secreto.
Francesca rio.
– Nunca me atraparias.
– Lo se, y he tenido suficientes contratiempos para toda una vida, asi que por favor quedate y habla conmigo. ?Quienes son los otros?
– Espiritus. Estan atrapados aqui hasta que tu los liberes. Los que nacen aqui en el valle no puede marchar demasiado tiempo sin marchitarse. Incluso entonces sus espiritus vuelven al valle y deben permanecer hasta que la amada de un DeMarco nos libere a todos de la maldicion.
Isabella podia ver que Francesca creia lo que estaba diciendo.
– ?Tu crees la historia que Sarina me conto, la historia de Sophia y la maldicion que lanzo sobre la
Francesca la miro firmemente.
– ?Tu no, Isabella? Tu ves a Nicolai como un hombre, pero sabes que la mayor parte de la gente en este valle le ve como una bestia. ?Y por que es capaz de comunicarse con los leones si la legenda no es cierta? Sabes que lo es. Y sabes que tu debes ser la novia DeMarco. Cada hombre, mujer y nino en este valle sabe de la maldicion y sabe que tu eres nuestra unica salvacion. Si tu fallas… -Francesca se estremecio.
Isabella se paso las manos por el pelo y se froto las sienes con agitacion.
– Me dices que puedes hablar con los 'otros'. ?Les 'ves' tambien, Francesca?
– No de la forma en que te veo a ti. Principalmente, hablo con ellos -Francesca sonaba ligeramente desafiante, como si esperara que Isabella tratara de disuadirla de sus caprichosas nociones.
– ?Alguna vez has hablado con Sophia?
Francesca parecio sobresaltada.
– No puedes estar pensando en conseguir que ella hable contigo, ?verdad? Nadie se ha atrevido nunca. Ella sabe cosas que los otros no. Isabella, es una mujer poderosa.
–
Francesca retrocedio alejandose de la cama, sacudiendo la cabeza y retorciendose las manos.
– No puedes estar pensando en hablar con ella.
– ?Ella te asusta de algun modo? -pregunto Isabella amablemente.
Francesca bajo la voz a un susurro.
– Los otros tienen miedo de ella. No se acercan a ella, y no hablan de ella. La odian por lo que hizo.
– Bueno, yo creo que no hace ningun dano preguntar. ?Lo intentaras? ?Al menos le pediras que hable conmigo a traves de ti? -Isabella aparto la colcha de un tiron y rapidamente se extendio hacia su bata para cubrir su escandaloso atuendo-. Por mi, Francesca. Podria ser lo unico que salve mi vida.
Francesca dudo un largo y tenso momento, despues asintio.
– Lo intentare, Isabella, por ti. Pero podria no responder. Ellos no son como nosotros, y el tiempo parece diferente para ellos. Pero lo intentare esta noche.
– Ya que estoy pidiendo favores, necesito uno mas. El
Francesca se mordisqueo pensativamente el labio inferior, haciendo que Isabella se replanteara su opinion de que era salvajemente impetuosa. Francesca no daba su palabra a la ligera.
– Supongo que estar a cargo de un hombre podria ser divertido. Se hacer unas pocas cosas que le ayudarian… si el me gusta.
Isabella dirigio su mirada fija a la otra chica. Francesca puso los ojos en blanco y se encogio de hombros.
– De acuerdo, te ayudare a cuidar de el, Isabella. Pero espero que comprendas que Sarina y Nicolai no estaran de acuerdo con tu decision.
– Es mi decision, no la de ellos -Isabella alzo la barbilla con un claro aire arrogante.
Francesca rio en voz alta.
– Ellos creen que he sido tocada por la locura, y aun asi tu estas dispuesta a poner la vida del
Isabella extendio las manos hacia el fuego moribundo para detener el subito escalofrio que se arrastro hacia abajo por su espalda.
– ?Por que creen que estas loca? Tu y yo no podemos ser las unicas que oyen los gemidos de noche.
– Todo el mundo los oye gemir. Los 'otros' quieren que ellos oigan. Era una broma al principio, algo que hacer cuando estaban aburridos, pero yo creo que quieren que todo el mundo recuerde que todavia estan aqui en el valle, atrapados en esto como el resto de nosotros.
Algo indefinido en la cara de Francesca, en sus ojos demasiado inteligentes, algo en su boca y barbilla, fascino a Isabella. En la creciente oscuridad intento asir lo que la eludia.
– ?Que estas haciendo aqui? -La demanda fue ruda, acusadora, la voz ronroneaba con amenaza.
Ambas mujeres se dieron la vuelta para enfrentar a Nicolai mientras este emergia a su usual modo silencioso del pasadizo oculto. Recorrio a zancadas la habitacion, insertandose protectoramente entre Francesca e Isabella. Habia algo aterrador en su postura, en la linea de su boca.
Francesca retrocedio lejos de el, claramente apaciguadora.
– Solo estabamos hablando, Nicolai, eso es todo.
Isabella empezo a rodear a Nicolai, con un deseo repentino de consolar a Francesca fluyendo de ella, pero los largos dedos de Nicolai se envolvieron alrededor de su muneca, atrapandola junto a el.
– Hablando de tiranos y dictadores, te senalo a mi hermano y asi pruebo mi punto de vista.
– No te he despedido, Francesca -Mordio Nicolai entre los dientes apretados-. Vuelve aqui inmediatamente.
Isabella miro de una cara a la otra, sorprendida por, aun habiendo advertido un parecido, no haber supuesto la relacion inmediatamente.
Francesca volvio lentamente, con cara malhumorada.
– No estoy para interrogatorios, Nicolai.
– Francesca -dijo Isabella suavemente, con dolor en los ojos- ?por que no me dijiste que eras la hermana de Nicolai?
Nicolai tiro de Isabella al abrigo de su amplio hombro, su mano encontrando la de ella.
– ?A que juego estas jugando, Francesca? ?Por que seguiste a Isabella y la asustaste esta tarde en la ciudad?
Isabella jadeo y habria protestado, pero los dedos de el se apretaron como advertencia alrededor de los de ella.
Francesca parecio aburrida, golpeando el suelo con el pie y dando un exagerado suspiro.
– Por Dios, ?por que perderia yo el tiempo en semejante tonteria? Tu te las arreglas para asustarla bastante por los dos -Empenadamente se negaba a mirar hacia Isabella.
– ?Te atreves a negarlo entonces? -Un grunido retumbo profundamente en su garganta, una clara amenaza-. ?Crees que no puedo oler la sangre DeMarco? La perseguiste a traves de las calles y la asustaste por tu propia diversion. ?Creiste poder librarte de tal cosa?
La sangre se dreno de la cara de Isabella mientras miraba a la joven por la que habia llegado a sentir afecto, la mujer a la que llamaba amiga. Era una dolorosa traicion, inesperada y aterradoramente siniestra.
Francesca finalmente desvio la mirada de su hermano a Isabella.
– Inflexiblemente niego tu estupido cargo, Nicolai. Mira a otra parte buscando a tus enemigos. Yo solo he buscado proteger a Isabella. Tu pareces demasiado ocupado planeando tus batallas para vigilarla apropiadamente -Habia acusacion en su voz-. Sophia puede protegerla aqui en esta habitacion de la entidad que arruina nuestra