Don DeMarco sabiendo que el era el unico con poder suficiente para ayudarla a ella y a Lucca.

Espero hasta que los guardias se fueron y la puerta se cerro antes de caer de rodillas junto a la cama. Lucca envolvio sus brazos alrededor de ella y enterro la cara en su hombro, llorando sin verguenza. Ella le sostuvo firmemente, las lagrimas manando por su cara. Nunca en todos sus anos le habia visto llorar.

Fue Lucca quien recobro la compostura primero.

– ?Como te las arreglaste para hacer esto, Isabella? -Su voz era baja y ronca, sus dedos se apretaron alrededor del brazo de ella, como si no pudiera soportar romper el contacto-. Cuando vinieron a por mi, crei que me estaban llevando a mi ejecucion. No dijeron nada. Vi a Rivellio. Estaba de pie sobre las almenas y los observaba llevarme. Se mostraba burlon. Yo estaba seguro de que estaba tramando algun truco -La empujo mas cerca-. ?Estas segura de que DeMarco no es un aliado de Rivellio?

– ?No! ?No, nunca! -Isabella estaba horrorizada de que su hermano hubiera llegado a semejante conclusion-. Nicolai nunca haria semejante cosa. Desprecia a Rivello. Estas a salvo aqui. De veras lo estas -Le aliso hacia atras la marana de su pelo. Estaba tan delgado, cada hueso pronimente, la piel gris, estirada sobre su forma larguirucha como si ya no encajara. Isabella penso que su corazon se romperia en pedazos-. Todo lo que tienes que hacer es comer, dormir y fortalecerte de nuevo. Debes la vida a Don DeMarco… tu vida y tu fidelidad. El es maravilloso, Lucca, verdaderamente un buen hombre.

Lucca se recosto hacia atras sobre la cama, su fuerza abandonandole.

– ?Los rumores sobre el eran inciertos entonces? -Sus pestanas caian, aunque se esforzaba por mirar a su hermana siempre, temiendo que si cerraba los ojos despertaria y descubriria que todo era un sueno-. ?Recuerdas las historias sobre la famiglia DeMarco que solia contar para asustarte? ?Eran solo rumores? -Cerro los ojos, su cuerpo prevaleciendo sobre su mente-. Te debo la vida, hermanita. Mi fidelidad es tuya.

Ella le aliso el pelo como si fuera un nino.

– Sarina te traera una bebida caliente, Lucca, y puedes permanecer despierto. -No queria que durmiera, queria que aguantara. Se inclino cerca-. No te esfumes, Lucca. Lucha por tu vida. Te necesito. Necesito que estes aqui conmigo, en este mundo. Se que estas cansado, pero estas a salvo aqui. Todo lo que tienes que hacer es resistir.

Por un momento los dedos de el se cerraron alrededor de los suyos, pero estaba demasiado debil para abrir los ojos y despertarse lo suficiente como para reconfortarla. Permanecio arrodillada junto a el, observandole esforzarse por respirar roncamente dentro y fuera, observando como una tos asfixiante lo convulsionaba antes de poder una vez mas yacer tranquilamente.

Isabella agradecio cuando Sarina entro energicamente y asumio el control, colocando numerosas almohadas bajo los hombros y espalda de Lucca, permitiendole respirar mas facilmente. Dirigio a Isabella para que la ayudara mientras ella presionaba una bebida caliente de hierbas curativas contra su boca. El sorbio, sin intentar sostener la taza, sus brazos pesados a los costados. Estaba dormido en el momento en que apartaron la taza de sus labios.

Isabella sujeto la mano de Sarina.

– ?Que dice la sanadora? Esta mal, ?verdad?

– La buena Madonna velara por el -La voz de Sarina contenia gran cantidad de pasion-. Con un poco de ayuda de nosotras. -Palmeo el hombro de Isabella.

El ama de llaves abandono la habitacion, cerrando la puerta, dejando a Isabella a solas con su hermano. Se arrodillo cerca de la cama para mantener vigilia. Para mirarle. Para beber de el. Le miro fijamente, temiendo que si apartaba los ojos de el desapareceria.

– ?Isabella? -La suave voz la hizo ponerse rigida-. Por favor, Isabella, solo escuchame antes de odiarme.

Isabella se giro para mirar a Francesca, que esta de pie justo dentro de la habitacion. Parecia insegura, incluso nerviosa, sin mostrar su usual autoconfianza.

– No estoy enfadada contigo, Francesca -Con un pequeno suspiro, Isabella coloco la mano de su hermano bajo la colcha y se puso en pie para enfrentar a la hermana del don-. estoy herida y decepcionada. Crei que eramos autenticas amigas. Me permiti a mi misma sentir gran afecto por ti, y me senti traicionada por tus enganos.

