no es mi Betto. Esto no es propio de el en absoluto.
Las palabras resonaron en los oidos de Isabella. Ella habia visto a Bello, un alma amable, recorriendo el palazzo en el curso de sus obligaciones. Digno. Eficiente. El epitome del mayordomo discreto.
Isabella permanecio muy quieta, estudiando los movimientos tensos y corcoveantes de Betto. Los rasgos del sirviente mayor estaban distorsionados por el odio y la rabia. Sacudia un puno huesudo hacia el muchachito, tirando de la oreja del nino. Un torrente de maldiciones explotaba de su boca, palabras sucias, viciosas y cortantes.
Las lagrimas corrian por la cara del nino, y luchaba salvaemente por apartarse del anciano. Su madre, una joven bonita llamada Brigita, permanecia en pie retorciendose las manos y llorando.
– Dejale, Betto. Por favor suelta a Dantel. Solo estaba jugando. El nunca robaria a
– Si le hubieras estado vigilando como debias, tu hija de una puta, el mocoso bueno para nada no habria estado robando las cosas del Amo.
Sarina jadeo y se tapo la boca con la mano. Se tambaleo y se puso tan palida que Isabella temio que fuera a desmayarse. Isabella rodeo la cintura del ama de llaves con un brazo para ayudarla a mantenerse en pie.
– Betto -Sarina susurro su nombre suavemente, con lagrimas brillando en sus ojos. Su voz estaba rota, reflejando el estado de su corazon.
Isabella podia sentir la hostilidad en la habitacion. La ansiedad de la madre y la furia que se alzaba rapidamente en proporcion directa al extrano comportamiento de Betto. El ruido de los llantos y gritos habia atraido a otros sirvientes a la carrera. Estaban todos murmurando, algunos apoyaban a la madre afligida y otros a Betto. Isabella permanecion inmovil, buscando algo mas alla de lo que estaba viendo con los ojos. Bloqueo los sonidos de la furia, las palabras ruidosas y encolerizadas, hasta que fueron un simple zumbido de abejas furiosas como telon de fondo.
Lo encontro entonces. Sutil. Insidioso. El toque era tan delicado que resultaba casi imposible de detectar. No era tan fuerte como antes, como si hubiera cambiado de tactica, pero la mancha de maldad estaba alli igualmente. Fluia a traves de la habitacion, tocando a todos a su paso. Alimentaba las emociones, alimentandose de la furia y la hostilidad. Estaba infundiendo odio dentro del palazzo, volviendo a amigo contra amigo. Sintio su regocijo, sintio la oleada de poder cuando se extendio como veneno a traves de la habitacion.
Isabella alzo una mano pidiendo silencio. Uno por uno los sirvientes se giraron para mirarla. Era una
– Sarina, tu conoces realmente a Betto, a traves de los ojos del amor -Isabella dirigio sus declaraciones a su unica aliada en la habitacion pero hablo en voz alta para que todos la oyeran-. Algo debe ir terriblemente mal. Quizas esta enfermo y necesita nuestra ayuda. Ve con el, y utiliza tu amor para guiarle de vuelta. Todos ayudaremos. -Sonrio a los sirvientes y se alejo de Sarina para dirigirse hacia la joven madre. Tomo las dos manos frias y nerviosas entre las suyas para conectarlas.
– Piensa, Brigita. Betto normalmente no te diria semejantes insultos. ?Alguna vez te ha tratado a ti o a tu hijo con tanta crueldad? ?Ha sido tan rudo? -Para mantener la atencion de la doncella en ella en vez de en el nino lloroso, Isabella hablo suavemente, persuasivamente, mirando directamente a los ojos de la joven.
Brigita sacudio la cabeza.
– El siempre ha sido amable con Dantel y conmigo. Esto es tan impropio de el. Cuando mi marido murio, el nos proporciono comida y me dio un trabajo aqui. -Su voz vacilo, y estallo en lagrimas frescas.
– Es impropio de Betto, ?verdad? -recalco Isabella-. Creo que hay algo mas en esto -Palmeo la espalda de Brigita alentadoramente-. Betto es un buen hombre. Sarina tiene mucho miedo de que le pase algo. Quizas esta enfermo. Ahora todos debemos ir en su ayuda, cuando mas nos necesita.
