Isabella se nego a retroceder. Su pulso corria, su corazon palpitaba. El era el hombre mas guapo e imponente que habia visto nunca. Tan cerca era mesmerizante, y solo mirarle le robaba el aire. Podia ver las terribles cicatrices que habian devastado la mejilla izquierda, pero tambien podia ver la absoluta perfeccion de su cuerpo masculino, y su apuesta cara. Isabella arrastro el aire hasta sus pulmones, luchando por no levantar la mano y acunar las cicatrices en su palma.
– Si,
– ?Tu intencion, entonces, es desafiarme?
Pelear con el habria sido mucho mas facil si el no hubiera estado mirando fijamente su boca con tan evidente fascinacion.
– Ofreci una vida de leal servitumbre a cambio del rescate del
– Aun no me has perdonado -observo el atentamente-. Yo creia que habiamos prescindido de tu opinion desfavorable sobre mi.
El estaba tan cerca, deseo tocar su boca tentadora. Su pelo era una tentacion enteramente diferente, pero estaba decidida a igualarle mirada con mirada. Se las arreglo para hablar con su tono mas arrogante.
– No he visto nada en mi comportamiento que le induciria a creer eso. Fui simplemente cortes, como dicta la buena educacion.
– ?De veras? -La voz de el era baja, una ceja alzada. Sonrio hacia ella entonces. Una sonrisa sabedora, autosatisfecha y maliciosa. Cambio su cara completamente, alejando las sombras y las profundas lineas. Parecia joven, guapo y sensualmente atractivo. El aliento se le quedo atascado a Isabella en los pulmones, y su corazon dejo de latir. Solo pudo mirar impotentemente hacia el.
Nicolai simplemente extendio el brazo, casi en un movimiento lento, su palma rodeando lentamente la nuca de ella. Su mano era grande y caliente contra la piel, envolviendose alrededor de la esbelta columna haciendo que sus dedos yacieran contra la vulnerable garganta.
El fuego recorrio su cuerpo ante el toque de los labios de el sobre los suyos. Cada musculo se tenso firmemente. El calor florecio bajo y pecaminoso en su estomago y se extendio para igualar las llamas que corrian a traves de su sangre. Los labios se movieron contra los suyos, una lenta tentacion a los sentidos, despertandola a un mundo de sensualidad. Los dientes de el le mordisquearon el labio inferior, una incitacion que no pudo resistir. Abrio la boca para el. Le abrio su corazon. El se deslizo dentro, masculino, posesivo, un fuego y un ciclon que la consumieron. Sus rodillas realmente se debilitaron, y sus dedos aferraron la mesa de marmol en busca de un ancla mientras la tormenta rabiaba a traves de ella. El calor liquido se extendio, una dolorosa necesidad, enroscandose y palpitando dentro de ella.
Isabella se alejo bruscamente de el, horrorizada por su propio comportamiento, sorprendida de haber deseado lanzarse a sus brazos. Era muy conciente de que estaban solos en una habitacion, lejos de todos los demas. La puerta estaba cerrada, y las velas emitian un magra luz. Ella llevaba solo un vestido ligero y una bata. Su pelo caia por la espalda de modo caprichoso y salvaje. Le deseaba con una desesperacion que nunca antes habia conocido.
Luchando por controlar su respiracion, Isabella bajo sus pestanas para velar la expresion de sus ojos. Aparto la vista de el, incapaz de encontrar la intensidad del puro deseo que ardia en su mirada ambar. Bajo la vista al enorme tomo con su elaborada escritura, despues al marmol pulido… cualquier sitio para evitar sus penetrantes ojos. Su mirada volvio a caer en el dorso de la mano de el, donde estaba apoyandola sobre la mesa. Solo que era una enorme pata. La pata mas grande que habia visto nunca. Intrigada, Isabella se inclino mas cerca para inspeccionar las cinco garras retractiles como garfios. La piel era oscura y suave. Sin pensarlo conscientemente rozo una caricia sobre la piel, enterrando los dedos en su riqueza. La textura parecia real y mas hermosa de lo que habia imaginado. Asombrada, levanto la mirada para encontrar los ojos extranamente coloreados de Nicolai. Al instante comprendio que estaba sujetando la mano de el sobre la mesa, todavia inmersa en su extrana ilusion, sus dedos acariciando la piel de el.
