No lee prestes ninguna atencion cuando divague, Sarina. Es la enfermedad.

Isabellla y Francesca escaparon al pasadizo. En el momento en que la puerta oculta se hubo cerrado tras ellas, estallaron en carcajadas.

– Es muy exigente pero tan dulce, Isabella. Dice que le gusta mi pelo. -Francesca se palmeo el peinado- Le pedi a Sarina que me lo arreglara.

La vela que Francesca sostenia chisporroteo. Levanto la llama vacilante hasta una antorcha. La luz salto y danzo mientras se apresuraban a lo largo de un estrecho corredor.

– Normalmente Lucca no es tan exigente, Francesca. No se por que la toma contigo de ese modo o por que se burla tanto de ti -Isabella se froto las sienes-. Espero que no hable realmente con Nicolai. No deberiamos dejar que esos dos se reunan nunca.

Francesca parecio vulnerable durante un momento.

– Nadie me ha hablado nunca como lo hace Lucca. Parece tan interesado en mi vida, en mis opiniones. Una vez, cuando estaba citando al mio fratello, se impaciento y exigio saber que pensaba yo. Solo tu y tu hermano me habeis preguntado lo que yo pienso.

Isabella le sonrio afectuosamente. Estudio la joven cara, encontrando un toque de vulnerabilidad. No podia imaginar a la bestia tomando a Francesca. O a Francesca conduciendola a su perdicion en un balcon resbaladizo. O acechandola a traves de las calles de la ciudad. Suspiro suavemente. Si Francesca no la habia perseguido, eso dejaba a Nicolai.

– Lucca cree que una mujer deberia expresar su opinion, aunque es extremadamente protector. Bien podria hablar a Don DeMarco.

– No podia dormir, y me conto las historias mas divertidas. Adoro su voz. Adoro sus historias -Agacho la cabeza-. Espero que no te importe que le hablara de tu compromiso. Le asegure que Nicolai te ama.

– ?Que dijo el? -Isabella agarro el brazo de Francesca cuando empezaron a descender hacia los intestinos del palazzo. Isabella no habia estado ansiando contarselo a su hermano, sabiendo que supondria como habia sucedido el encuentro.

Francesca bajo la mirada a sus manos.

– Parecia complacido. Nicolai es un buen partido, pero no pude obligarme a hablar a Lucca sobre los leones. Queria. No queria mentirle. Cuando me mira, quiero contarselo todo -Suspiro y aliso su vestido-. Me dice las cosas mas agradables.

– Me alegro de que no haya sido demasiado dificil contigo. Te debo tanto, Francesca. Debe ser duro para ti estar dentro tanto tiempo despues de tu libertad -Miro a la joven-. Tu vestido es hermoso. ?Lo noto Lucca? -Era propio de su hermano observar los detalles.

– ?Te gusta? -Pregunto Francesca timidamente, complacida por que Isabella lo hubiera notado-. Sarina siempre me persigue para que lleve los vestidos que Nicolai ha mandado hacer para mi. Normalmente yo los daba a las jovenes que realmente los deseaban. Lucca cree que es adecuado -sacudio la cabeza-. Lucca sabe que algo va mal. Evita preguntarme. Le dije que debia dormir, pero quiso saber por que estaba triste.

– Encontraremos una forma de contarle la verdad.

– ?Que verdad? Que soy la hermana medio-loca de Nicolai que ocasionalmente se convierte en bestia? -La voz de Francesca temblo- Realmente me gusta. Ni siquiera se por que, pero no quiero que piense mal de mi.

Isabella la miro fijamente.

– Lucca no tiene razon para pensar mal de ti.

Francesca ya no estaba prestando atencion. Su mano aferraba la muneca de Isabella. Estaban en una pequena habitacion profundo bajo el castello. Estaba desnuda, vacia, sombria, un lugar casi feo, no se parecia a ninguna otra habitacion que Isabella hubiera visto.

Se estremecio en el frio.

– ?Que es este lugar?

– Aqui es donde Sophia fue enterrada, aqui bajo el suelo. -Francesca hablo en tono reverente, senalando la cruz tallada en el marmol en medio del suelo.

– Pero no hay nada aqui -protesto Isabella-. Deberia tener velas, algo que la honrara. No era culpable de los crimenes de los que la acusaban. ?Por que nadie se ocupa de su lugar de descanso?

