ritmo de su boca. Sus dedos eran habiles, acariciandola, desapareciendo profundamente en su interior, estirandola, explorando, encontrando de nuevo sus muslos. De repente su cuerpo se estremecio de placer. Fue casi mas de lo que podia soportar.

Nicolai levanto bruscamente la cabeza de la tentacion de sus pechos. Isabella oyo el grunido ronco de un leon cerca. Le observo girar la cabeza en una direccion, despues en otra, como si escuchara. La sedosa caida del largo cabello le rozo la piel, enviando llamas que lamieron a lo largo de sus terminaciones nerviosas. Se estremecio bajo la acometida. Los dedos de el estaban profundamente en su interior, dejando pequenas caricias haciendo que oleadas de fuego parecieran ondear sobre ella, a traves de ella.

Nicolai presiono su frente contra la de ella.

– Lo siento. En serio solo pretendia abrazarte, no hacer que te doliera. Te lo juro, volvere.- A reganadientes retiro sus dedos de ella-. Se aproximan intrusos al paso. Debo ir.

Su cuerpo suplicaba alivio, pero asintio hacia el, consciente de la angustia de sus ojos, consciente de que el queria abrazarla y consolarla, consciente de que habia pretendido amarla lenta y concienzudamente. Abrazo el conocimiento y asintio de nuevo.

– Ve a donde necesites ir, Nicolai. -Le necesitaba. Isabella apreto los punos a los costados y mantuvo su expresion cuidadosamente en blanco.

Nicolai la beso de nuevo, despues reluctantemente se puso su ropa con facilidad veloz y fluida.

– Volvere, Isabella -Dudo un momento, buscando algo que decir que aliviara el dejarla, pero no le vino nada a la mente. Agradecio a la buena Madonna que ella no llorara o implorara, habria odiado eso. Aunque parecia tan sola y vulnerable, eso le carcomia las entranas. – Ti amo -Las palabras se escaparon antes de poder detenerlas, directamente de su alma. Se giro y salio de la habitacion por medio del pasadizo oculto, cuidando de la reputacion de ella incluso con los leones convocandole.

Con un gemido, Isabella enterro la cara en la almohada y solo respiro. Su cuerpo estaba ardiendo, su corazon se sentia magullado, y la confusion reinaba en su mente. Pero el habia dicho que la amaba. Se abrigo en esas palabras, en el sonido de su voz, armadura que la escudaba de sus propios miedos.

Un pequeno sonido la alerto, y miro hacia el pasadizo, frunciendo el ceno, ciertamente el no podia haber vuelto tan rapidamente.

Francesca asomo por el umbral del pasadizo, con una ceja alzada, su traviesa sonrisa apostando.

– Crei que nunca se marcharia. He estaba temblando en el pasadizo. Esta muy frio ahi dentro. Tuve que ocultarme a la vuelta de una esquina cuando el salio. Estaba esperando para hablar contigo -En el ondeo de la chimenea, parecia una nina joven y fantasiosa. Se puso de puntillas en el centro de la habitacion. ?Asi que, adonde fue?

– Creo que oyo algo rondando cerca y fue a inspeccionar. -Improviso Isabella, segura de que Nicolai no querria que repitiera la verdad. Se sento, arrastrando la colcha hacia arriba, con una sonrisa en la cara-. Desapareces tan rapido, Francesca, nunca te puedo encontrar.

– Tenias compania -senalo Francesca-. Y yo tendre que escuchar cuidadosamente de ahora en adelante, o el me atrapara aqui.

– Te he echado de menos. Sali hoy y tuve mi primera pelea de nieve. En la ciudad. Y ayer vi a los caballos siendo entrenados -Tiro de las colchas por un momento-. Y un leon me persiguio.

Francesca se dio media vuelta, sus ojos oscuros chispeaban con inesperada furia. Isabella no habia visto nunca ni siquiera un destello de temperamente en la joven.

– Eso es imposible. Todos los leones saben que tu eres la elegida.

– Al menos uno de los leones no quiere que sea la elegida -dijo Isabella secamente.

Una expresion de furia cruzo la cara de Francesca, pero despues desaparecio, la furia se derritio como si hubiera sido una simple ilusion. Francesca sonrio hacia ella.

– Estabas yaciendo con Nicolai, ?verdad? ?Como es? Yo he pensado en seducir a unos de los visitantes… uno joven y guapo que no se lo contaria a nadie y se marcharia rapidamente… solo para ver como es, pero la idea de que alguien me toque tan intimamente siempre ha sido demasiado desconcertante. ?Duele? ?Te gusta tenerle tocandote? ?Vale la pena tener un dictador que asuma el control de tu vida entera?

