declaracion por escrito. Rita Anderson, en cambio, podia plantearles problemas. No tenia documentos, y dado que Pitt y Gunn no deseaban explicar su presencia a bordo, Renee la habia atado y amordazado y luego junto a Giordino la habia encerrado en un armario de la sala de maquinas. Los agentes hicieron una inspeccion de compromiso, y no quisieron mancharse sus impecables uniformes en la sala de maquinas despues de haber visto a Giordino, que rememoraba a James Dean tras el estallido del pozo de petroleo en
Dodge espero a que se marcharan los agentes para dirigirse a Pitt.
– ?Por que tratamos a la senora Anderson como si fuese una criminal y la tenemos prisionera? A su marido lo asesinaron y los piratas se hicieron con su yate.
– Esa mujer no es lo que crees -le respondio Renee escuetamente.
Pitt observo a los agentes mientras subian a un Land Rover y salian del embarcadero para seguir por un camino enfangado por ia lluvia.
– Renee tiene razon. La senora Anderson no es una victima. Esta metida hasta las orejas en asuntos a cual mas turbio. El almirante Sandecker se ha puesto en contacto con las autoridades de Costa Rica, quienes han aceptado ponerla bajo custodia y realizar una investigacion. Llegaran en cualquier momento.
Renee se acerco a la escalerilla para ir al camarote.
– Sera mejor que prepare a la princesa para que la encarcelen.
No habia acabado de desaparecer de la vista cuando un hombre se acerco caminando con paso energico. Jack McGee era un hombre de rostro rubicundo a punto de cumplir los cincuenta. No habia una sola cana en sus cabellos rubios, ni en su bigote a lo Wyatt Earp. Los ojos color castano rojizo, muy separados, le daban el aspecto de un animal siempre atento a la presencia de un depredador. Vestia un pantalon corto azul marino, una camisa estampada y una vieja gorra de oficial que parecia de la Segunda Guerra Mundial.
Gunn salio a su encuentro y se dieron la mano antes de abrazarse.
– Jack, muchacho, pareces diez anos mas viejo cada vez que nos encontramos.
– Eso es porque nos vemos cada diez anos -replico McGee, con voz de bajo.
Gunn se encargo de las presentaciones. Giordino se limito a saludar desde la escotilla de la sala de maquinas.
– Le queda por conocer a alguien mas de la tripulacion: Renee Ford. Ahora mismo esta ocupada con un pequeno asunto.
McGee sonrio con aire comprensivo.
– ?La visitante inesperada?
– Asi es -dijo Gunn-. Rita Anderson, la mujer que te mencione cuando hablamos para avisarte de que vendriamos.
– El inspector Gabriel Ortega es un viejo amigo. Os pedira que vayais a la comisaria para hacer una declaracion, pero creo que sera tan cortes y considerado como de costumbre.
– ?Teneis piratas en estas aguas? -pregunto Pitt.
McGee se echo a reir al tiempo que sacudia la cabeza vigorosamente.
– No los hay en Costa Rica, pero crecen como la mala hierba hacia el norte, en Nicaragua.
– ?Por que alli y no aqui?
– Costa Rica es el pais que mas destaca en Centroamerica. Su nivel de vida esta por encima de la mayoria de las otras naciones hispanoamericanas. Aunque su economia es en gran parte agricola, el turismo es una industria en constante crecimiento, y ademas exporta articulos de electronica y microprocesadores. En cambio, Nicaragua ha pasado por una etapa revolucionaria de treinta anos que dejo en ruinas las infraestructuras. Cuando finalmente consiguieron un gobierno estable, la mayoria de los rebeldes, que no tenian mas arte y oficio que el de la guerra de guerrillas, se negaron a convertirse en agricultores o a desempenar otros trabajos de menor categoria. Descubrieron que era mucho mas rentable dedicarse al narcotrafico. Eso los llevo a convertirse en piratas, dado que tuvieron que construir una flota de barcos para transportar la cocaina.
