edificio.
– Envuelve tus piernas alrededor de mi cintura.
Isabella tiro su falda a un lado y cerro los tobillos tras la espalda de el. Podia sentirle presionar firmemente contra ella. lentamente el bajo su cuerpo para que se colocara sobre la gruesa longitud, centimetro a delicioso centimetro, una agonia de placer. Al principio Nicolai le permitio llevar el control, observando su cara, su sonadora y lujuriosa expresion mientras empezaba a moverse, empezaba a montarle. Era fuerte, sus musculos firmes y apretados. Empezo lentamente, adorando la forma en que podia alzar las caderas y tensar sus musculos para darle a el incluso mas placer.
– Te gusta esto, ?verdad? -susurro ella.
Nicolai asintio, incapaz de hablar, mientras reafirmaba su agarre de las caderas de ella. Empezo a empujar hacia arriba con fuerza mientras bajaba el cuerpo de ella para encontrar el suyo. Ella se quedo sin aliento, aferrandose a sus hombros, los dedos mordiendole la piel. El hizo lo que ella mas necesitaba… alejar cada pensamiento preocupante hasta que solo estuvo la realidad de Nicolai, su cuerpo tomando el de ella con fuertes y largas estocadas, enterrandose a si mismo profundamente en ella mientras su cuerpo aferraba el de el y apretaba mas mas hasta que ella se dejo ir, volando alto, remontando libre, explotando de puro jubilo. Se unieron alli en la oscuridad con el peligro rodeandoles, con nieve en el suelo y en medio de la ciudad. Se unieron en fuego y pasion.
CAPITULO 15
Isabella yacia bajo la colcha, agradeciendo la calidez del fuego. Eso prestaba a la habitacion una sensacion de seguridad. Observo a Nicolai encender el candelabro sobre el mantel; observo la forma en que sus musculos se movian y flexionaban bajo la camisa. No habia comprendido lo fria que estaba hasta que se vistio para dormir. Demasiado consciente de la intencion de Nicolai de compartir su dormitorio, habia vestido ropa intima fina y la encontraba menos que satisfactoria para mantenerla caliente. El encaje abrazaba sus pechos y reptaba sobre su cintura y caderas, aferrandose pecaminosamente a cada curva. Estremeciendose, casi lo cambio por un vestido mas calido, pero era sensualmente demasiado hermoso como para resistirse.
Por primera vez estaba confusa, incluso avergonzada, por su caprichoso comportamiento con Nicolai. Habia estado tan asustada, sabiendo que estaba siendo acechada por un leon. Despues se habia sentido tan aliviada de verle, de saber que el no era el depredador. Despues… se mordio el labio inferior y giro la cara en la almohada de plumas. Habia estado fuera de control, deseandole con cada fibra de su ser, deseando su posesion para alejar todo pensamiento, dejando solo sensaciones. Las cosas que habian hecho juntos… Se preguntaba si eso significaba que era malvada mas alla de toda redencion. Deseo que su madre estuviera viva para aconsejarla. No tenia a nadie a quien recurrir. Nadie aparte de Nicolai.
Nicolai habia encendido el fuego el mismo, arreglando que llevaran te caliente y galletas, y habia llamado a sus sirvientes de mayor confianza, Betto y Sarina, instruyendoles de que alguien tenia que estar vigilando a Isabella todo el tiempo cuando se moviera por el
Nicolai bajo la mirada a la palida cara de ella, a las sombras que su valle, su gente, incluso el, habian puesto en las profundidades de sus ojos. Incapaz de evitar tocarla, aliso hacia atras su pelo con dedos gentiles.
– Se que este ha sido un dia dificil para ti. Solo quiero abrazarte,
Ella se giro para yacer sobre la espalda y levantar la mirada a su amada cara, bebiendo cada detalle, cada linea. Adoraba mirarle. Su pelo salvaje y sus inusuales ojos. Sus amplios hombros y largo y musculoso cuerpo. Incluso las cicatrices de su cara parecian encajar, dandole una aura misteriosa y peligrosa.
