conseguido girar mal. Casi como si todo hubiera cambiado de posicion deliberadamente a su alrededor. La idea era escalofriante y trajo de vuelta la extrana sensacion de estar siendo observada. Isabella contuvo su desbocada imaginacion. Los edificios no podian moverse. Pero entonces, los hombres no podian convertirse en leones.

La sensacion de estar siendo observada persistio. Isabella miro fijamente alrededor. Habia una gran estatua de un leon en el patio. Parecia estar observandola, pero eso no contaba dado el peso de malevolencia que sentia. Bruscamente empezo a caminar a lo largo de un estrecho camino que conducia hacia arriba. No estaba segura de por que no veia gente. ?Se metian en sus casas cuando el sol se ponia para evitar un desastre con un leon perdido? Un estremecimiento bajo de nuevo por su espina dorsal ante la idea.

Lo oyo entonces. Suave. Apenas discernible. Un resoplido. El susurro de piel deslizandose contra algo solido. Empezo a caminar mas rapido camino arriba, acurrucandose en su capa, su corazon palpitando a cada paso. Sentia su presencia. Sabia que eso estaba acechandola, siguiendo su olor. Moviendose deliberadamente lento para aterrorizarla.

?Nicolai? ?Podia el hacer tal cosas para ensenarle una leccion? ?La maldicion se estaba desplegando porque habia yacido con ella? El la habia observado desde las almenas mientras ella hablaba con Sergio. Incluso habia enviado a Sergio alguna misiva advirtiendole que se alejara de ella. Habia estado segura de que el habia entrado en su habitacion la noche anterior. Ese algo la habia visitado en su habitacion. Se estremecio de nuevo y se froto los brazos para calentarse. Habia sentido ojos sobre ella en la noche. Deberia haber sentido los brazos de Nicolai, pero el la habia dejado sola. ?Estaba lo bastante celoso como para acecharla, cazarla, y devorarla?

Isabella se quedo muy quieta, avergonzada de si misma. Reconocio el sutil flujo de poder dirigido hacia ella. Eso alimentaba sus dudas, alimentaba sus miedos. Si ella no creia en Nicolai, en su fuerza, ningun otro lo haria nunca. No creeria que era Nicolai. No cederia a la maldicion. Ni permitiria a la entidad alguna influencia sobre ella. Pero sabia que estaba en grave peligro. Isabella se aferro al cierre de su capa como si pudiera sentir al leon hundiendole los dientes en la garganta. Oyo el peculiar grunido que hacian con frecuencia los leones. Una bestia estaba definitivamente rastreandola. Isabella rodeo una esquina, y su corazon casi se detuvo. Por un momento estuvo segura de que habia llegado a un callejon sin salida. Una linea de edificios le bloqueaba el paso.

– Nicolai -susurro su nombre. Un talisman-. Nicolai -dijo en voz alta mientras corria hacia dos edificios que parecian poder ser casas – ?Nicolai! -grito su nombre tan ruidosamente como pudo, con un sollozo en su voz mientras se apresuraba hacia la puerta de la casa mas cercana y la golpeaba. El leon resoplo de nuevo. Estaba mucho mas cerca. Y no habia nadie en casa, la puerta estaba asegurada. Isabella sintio la oleada de triunfo en el aire. De maldad. No estaba sola con el leon. La entidad estaba alli. Real. Pataleando de malevolencia. Llenaba la pequena area entre las casas con una nube espesa de veneno.

– ?Isabella! -Oyo la voz de Nicolai y quedo debil de alivio, hundiendose en los escalones delante del edificio-. ?Respondeme! Habia panico en la voz de Nicolai.

– Aqui, Nicolai, estoy aqui -Sabia que el oiria el miedo y alivio en su voz-. ?Rapido! Hay un leon.

Lo vio entonces, la forma oscura oculta entre las sombras. Sus ojos brillaban con un rojo feroz de aborrecimiento hacia ella. Isabella le devolvio la mirada, hipnotizaba por un odio tan intenso. La criatura se hundio acurrucandose, observandola, odiandola.

– ?Isabella! Si algo se atreve a hacerte dano, nada, ni nadie estara a salvo en este valle -juro el. Ella podia oir el maceo de los cascos de su caballo mientras el rastreaba su olor a traves del laberinto de calles. Habia un filo en su voz, como si hubiera extendido la mano para controlar a la bestia, y la hubiera encontrado resistente.

Ella se enderezo para ver al leon, pero estaba bien metido entre las sombras. Solo los ojos estaban claros, brillando hacia ella con una malvada promesa. El leon era consciente de la aproximacion de Nicolai, y gruno una vez, revelando enormes dientes que brillaron hacia ella desde las sombras. Repentinamente la bestia se dio la vuelta y simplemente desaparecio entre los edificios.

Nicolai monto alrededor de la esquina en un galope mortal y tuvo que tirar de su caballo antes de pisotearla. Estaba fuera de la silla antes de que el animal hubiera siquiera parado. Su cara estaba palida, su pelo salvaje. La atrajo a sus brazos y la aplasto contra el.