El calor se arrastro hacia arriba por su cuello e inundo su cara. Aparto la mano de un tiron y la acuno contra ella, manteniendo la calidez de la piel de el contra su corazon.
– Lo siento,
– Si volvieras a estar de acuerdo en convertirte en mi novia, Isabella -dijo Nicolai suavemente, su voz susurraba a lo largo de la piel de Isabella como un ronroneo-, entonces no habria necesidad de sentirse avergonzada de mostrar afecto.
Ella alzo la barbilla, arqueando una ceja oscura hacia el.
– ?Mostrar afecto? Siento no estar de acuerdo con usted, signore. Eso fue simplemente curiosidad; me sobrecoge en los momentos mas inoportunos. Un pequeno defecto que hago lo que puedo por dominar.
Una sonrisa tiro de los duros bordes de la boca de el.
– Curiosidad, ?eso era? Espero haberla satisfecho, pero estaria mas dispuesto a continuar con el experimento si estuvieras de acuerdo en convertirte en mi esposa.
– Aprecio su sacrificio -dijo Isabella, sus ojos chispeaban de risa-. Por lo que respecta a estar de acuerdo con ser su esposa, ya lo hice una vez y fui tratada abominablemente -Hizo un intento de parecer patetica-. Como soy una mujer, debil y mas bien nerviosa…
– Ah, ?del tipo que se desmaya? -aporto Nicolai servicialmente.
– Si -mintio ella-. No estoy segura de que mis pobres nervios pudieran soportar la tension de semejante marido.
El se froto la mandibula ensombrecida pensativamente.
– Debo confesar que no te consideraba… nerviosa. Aun asi, creo que podremos sortear el problema si somos cuidadosos.
El parecia tan joven y guapo, tan absolutamente tentador, Isabella sintio una curiosa sensacion en la region del corazon. La tentaba de tantas maneras. Se sentia como una polilla atraida hacia las llamas.
– ?Hay un numero especifico de veces que tiene intencion de conducirme fuera del
Nicolai se paso una mano descuidadamente por el pelo. Inesperadamente, se sobresalto y rapidamente dejo caer el brazo a su costado.
– Creo que una vez fue suficiente, Isabella. Estoy seguro de que no ocurrira de nuevo.
– Esta herido -Ella se apresuro alrededor de la mesa y le cogio el brazo-. Dejeme ver.
Nicolai se quedo complemente inmovil ante el tacto de los dedos de ella.
– ?Es esto lo que quieres, Isabella? ?Es posible que averigues cosas sobre mi que podrias no desear saber?
– Ya se cosas sobre usted que no deseo saber -Sus ojos sonrieron hacia el, suaves y generosos aunque un poco timidos.
Nicolai extendio la mano, enmarcandole la cara gentilmente, sus pulgares se deslizaron sobre la piel con exquisita ternura.
– No has empezado a conocerme, Isabella. Yo no merezco que me mires con semejante expresion en tus hermosos ojos. Te estoy arrastrando a un mundo de peligro donde nunca sabras quien es amigo o enemigo. Me desprecio por ser tan egoista y cobarde que no puedo dejarte escapar.
– Bueno, por supuesto que no me merece,
– ?Funciona? -Su voz susurro sobre la piel de ella. Se inclino mas cerca de forma que ella olio una salvaje y masculina fragancia, y la calidez del cuerpo de el la envolvio. Se encontro cayendo en las profundidades de sus extranos ojos, hipnotizada y perpleja por un inesperado anhelo que la congelo, presionando una mano sobre su sobresaltado estomago.
Se inclino hacia ella, su mirada manteniendola cautiva, acercandose lentamente. Al primer toque de sus labios, ella cerro los ojos, savoreando su tacto, su sabor. Su boca tomo posesion de la de ella, y el mundo entero