La joven asintio, no del todo convencida mientras miraba al anciano que temblaba con una furia antinatural.
Isabella cruzo la habitacion hasta estar junto a Bello aparentando mas confianza de la que sentia. Sonriendo serenamente, retiro gentilmente la mano del anciano del brazo del chico y tiro del nino hacia ella. Sin mirar a Betto, se arrodillo hasta que sus ojos estuvieron al nivel de los del nino.
– Dantel, tu madre me ha contado lo bueno que ha sido siempre Betto contigo. ?Es eso cierto? Todo sabemos que no estabas robando. Betto lo sabe tambien, el no ha perdido su fe en ti. Esto es un malentendido, y se han dicho cosas con rabia. -Gentilmente limpio las lagrimas de la cara del chico-. Necesitamos tu ayuda ahora mismo, Dantel. Se que eres muy valiente, como los leones que hay aqui en el valle, valiente como tu
Dantel se sono varias veces, sus grandes ojos oscuros miraban fijamente a los de ella como si no se atreviera a mirar a Betto o estallaria en lagrimas de nuevo. El pequeno cuerpo se enderezo, y saco pecho.
– Soy muy valiente -concedio-. Si necesita mi ayuda,
– Todos necesitamos tu ayuda. Cuentanos como ha sido amable Betto contigo.
El muchachito miro intranquilo Betto.
– Me tallo un leon y lo coloco sobre mi cama en mi cumpleanos. El no sabe que le vi, pero yo le sigo todo el tiempo.
– ?Por que le sigues? -pregunto Isabella.
– Me gusta estar con el -admitio el chico-. Le vi tallar el leon, asi supe que me lo habia dado el. -Sonrio ante el recuerdo, su mirada moviendose vacilante hacia su madre-. Y una vez cuando no teniamos suficiente comida, y madre estaba llorando porque estaba muy hambrienta porque me habia dado nuestra ultima comida, el nos trajo toda clase de cosas para comer. -Su voz se volvio mas fuerte-. Me enseno a montar a caballo.
– Tambien enseno a mi hijo -otro sirviente intervino.
– Y cuido del viejo Chanianto hasta que fallecio -dijo otro-. ?Recordais como le lavaba y le mantenia limpio? Incluso le alimentaba con sopa cuando el viejo estaba demasiado debil para comer por si mismo.
La atmosfera de la habitacion habia cambiado sutilmente. Los sirvientes estaban sonriendo a Betto. Sarina fue con su marido, le rodeo con los brazos, y le abrazo, ferozmente protectora. Entonces fue Betto quien lloro. Aplasto a su esposa contra el y lloro como si se le estuviera rompiendo el corazon. La madre de Dantel dejo escapar un suave sonido de desasosiego. Las lagrimas brillaron en los ojos de varios de los otros sirvientes que miraron hacia adelante.
Dantel corrio a envolver sus brazos alrededor de las piernas del anciano.
– ?Todo va bien, Betto! -exclamo el chico- ?Te quiero!
– Perdoname -dijo el anciano, con la voz rota y la garganta en carne viva y atascada por las lagrimas-. No decia en serio ninguno de esos insultos, Dantel. Eres un buen chico, muy amado por todos en el
La anciana se aferro a el, manteniendole cerca, riendo un poco ante el absurdo de dos viejos sirvientes sentados en el suelo. Llorando por el terrible susto para ambos, Betto se puso una mano sobre la cabeza.
– Brigita, perdoname. No se que paso. Conoci a tu madre y tu padre. Se casaron en la Santa Iglesia. -Sacudio la cabeza, sosteniendosela entre las manos, gimiendo de abyecta humillacion.
– Estuvo mal -estallo Dantel-. Estaba jugando con la estatua, y sabia que no era mia. La deje caer Betto. - Empezo a llorar de nuevo-. No llores, Betto, no es culpa tuya. Yo la cogi.
– Betto esta enfermo -dijo Isabella, revolviendo el pelo del chico para consolarle-. Tu no robaste, Dantel, y todos lo sabemos. Betto solo necesita descansar, y todos le cuidaremos. Sarina necesitara tu ayuda para llevarle cosas y entretenerle mientras esta descansando. Corre con tu madre y consuelala mientras nosotras metemos a Betto en la cama. Despues puedes ayudar a Sarina a llevarle la comida. Esta vez todos serviremos a Betto y