– Voy a atarte a mi lado -Era una promesa, nada menos. Sus manos le enmarcaron la cara, obligandola a levantarla para poder encontrar su boca. El miedo los unio.

Sus manos la recorrieron, buscando cada centimetro cuadrado de ella, necesitando asegurarse de que estaba de una pieza. Esto le habia dejado sin aliento en el cuerpo, ese subido conocimientro entre los leones de que su mujer estaba siendo cazada.

– Isabella, esto no puede continuar. Tiene que parar. Me estas volviendo loco con tu conducta despreocupada. – Sus manos se apretaron sobre los brazos de ella, y la sacudio-. Estas en peligro. ?Por que no puedes entenderlo? Por mi parte, por parte de este valle, de todo el mundo. Eres tan temeraria, tan cabeza dura, no pareces ser capaz de mantenerte fuera de problemas ni por un momento -La sacudio de nuevo y despues una vez mas emborrono el mundo, su boca encontrando la de ella en algun lugar entre la furia y el puro terror.

Y entonces ambos perdieron el control, besandose salvajemente, desgarrando el uno las ropas del otro, intentando encontrar piel, olvidando la oscuridad, el frio, la enemistad del leon que habia estado acechandola. Ella deseaba el solaz y calor de su cuerpo, la union de sus cuerpos. Deseaba que la llenara completamente para poder pensar solo en el, en placer.

El la empujo mas profundamente entre las sombras, forzandola contra la pared del edificio profundo dentro del patio. La boca de el era caliente y dominante, una respuesta salvaje a su miedo. Tiro del cordel de su escote, soltandole el corpino para poder empujar hacia abajo la tela, exponiendo los pechos a su exploracion.

Isabella deslizo una pierna sobre la de el, casi tan salvaje como estaba el, presionando firmemente contra la gruesa ereccion, frotando su cuerpo contra el de el. Era malvado estar fuera con los pechos expuestos a el, pero le encantaba, le encantaba observarle mirarla. Sus pezones se endurecieron en el aire frio, y chillo cuando el acuno el peso en sus manos y se inclino para succionar. Al momento su boca la estaba volviendo loca de deseo, dejandola tan debil que se aferro firmemente a el, su pierna enredada alrededor de la cintura de el para alinear su cuerpo perfectamente con el suyo.

– Hay demasiado frio aqui para ti -susurro el mientras sus dientes se deslizaban sobre los pezones y su lengua rozaba caricias sobre los pechos. Su boca, caliente y humeda, la marcaba, reclamandola como suya.

– Entonces calientame, Nicolai, aqui mismo, ahora mismo.

– Va a tener que ser rapido, piccola. ?Estas segura de que estas lista para mi? No quiero hacerte dano -Ya estaba comprobandolo por si mismo, deslizando su mano por el muslo para encontrar la caliente y humeda entrada. Empujo en ella incluso mientras la presionaba mas firmemente contra la pared-. Quiero asegurarme, cara -dijo, levantandola en la pared, recogiendole la falta alrededor de la cintura. Se envolvio las piernas de ella alrededor del cuello.

– ?Nicolai! -sollozo su nombre, sus punos se apretaron firmemente en el pelo de el en busca de un ancla mientras el rozaba el pulgar sobre su centro.

Nicolai inclino la cabeza y reemplazo la mano con su boca, su lengua apunalando profundamente. Su cuerpo perdio el control, corcoveando contra el, fragmentandose, haciendo que le suplicara que parara incluso mientras le sostenia la cabeza hacia ella. El sintio como el orgasmo la tomaba, una y otra vez, antes de alzar la cabeza, satisfecho de que estuviera lista para el.

– Tendras que ayudarme. Esta noche hace frio, y eso puede acabar con la habilidad de un hombre. -dijo mientras permitia que sus pies tocaran el suelo. Se estaba desabrochando los calzones, su cuerpo ya caliente y grueso.

– Dime, Nicolai -imploro-. Te deseo mucho ahora mismo.

– Mantenme caliente. Tomame en tu boca, Isabella -Guio su cabeza-. Envuelve tus dedos alrededor de mi y aprieta gentilmente, firmemente. ?Dio! -Jadeo cuando la boca de ella tomo posesion de el, caliente, apretada e ignorante pero dispuesta. La guio como mejor pudo cuando apenas podia permanecer en pie por las oleadas de placer que le banaban. Sus manos le encontraron la nuca incluso mientras sus caderas empujaban impotentemente.

La observo a traves de los ojos entrecerrados, maravillandose ante su habilidad para complacerle en todos los aspectos. Adoraba su cuerpo, su mente, y ahora incluso su boca no tenia precio. Antes de poder avergonzarse a si mismo, la arrastro hacia arriba y simplemente la alzo entre sus brazos, descansando el peso de ella contra el

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