Era enormemente fuerte, aunque su tacto sobre la piel podia ser increiblemente gentil. Sus ojos podian brillar con feroz posesividad, arder de deseo, o ser tan frios como el hielo, pero una pura necesidad podia de repente arrastrarse hasta su mirada. Exudaba confianza, un hombre nacido para el poder, pero a veces la vulnerabilidad se tallaba en cada linea de su cara. Podia dejarla debil de deseo con una sola mirada; otra mirada podria dejarla luchando por controlar su genio. Nicolai DeMarco era un hombre que necesitaba una mujer que le amara. Y que Dios la ayudara, esa era ella.
No podia resistirse a el. No podia resistir su necesidad de ella, su hambre elemental de ella. Una parte de ella queria esconderse, huir lejos de todo lo que habia ocurrido entre ellos. Otra parte deseaba consuelo, deseaba ser sostenida entre sus brazos, cerca de su cuerpo. No dijo nada en absoluto, solo observo como el se desvestia resueltamente, completamente a gusto con su desnudez. La decencia dictaba que ella apartara la mirada, que no le mirara fijamente con tanta hambre, pero era imposible, y profundamente en su interior revolotearon mariposas y se extendio una calidez.
Nicolai alzo la colcha y se deslizo junto a ella.
– Se que estas cansada,
Isabella cerro los ojos para bloquear la vision de el, pero era imposible bloquear la fragancia masculina, la sensacion de los duros musculos impresos sobre su cuerpo. Los brazos de el se arrastraron alrededor de su cintura, las manos se cerraron bajo sus pechos. Fue agudamente consciente de la forma en que los dedos de el se movian, buscando su piel bajo el encaje del camison. Sentia ardiente la piel y sus pechos estaba llenos y doloridos por su tacto.
Yacieron algun tiempo en silencio, con solo el fuego crepitando y saltando y las llamas vacilantes de las velas lanzando figuras danzantes sobre la pared. Sintiendose protegida y apreciada, Isabella se acurruco mas contra su solida forma.
Nicolai presiono la boca contra la nuca de ella, despues sintio su ereccion hincharse y endurecerse contra su cuerpo. El dejo que ocurriera, savoreando su necesidad de ella, decidido a dejarla descansar. Podia tenerla una y otra vez. Compartir su cama. Su cuerpo. Sus pensamientos. Su corazon y alma. Tocarla seria suficiente por ahora. Savorearla. Saber que estaba en la cama junto a el, que el cuerpo de ella anhelaba suyo con la misma hambre que el sentia. Movio una mano hacia arriba hacia el pecho para acunar la calidez. Carne suave lleno su palma. Su pulgar acaricio perezosamente el pezon a traves del delicado encaje.
Isabella se movio inquietamente.
– ?Como se supone que voy a dormir'? -Su voz sostenia una nota suave y sensual, un dejo de risa, y ninguna reprimenda.
El alzo la cabeza para frotar la nariz en el valle entre sus pechos, su lengua se deslizo sobre la piel, sus manos empujaron cuidadosamente a un lado el encaje.
– Tu duerme y suena conmigo. Llevame contigo a donde quiera que vayas, belleza. Lleva contigo la sensacion de mis manos y mi boca para que nadie se atreva a entrar a escondidas y perturbar tus suenos-. Su lengua dio un golpecito en un pezon, una vez, dos, su mano amaso con exquisita gentileza. Bajo la cabeza y la introdujo en su ardiente boca.
Una rafaga de calor la consumio, y sus piernas se movieron inquietamente. Sus brazos le rodearon la cabeza para atraerle hacia ella. Nicolai succiono alli, una mano deslizandose hacia abajo por la espalda para presionarla contra la dolorosa ereccion, manteniendola alli. Despues, mientras tiraba con fuerza del pecho, su mano se deslizo mas abajo, tirando poco a poco del ruedo del vestido hacia arriba sobre el triangulo de apretados rizos.
El cuerpo de Isabella se tenso firmemente, el dulce dolor se convirtio en urgente y exigente. Movio las caderas, pero la mano de el presionaba contra su humedo monticulo y la mantenia inmovil.
– Solo deja que ocurra lentamente,
Isabella era agudamente consciente de la mano en movimiento, deslizandose sobre ella, en ella, cogiendo el