miro a Nicolai. Yo sabia que iba a matarle tambien. El no me miro; no me vio alli. El mio padre solia llevarme por el palazzo, haciendome girar en circulos. -Francesca se cubrio la boca cuando otro sollozo emergio, lacerante, doloroso, desgarrado de las profundidades dentro de ella-. Le queria tanto, pero no podia permitirle llevarse a Nicolai. Asi que llame a los leones, y ellos mataron al mio padre. No podia permitirle tener a Nicolai -Los grandes ojos oscuros miraron hacia Isabella en busca de perdon-. Lo ves, ?verdad? No podia permitirlo.

– Yo te lo agradezco, Francesca, como estoy segura de que te lo agradece tu padre. Hiciste la unica cosa que podias hacer, una decision que ningun nino deberia tener que hacer. Nicolai no duerme de noche tampoco. El no olvida, y se culpa a si mismo por no salvar a tu madre.

– ?Pero como podia haberla salvado? -protesto Francesca.

– ?Y como podias tu no salvar a tu hermano? -Isabella le beso la coronilla-. Nosotras pondremos orden en esto, piccola. Ahora no mas lagrimas.

Francesca lanzo una sonrisa macilenta.

– No puedo recordar haber llorado antes.

Isabella rio suavemente.

– Tu haces las cosas a lo grande -observo ella-. Este, por cierto, es el mio fratello, Lucca.

Francesca agradecio volver su atencion hacia el hombre dormido. Este parecia joven y vulnerable en su sueno, las lineas grabadas en su cara, visibles pero suaves en el reposo. Sin pensarlo conscientemente toco el mechon gris en su pelo oscuro-. Ha sufrido, ?verdad? Ese despreciable Rivellio le ha torturado.

Isabella contuvo el aliento. Por supuesto que Lucca habia sido torturado. Rivellio nunca habria dejado pasar la oportunidad de infligir tanto dolor como fuera posible a un Vernaducci. No se habia permitido a si misma pensar demasiado estrechamente en las atrocidades que su hermano habia sufrido a manos del don. Asintio, extendiendo la mano para tocar el brazo de el, su cara, solo para asegurarse por si misma de que realmente estaba alli.

– ?Todavia confiaras en mi para vigilarle? -Los dedos de Francesca acariciaban la cinta de gris en su pelo-. Te lo juro, cuidare de el -Se mantuvo ella misma inmovil, esperando ansiosamente una respuesta.

Isabella no cometio el error de dudar. Cada onza de ella era consciente de que Francesca era extremadamente fragil, y una palabra equivocada podria destrozarla.

– Con todo mi corazon, te agradecere que me ayudes a devolverle su salud o hacer sus ultimos dias mas comodos.

La boca DeMarco se apreto tercamente.

– No seran sus ultimos dias -juro Francesca-. No permitire que nada le ocurra.

– Eso esta en manos de la Madonna -se recordo Isabella a si misma y a Francesca.

Francesca la abrazo otra vez.

– Tengo que irme. Me veo horrible, y no quiero que el primer vistazo que me eche el tuo fratello le envie gritando bajo la colcha.

– Dudo que ocurriera eso… tu sei bella -Isabella se inclino para besarle la mejilla mientras le aseguraba a Francesca que era hermosa-. Pero entiendo la necesidad de verse perfecta cuando se conoce a un hombre guapo por primera vez -Toco el brazo de su hermano porque no podia dejar de asegurarse a si misma que estaba con ella.

– Vivira -prometio Francesca. Levantandose de un salto, se retiro al pasadizo, dejando un silencio atras.

Una suave risa escapo de debajo de la colcha.

– Eres la misma, hermanita, tu corazon compasivo es inconfundible -La voz de Lucca era adormilada, muy lejana, como si las hierbas en el te le hubieran dejado a la deriva-. Sus lagrimas eran genuinas. Me desgarraron hasta que desee abrazarla. ?Quien es?

– Francesca es la hermana menor de Don DeMarco. Creia que estabas dormido - Isabella intento recordar que se habia dicho. No queria a Lucca ansioso por su relacion con Nicolai.

– Estaba dormido, dentro y fuera, y la mayor parte de lo que oi no tenia sentido para mi. Creo que mezcle mis suenos con la realidad, pero alguien deberia ocuparse de ella. Ninguna mujer deberia tener que soportar tanta pena.

– Duerme, mio fratello, estas seguro aqui, y nadie es mas feliz que la tua sorella. -Isabella le beso la sien y le aparto el pelo de la cara, agradeciendo poder sentarse junto a el y ver por si misma que estaba vivo. Despues de un tiempo, apoyo la cabeza sobre la colcha y, sosteniendo su mano, se permitio a si misma dormir.

Casi salto fuera de su piel cuando una mano apreto su hombro. Nicolai. Conocia su tacto. Su fragancia. La calidez de su cuerpo. El se inclino para besarle la coronilla a forma de saludo. Su mano le dejo una caricia en el pelo.

– La sanadora dice que Lucca necesitara mucho cuidado. Mas del que tu puedes darle sola. Sarina te ayudara, pero necesitaras a otro que se quede con el durante la noche -Su voz evidenciaba una callada orden. Tiro de ella para ponerla en pie y al abrigo de su alto y musculoso cuerpo-. Se que deseas quedarte a su lado dia y noche para asegurar su recuperacion, pero te enfermarias tu misma, y tu hermano no querria eso. Sabes que tengo razon, Isabella.

Isabella estaba demasiado agradecida por la vida de su hermano como para molestarse por que Nicolai estuviera dictando los terminos del cuidado de Lucca por ella.

– He pedido ayuda a una amiga. Ella pasara las noches vigilandole por mi -Isabella deslizo sus brazos alrededor de la cintura de Nicolai. No se como agradecerte apropiadamente lo que has hecho. No se como pagartelo. -Apoyo la cabeza sobre su pecho, su oido sobre el firme latido del corazon. El amor fluyo, abrumandola haciendo que se sintiera debil por el. Supo en ese momento que amaba a Nicolai sin reservas, incondicional y completamente.

– Lucca es toda la familia que tengo en el mundo, y tu me lo has devuelto -Inclino la cabeza para mirar al don, este hombre al que amaba mas de lo que nunca habia creido posible. Este hombre que creia que algun dia podria destruirla.

Los brazos de el se apretaron a su alrededor.

– Tienes mas que al tuo fratello, cara mia. Nunca olvides eso -Su voz fue gentil, un sonido suave y retumbante que parecio rezumar en su corazon y alma.

La pureza de sus sentimientos por el la sacudieron. Miro hacia arriba a esos ojos extranamente coloreados, cautivada por el, atrapada por la intensidad que veia alli. Sus palabras le trajeron el recuerdo de las manos sobre su cuerpo, su boca tomando posesion de la de ella. Mas que eso, las palabras trajeron la sensacion de el envuelto a su alrededor, sus brazos sujetandola fuerte mientras vagaban hacia el sueno juntos. Con Nicolai, conocia una sensacion de paz, de ligereza. Estaban hechos el uno para el otro, enmaranados y remontandose o simplemente yaciendo tranquilamente juntos.

Un golpe en la puerta hizo que Nicolai se desvaneciera de vuelta a las sombras del cuarto. Sonrio hacia ella, senalando a la puerta. Isabella, la abrio cautelosamente, exigiendo a los hombres que estaban alli de pie que mantuvieran las voces bajas.

– ?Que pasa? -pregunto a los dos sirvientes a los que Betto habia ordeando guardarla dentro del palazzo-. Seguramente puedo estar a solas con el mio fratello.

– Signorina, Sarina esta llamando a todos para ayudar en la cocina. Con tanto soldados que alimentar y vigilar, nos necesita alli. Pero Betto dijo que debiamos quedarnos para vigilarla.

Isabella miro hacia atras en busca del permiso de Don DeMarco, quien alzo una ceja aristocratica hacia ella, despues sonrio con la rapida y sardonica sonrisa de chiquillo que siempre le tiraba a ella del corazon. Se volvio a girar hacia los guardias.

– Estare a salvo en esta habitacion con el mio fratello. Vosotros ayudad a Sarina y despues volved. Yo estare aqui mismo, lo prometo.

– Pero signorina -protesto uno, claramente desgarrado.

Ella sonrio tranquilizadoramente.

– Dudo que un leon encuentre el camino hasta aqui con la puerta firmemente cerrada. Hacedme saber cuando volveis. -Cerro la puerta para evitar mas conversacion.

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