Isabella suposo que deberia haberse escandalizado. Francesca hacia preguntas de lo mas impropias.

– Nicolai no es un dictador, Francesca. Que cosas dices.

– Lo sera. Todos los maridos mandan a sus esposas. Y una vez sus esposas yacen con ellos, la mujer se vuelve tonta y celosa y sonrie tontamente alrededor de su marido para mantener a todas las otras mujeres lejos. Su marido puede yacer con muchas mujeres, pero si ella hace semejante cosa, el la golpeara o le cortara la cabeza. Asi que la mujer se convierte en una tonta. ?Yacer con un hombre vale semejante destino?

– Tienes una terrible vision del matrimonio, y dudo que la mayoria de las mujeres sean asi de celosas.

Francesca se encogio de hombros y sonrio.

– Violante cela de cualquier mujer que mire a Sergio, pero en realidad, ella no es la unica. Yo observo a la gente, Isabella. Tu eliges ver lo bueno de la gente, e ignoras lo malo. A la mayoria de las mujeres no les gusta que otras miren a sus hombres. Rolando nunca mira a otra mujer, pero Theresa es muy celosa. Esta segura de que el ha encontrado a otra mujer.

Isabella levanto la mirada.

– ?Como sabes eso?

– Sus hermanos estaban hablando de ello. No me vieron. Se detuvieron en las cascadas para comer, y yo permaneci escondida de ellos. Supongo que la encontraron llorando hace unos dias, y ella lo admitio ante ellos. Le dijeron que eso no podia ser… estan con frecuencia con el… pero ella parecia segura. -Francesca sacudio la cabeza, enviando a volar su largo pelo-. Si yo tuviera un hombre, nunca me preocuparia por semejante tonteria. Si desea a otra mujer, entonces puede irse con ella, pero yo nunca volveria a tomarle en mi cama -Estudio sus unas-. ?De que sirve estar con un hombre y nunca disfrutarlo porque estas enfadada o herida todo el tiempo? Creo que es estupido. Theresa Bartolmei es perfectamente estupida.

– Tu no crees que Rolando tenga otra mujer.

La expresion de Francesca fue ligeramente arrogante, aristocratica, superior. Isabella se encontro sonriendo, reconociendo los rasgos DeMarco. ?Era una de las primas de Nicolai, como Theresa? Era tan fantasiosa e imaginativa. Habia algo magico en ella. Isabella se sentia calida en su presencia.

– Yo veo y oigo toda clase de cosas. Lo sabria. Se preocupa por nada.

– ?Sergio? -pregunto Isabella, curiosa, sabiendo que no deberia persistir en chismorear.

Francesca sacudio la cabeza.

– Lo parece, pero eso es todo. Creo que mataria por Violante. Solo que ella es demasiado tonta para verlo. Te lo digo, las mujeres pienden la cabeza una vez se casan. Yo nunca querria cambiar lo que soy por un hombre.

– No todo el mundo tiene tu confianza -senalo Isabella-. Eres aterradora algunas veces con tu confianza. ?Por que nunca te veo durante el dia?

Francesca rio alegremente.

– No quiero que me den tareas o vestir apropiadamente. Prefiero ir donde quiera. La gente creo que estoy 'tocada', ya sabes -Sus ojos oscuros danzaron-. Semejante reputacion me permite libertad.

– ?Por que te consideran tocada? -pregunto Isabella.

La risa murio en la cara de Francesca, y salto sobre sus pies para pasear inquietamente por el suelo.

– Somos amigas, ?verdad?

– Me gusta pensar que somos muy buenas amigas -estuvo de acuerdo Isabella.

Francesca se detuvo a corta distancia de ella, observandola atentamente.

– Puedo hablar con los otros. Lo hago todo el tiempo.

Isabella podia ver lo nerviosa que estaba Francesca, asi que se tomo su tiempo, eligiendo sus palabras cuidadosamente.

– ?Los 'otros'? No estoy segura de entender.

– Ya sabes -Se retorcio los dedos-. Los que hacen ruido de noche. Estan todos atrapados aqui en el valle y no pueden salir hasta que tu les permitas marchar.

Isabella parpadeo.

– ?Yo? Ven aqui, piccola. Ven a sentarte conmigo y explicame. -Palmeo la cama-. No quiero que desaparezcas. Lo haces tan rapidamente, y no voy a intentar perseguirte a traves del pasadizo

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