Francesca parecia atonita.

– Acausa de su maldicion, por supuesto.

– ? si la entidad ya estaba suelta en el valle, haciendo presa de la debilidad humana? ?no crees que, en ese momento, cuando sus amigos la traicionaban, cuando su propio marido la traicionaba, se habria alimentado de su furia natural? -Isabella se encogio de hombros-. Me encuentro pensando en ella con frecuencia, deseando su bien. Que terrible tormento ha vivido. Espero que al menos este con su marido y haya encontrado algo de felicidad.

– Todos la desprecian… los 'otros', quiero decir. La culpan por encerrarlos en el valle. Ninguno de ellos se le acerca. No se nada de su marido.

Francesca pronuncio un sonido suave de advertencia y giro la cabeza a un lado, cerrando los ojos.

– Ella esta aqui con nosotras. -Se quedo en silencio un momento, escuchando susurros que Isabella no tenia esperanzas de oir-. Te agradece tu generosidad y pensamientos amables. Te advierte de un gran pelibro, de traicion. -Francesca entrelazo sus dedos con los de Isabella como si pudiera de algun modo aferrarla bien, evitar las horrendas predicciones, las ominosas advertencias-. El mal desperto cuando llegaste al valle, y tu eres su gran adversaria. Hace presa sobre Nicolai -Francesca parecia afligida-. Sobre mi y todos los demas, para hacerte dano.

– Por favor dile que lamento todo su dolor y angustia. Espero ponerla en libertad. Si no puedo, buscare encontrarme con ella en la otra vida -Isabella sintio su corazon palpitar ante la idea de como encontraria su muerte.

– Puede oirte, Isabella, pero no puede ayudarte. Los que estan atrapados en el valle no pueden proporcionar ayuda a los vivos. Dice que solo puede recordarte que ella, que era fuerte y estaba muy enamorada de su marido, cayo presa de la entidad. Tu tarea es doble. Lamenta lo que ha causado -Los ojos de Francesca estaban llenos de lagrimas-. Esta llorando. Alexander, su esposo, esta en eterno tormento, incapaz de alcanzarla, incapaz de estar con ella, ni ella puede alcanzarle a el.

– Nicolai es un buen hombre, al que bien vale la pena salvar. Lo hare lo mejor que pueda. Es todo lo que puedo hacer -dijo Isabella suavemente.

Francesca exhalo un suspiro de alivio.

– Ahora se va. No la siento -El frio habia penetrado en su sangre-. Vamos rapido.

Isabella permitio que Francesca la arrastrara de vuelta a traves del laberinto de corredores, sin prestar realmente atencion a las direcciones que tomaban. Sophia la habia advertido del peligro que Isabella habia sabido todo el tiempo estaba alli. No podia abandonar a Nicolai y a su gente. Se habia encarinado con ellos. Se froto las manos arriba y abajo por los brazos para calentarse, obligando a su mente a alejarse de pensamiento de Nicolai y la bestia. Estaba decidida a pensar en el solo como un hombre. Alguien tenia que verle como hombre en vez de como bestia.

La mayor parte de su vida habia sido formada por su legado, formada por su aislamiento y la mirada esquiva de su gente. Si no le daba nada mas, le daria el regalo de su propia humanidad. Y mientras fuera suyo, le atesoraria. Se volvio consciente del silencio de Francesca. Recorriendola con la mirada, noto la mirada afligida en su cara.

– ?Que pasa?

– ?No oiste lo que dijo? Dijo que la entidad estaba haciendo presa en mi. Te advirtio de traicion y peligro. Yo era la bestia que te siguio a traves de la ciudad. Nicolai me olio. Isabella ?Que hacemos? Podria hacerte dano sin nisiquiera recordarlo. Nicolai podria hacerte dano.

Isabella se detuvo en el pasadizo y abrazo a Francesca.

– Sophia no dijo que tu fueras la bestia. Ya sabiamos que habia una posibilidad de peligro y traicion. Lo aclararemos juntos, tu, yo y Nicolai. Solo tenemos que vigilarnos los unos a los otros, intentar estar preparados para la entidad cuando se alimente de nuestras debilidades.

Francesca asintio silenciosamente, con aspecto de ir a estallar en lagrimas. Tomo un profundo aliento y

Вы читаете La Guarida Del Leon
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату