humor, pero sus temblores no se detuvieron.

Bartolmei tuvo que levantarla, otro momento impropio y humillante en su joven vida. No pudo arreglarselas mas que para rodearle el cuello con los brazos para sujetarse.

– ?Encontrada! -grito el Capitan Bartolmei.

– Encended el fuego de aviso en las almenas. La Signorina Vernaducci ha sido encontrada.

Isabella podia oir el grito, llevado de hombre a hombre, hablando a los buscadores de su rescate, alertando a los sirvientes de que prepararan su llegada. La palabra se extendio rapido, un fuego salvaje de rumores. Rolando Bartolmei se apresuro a cruzar el terreno accidentado y cubierto de nieve. La linterna se balanceaba alocadamente mientras la llevaba en brazos.

Se acercaron a la entrada del enorme palazzo. Nubes blancas de vapor salian de sus monturas. El niebla se arremolinaba alrededor de sus pies. Sin advertencia un enorme leon salto a lo alto de la escalera, la peluda melena salvaje, los ojos de un rojo feroz en la noche, la boca grunendo. Rolando se quedo congelado en el lugar, despues bajo lentamente a Isabella a sus pies y la empujo tras el, una pequena proteccion si la bestia atacaba.

– Creia que todos los leones debian mantenerse fuera de vista por si acaso los hombres de Rivellio estuvieran espiando -murmuro isabella cerca del oido de Rolando. Se estaba aferrando a el, sus piernas demasiado inestables para mantenerla por si mismas.

– Evidentemente es la manera mas rapida de viajar -respondio el Capitan Bartolmei, reconociendo claramente al animal.

Isabella espio alrededor de su hombro, pero el leon dio un segundo salto enorme, desapareciendo en las arremolinantes neblinas.

– Ahora es seguro -dijo ella, sus dientes castaneteaban tanto que apenas pudo conseguir pronunciar las palabras.

Rolando tiro para llevarla de vuelta a sus brazos y casi se topo directamente con Don DeMarco. Se erguia sobre ellos, alto y poderoso, su expresion sombria. Nicolai extendio la mano y extrajo a Isabella, sin emplear la fuerza,de los brazos del capitan asegurandola contra la proteccion de su pecho. El abrigo del Capitan Bartolmei cayo inadvertido al suelo.

Isabella capto un breve vistazo de Theresa y Violante de pie juntas, aferrandose las manos mientras observaban a Nicolai llevarla en brazos al interior de la casa. Theresa cogio el brazo de su marido. Violante se agacho para recuperar el abrigo de la nieve, ofreciendoselo a Sergio para que lo devolviera a Rolando.

Isabella se acurruco contra Nicolai en un futil intento de conseguir calor. Enterro la cara contra su cuello. El la llevo velozmente a traves del castello, directamente a su dormitorio. Sarina estaba ya alli, retorciendose las manos, con desasosiego claro en su cara.

– Esta congelada, Sarina. Debemos calentarla inmediatamente. -La voz de Nicolai era apretada por el control, pero un pequeno temblor atravesaba su cuerpo, la unica indicacion de las volcanicas emociones que rondaban profundamente en su estomago.

– ?Esta herida! -jadeo Sarina.

– Tenemos que calentarla antes de atender ninguna otra cosa -insistio Nicolai-. Los banos subterraneos seran demasiado calientes.

– He pedido una tina pequena. Estan calentando el agua.

Sarina y Nicolai hablaban como si ella no estuviera presente, pero al parecer no podia reunir la energia para ofenderse. Estaba demasiado cansada, deseando solo dormir.

Nicolai bajo la mirada a su cara manchada de lagrimas. La idea de lo que podria haberle pasado si no la hubieran encontrado cuando lo hicieron le desgarraba el alma, convirtiendo su sangre en hielo. Las preguntas clamaban en su mente, pero se mantuvo callado. Nunca habia visto a Isabella tan vulnerable, tan fragil. Sus brazos se apretaron alrededor de ella, y la sostuvo contra el.

Hubo un golpe en la puerta, y Francesca entro rapidamente.

– Sarina, he llamado a la sanadora -Su volvio hacia su hermano-. Yo me ocupare de Isabella mientras tu encuentras al responsable de esto, Nicolai. Enviare a buscarte en cuanto este en la cama.

Nicolai dudo. Su mirada fija enganchada a la de su hermana.

Los ojos de ella permanecieron firmemente sobre los de el.

