todos los barcos lo pasan mal en el cabo Hatteras -dijo secamente Church.
Worley entro en el cuarto de mapas y miro la linea trazada a lapiz que mostraba el rumbo y la posicion aproximada del
– Altere el rumbo cinco grados al norte -dijo al volver a la caseta del timon-. Bordearemos el Great Bahama Bank.
– Estamos ya a veinte millas al oeste del canal principal -dijo Church.
– Tengo mis razones para evitar las rutas maritimas -dijo bruscamente Worley.
Church hizo una sena con la cabeza al timonel, y el
– No me gusta el aspecto del mar -dijo Church-. El oleaje empieza a hacerse un poco fuerte.
– No es extrano en estas aguas -replico Worley-. Nos estamos acercando a la zona en que la corriente Ecuatorial del Norte se encuentra con la corriente del Golfo. A veces he visto la superficie tan lisa como un lago seco del desierto, y otras, con olas de siete metros de altura; pero son olas largas y suaves que se deslizan por debajo de la quilla.
Church iba a decir algo, pero callo, escuchando. Un ruido de metal rozando contra metal resono en la caseta del timon. Worley actuo como si no hubiese oido nada, pero Church se dirigio