Francesca asintio.

– Lo se. Se que lo que hice estuvo mal. Deberia haberte dijo inmediatamente quien era. No queria admitir que era la hermana loca del don -Bajo la mirada a sus manos-. Tu no me conocias. No sabias nada de mi. cuando de repente apareci en tu habitacion, simplemente me aceptaste -Se froto el puente de la nariz, un gesto que curiosamente recordaba a su hermano-. Contigo podia ser quienquiera que quisiera, no la hermana medio loca del don. Me estaba cansando del papel pero no tenia forma de cambiarlo hasta que tu llegaste al valle.

Isabella vio el dolor crudo en los ojos de Francesca, y le fue imposible no sentir compasion por ella.

– Tu eres la unica amiga que he tenido nunca, la unica persona que alguna vez me hablo como si lo que yo dijera tuviera importancia. -Francesca atraveso la habitacion para mirar al hombre que yacia en la cama, su respiracion era aspera y harapienta-. Incluso confiaste en mi lo suficiente como para pedirme que cuidara de tu hermano. No quiero perder tu amistad. He pensado mucho en ello, y mi orgullo no vale lo que tu me das. -Se arrodillo junto a la cama-. Yo no hice lo que Nicolai dijo que hice. No se por que me acusa de ello, pero no lo hice. Yo nunca te haria dano. Pero no espero que aceptes mi palabra por encima de la de Nicolai.

Isabella lo considero por un rato.

– ?Es posible que no lo recuerdes? ?Eres realmente consciente de lo que haces cuando eres la bestia? Quizas sin saberlo, no quieres compartir a tu hermano con nadie. El es todo lo que nunca has tenido. Al igual que Lucca era todo lo que yo tenia. -Su voz era amable, compasiva. Se arrodillo junto a Francesca y toco el pelo de su hermano.

Francesca sacudio la cabeza tercamente, un parpadeo de negativa cruzo su cara. Pero cuando abrio la boca para protestar, dudo, y el horror avanzo a rastras por su expresion.

– No se, Isabella -murmuro-. Honestamente no lo se. Pero no lo creo. Me encanta tenerte aqui. Te quiero aqui -Su expresion desafiante se desmorono, y enterro la cara entre las manos-. Si hice eso, si te aceche como Nicolai dice que hice, entonces tienes que salir de aqui. Yo creia que Nicolai seria el que, contigo, liberaria el valle. Pero la bestia no es fuerte en mi; las voces son susurros, y el cambio raramente me toma. Nicolai es diferente; la bestia es mucho mas fuerte en el.

Isabella no podia soportar la vision de los esbeltos hombros de Francesca sacudiendose mientras la chica lloraba. Envolvio sus brazos consoladores alrededor de ella.

– Francesca, no lo sabes seguro. Quizas no fuiste tu. Un leon rebelde fue tras de mi en el valle y de nuevo aqui en el castello. Ambas veces senti la presencia de la entidad.

Francesca se puso rigida, despues se derrumbo en los brazos de Isabella. Chillo como si su corazon se estuviera rompiendo. Sobre la cabeza de Francesca, Isabella vio a su hermano agitado, sus pestanas revoloteando, su expresion era preocupada. Sacudio la cabeza en advertencia, y el volvio a cerrar los ojos sin protestar. Abrazando a Francesca, acariciandole el pelo, observo a Lucca regresar al sueno intranquilo.

– Shhh, ahora, todo esta bien, piccola -dijo cuando el llanto de Francesca no mostro signos de amainar-. Todo ira bien.

– ?Por que me hablaria Nicolai asi? Sonaba tan frio -Levanto la cara arrasada por las lagrimas para contemplar a Isabella-. Se que cree que estoy loca, pero que piense que deseo tu muerte… -Se interrumpio miserablemente.

– Lo siento, Francesca -murmuro Isabella-. Se que el no queria herirte. Creo que Nicolai tiene miedo de lo que pueda hacerme el. Eso le esta carcomiendo, asi que me defiende de todo lo demas.

– Lo veo cada noche -murmuro Francesca, lanzando una mirada rapida hacia la cama, para asegurarse de que Lucca permanecia dormido-. Una y otra vez veo al mio padre desgarrando a la mia madre en trizas. Habia tanta sangre. Era como un rio rojo alli en el patio -Los sollozos la sacudieron de nuevo.

Isabella apreto su abrazo, sabiendo que Francesca era la nina de cinco anos reviviendo el horror que habia cambiado su vida para siempre.

– Yo estaba congelada. No podia apartar la mirada. El mio padre giro la cabeza y

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