– La vigilare yo misma, mio fratello. No abandonare su lado hasta que estes una vez mas con ella. Te doy mi palabra de honor, la palabra de una DeMarco. Dejanosla a nosotras, Nicolai.

No queria dejar a Isabella, ni siquiera por unos minutos. Pero tenia intencion de saber que habia pasado. Sus hombres traerian a la viuda y los dos criados de la cocina ante el. Nicolai inclino la cabeza para rozar un beso a lo largo de la sien de Isabella.

– Estoy poniendo mi corazon en tus manos, Francesca -dijo suavemente, su voz retumbando con una amenaza.

– Soy bien consciente de ello -respondio ella.

Nicolai coloco a Isabella reluctantemente sobre la cama. La sanadora habia entrado en la habitacion. Nicolai se quedo alli de pie, mirando a las tres mujeres.

– Ocupaos de que se recobre rapidamente -Algo poco familiar atascaba su garganta, y se giro alejandose de ellas, sus dedos cerrandose en punos. Esto terminaria. Tenia que terminar. Ya era suficientemente malo que Isabella afrontara una amenaza muy real por parte de el, pero tener estos accidentes ocurriendo tan regularmente sonaba a conspiracion.

Francesca cerro la puerta tras su hermano y se volvio hacia la sanadora.

– Dinos que hacer.

Los tres mujeres desnudaron a Isabella y la pusieron en la banera. Incluso el agua templada fue dolorosa para ella, y grito e intento retorcerse alejandose de ellas mientras gentilmente le frotaban las extremidades para devolverle la vida. La sanadora atendio el malvado aranazo, incluso mientras Sarina pedia agua humeante para calentar mas el agua. Las lagrimas corrieron por la cara de Isabella cuando su cuerpo empezo a calentarse. Los temblores persistian, los retazos de horror en las profundidades de sus ojos. Francesca la mecio gentilmente, mientras la sanadora vertia te fuerte y dulce por su garganta.

Cuando Isabella se vistio finalmente con su camison mas caliente y se acomodo bajo las mantas, Francesca se sento junto a ella, acariciandole el pelo hacia atras.

Espero hasta que la sanadora y Sarina salieron energicamente de la habitacion, llevando sus cosas con ellas.

– Me asustaste, sorella mia. No puedes desaparecer asi -Se inclino acercandose, susurrando palabras de animo-. Me mantuve vigilando al tuo fratello por ti. Esta dormiendo pacificamente. Nicolai te ama mucho. Te has convertido en su vida, sabes. Su corazon -Tomo la mano de Isabella entre las suyas y se inclino aun mas cerca-. Tu eres la unica amiga que tengo, la unica que puede llevarme de regreso de un lugar vacio y oscuro. Ya no quiero vivir alli, Isabella. Quedate con nosotros. Quedate con el mio fratello. Quedate conmigo. Vivimos en un mundo que no puedes esperar entender, pero necesitamos tu valor.

Los dedos de Isabella se cerraron alrededor de los de Francesca solo por un momento, despues los dejo. Francesca suspiro y acomodo la mano de Isabella bajo las mantas. Nicolai estaba esperando impacientemente, casi grunendo a su hermana cuando entro rondando en la habitacion como el leon inquieto que era.

– Dejala dormir, Nicolai -aconsejo Francesca-. ?Que has averiguado?

– Mis hombres estan trayendo a la mujer y los sirvientes. Tendremos nuestras respuestas cuando lleguen - Toco el pelo de Isabella, una tierna caricia, despues reanudo su paseo.

– Fue atacada por lo gatos. Hay profundos aranazos en su brazo -Francesca inhalo ante la expresion asesina de el e intento explicarse apresuradamente- Los gatos se refugian en el almacen para evitar que se los coman los leones. Mantienen controlados a los roedores. Los necesitamos, Nicolai. No puedes destruirlos. Las pobres criaturas estan hambrientas y solo protegian su territorio. No tienen ningun otro refugio. Todo el mundo lo sabe. -Sus palabras se desvanecieron. Alzo los ojos hacia su hermano-. Nicolai. -Respiro su nombre con horror.

Ardian llamas en los ojos de el, rojo-anaranjadas, un reflejo de su confusion interna. Continuo mirandola fijamente.

– Nicolai, no puedes persistir todavia en pensar que yo querria que le sobreviniera algun dano. -Habia dolor

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