– ?Has escuchado algun rumor referente al legamo marron?
McGee sacudio la cabeza para expresar su negativa.
– Solo que aparece al norte y al este en el Caribe. Entre los piratas, los barcos desaparecidos y la contaminacion, la industria pesquera nicaraguense se ha hundido. -McGee se interrumpio y se quito la gorra cuando un oficial de policia bajo desde la casa y entro en el embarcadero-. Ah, Gabriel, ya estas aqui.
– Jack, viejo amigo… -respondio Ortega-. ?En que nuevo lio te has metido ahora?
– Yo no -replico McGee alegremente-. Son mis amigos de los Estados Unidos.
Aunque no habia dudas de que era un latinoamericano, Ortega se parecia a Hercule Poirot, el detective creado por Agatha Christie: los mismos cabellos negros peinados con gomina, un bigotillo perfectamente recortado, y unos ojos castanos de mirada amable pero que no dejaban escapar detalle. Hablaba ingles con muy leve acento. Cuando sonrio se vieron por un momento sus dientes, de un blanco puro.
– El almirante Sandecker me comunico su situacion. Espero que tengan la bondad de ofrecerme un informe detallado de sus aventuras con los piratas.
– Cuente con ello, inspector.
– ?Donde esta la mujer que rescataron del barco pirata?
– En uno de los camarotes. -Pitt fruncio el entrecejo, preocupado. Miro a Giordino-. Al, ?por que no bajas y averiguas que retiene a Renee y a nuestra invitada?
Giordino se limpio las manos con un trapo ronoso sin hacer comentarios y bajo la escalerilla. Reaparecio en menos de un minuto, con el rostro contraido por la ira y los ojos negros que echaban chispas.
– Rita ha desaparecido y Renee esta muerta -informo a los demas-. Asesinada.
26
Durante aquellos primeros instantes de asombro, todos permanecieron inmoviles, incapaces de reaccionar. Miraron a Giordino pasmados, sin comprender lo que habia dicho.
Tardaron otros cinco segundos en aceptar la verdad. Entonces Dodge exclamo:
– ?Que has dicho?
– Renee esta muerta -repitio Giordino sencillamente-. Rita la asesino.
Pitt se sacudio de colera.
– ?Donde esta? -pregunto.
– ?Rita? -En el rostro de Giordino se reflejaba la expresion de alguien que acaba de despertar de una horrible pesadilla-. Se ha largado.
– Imposible. ?Como ha podido escapar del barco sin ser vista?
– Pues aqui no esta -afirmo Giordino.
– ?Puedo ver el cuerpo? -pregunto Ortega, con el tono calmo del profesional.
Pitt ya estaba bajando la escalerilla, y estuvo a punto de arrollar a Giordino, que se aparto bruscamente.
– Por aqui, inspector. Las mujeres estaban en mi camarote.
A Pitt le remordia la conciencia por no haberse dado cuenta de que Rita era una mujer capaz de cometer un asesinato. Se maldijo por no haber acompanado a Renee, por haberla enviado sola a ocuparse de su asesina.
– Oh, no -exclamo.
Renee, desnuda, estaba tendida en la cama con las piernas juntas y los brazos extendidos para formar una cruz. La imagen del logo de Odyssey, el caballo blanco celta de Uffington, aparecia dibujada en su vientre.
Rita se comporto docilmente cuando Renee le quito las ligaduras de las munecas. Sin embargo, cuando Renee, sin pensar en absoluto que su vida estaba en peligro con cinco hombres a menos de tres metros de distancia, se agacho para cortar la cinta adhesiva de las piernas y los tobillos de Rita, la arpia unio las manos y las descargo como si fuesen un martillo contra la nuca de la cientifica. Renee se desplomo sin emitir ni un sonido.
Despues le quito las prendas, la tendio sobre la cama y apreto una almohada contra su rostro. No hubo