encontro el panel que abria la puerta oculta en el dormitorio de Lucca. Extinguieron la antorcha antes de entrar.

Pero no era Sarina la que las esperaba alli. Don DeMarco estaba paseandose, sus largas zancadas le llevaban de aca para alla a traves del suelo segun su silenciosa y fluida costumbre. Se dio la vuelta cuando entraron, sus ojos ambar ardian de furia. Se movio tan rapido que el corazon de Isabella salto cuando la sujeto de la muneca, y justo delante de su hermano, la arrastro contra el.

– ?Donde has estado? ?No crees que ya me he preocupado bastante por ti esta noche sin otra desaparicion?

Su voz fue tan suave en su amenaza, que Isabella se estremecio. Miro a su hermano. El estaba observandolos, con especulacion y conocimiento en su mirada. Lucca y Nicolai se giraron ambos hacia Francesca en el mismo momento.

Ella alzo la barbilla.

– Mis movimientos no son asunto de nadie. Estoy segura de que no acostumbro a ver mis actividades cuestionadas. -Intento sonar arrogante, pero su voz temblo un poco.

– Puedo ver que he sido demasiado indulgente contigo, Francesca -respondio Nicolai, reteniendo su apreton sobre Isabella cuando ella habria ido al lado de su hermano-. Tu seguridad es de suprema importancia. Hay enemigos dentro de nuestro valle, y tenemos un traidor entre nosotros. Debo insistir en que te conduzcas con propiedad y comportamiento circunspecto. Soy el tuo fratello y tu don. Debes responder ante mi.

Francesca miro fijamente a Lucca.

– Esto es cosa tuya. Le has contado cosas.

Lucca se recosto, entrelazando los dedos tras la cabeza, con una expresion satisfecha en la cara.

– Hemos tenido una charla de lo mas informativa -admitio sin remordimiento.

Nicolai bajo la mirada a la cara inclinada hacia arriba de Isabella.

– Los que necesitamos tener una charla de lo mas informativa -dijo desagradablemente- ahora mismo, somos nosotros dos. Di buenas noches, Isabella. -Era una orden.

Lucca se encrespo visiblemente ante el tono de propietario utilizado con su hermana, pero permanecio en silencio cuando ella le rozo un beso en la coronilla.

– Buenas noches, Lucca. Te vere lo primero de todo por la manana. Me alegro mucho de que estes finalmente aqui.

Los dedos de Nicolai se apretaron alrededor de su muneca, tirando para alejarla de la cama. Apenas se refreno a si mismo mientras la escoltaba a su dormitorio, utilizando el pasadizo secreto para asi no tener que dejarla delante de los sirvientes y volver luego. Estaba pataleando de furia, el miedo la estaba mordiento hasta que temio que pudiera explotar. El fuego ardia brillantemente, y una taza de te humeando esperaba sobre la mesita de noche, evidencia de que Sarina habia preparado la habitacion. Nicolai se acerco a la puerta, asegurandose de que estaba cerrada, antes de volverse a enfrentarla.

Isabella inclino la barbilla.

– ?Tengo que informarte de cada uno de mis movimientos?

El dejo escapar el aliento en una sola rafaga.

– Absolutamente si. No tienes ni idea de lo que significa para mi, de lo que he descubierto que soy capaz de hacer. Dio, Isabella, todo este tiempo que he estado malgastando preocupandome por lo que podria hacer yo dentro de unos anos. Deberia haber estado tan cerca de ti como fuera posible. Amarrarte a mi de cada forma concevible para que no cupiera duda entre nosotros.

Ella arqueo una ceja.

– ?Duda, Nicolai? ?Es que te encuentras a ti mismo dudando? ?Seguramente no de mi fidelidad?

El se paso una mano por el pelo, dejandolo tieso y despeinado.

– He estado oyendo varios… rumores desagradables.

Ella le miro fijamente, su cuerpo entero tenso de ultraje.

– ?Y, siquiera por un momento, has creido esos rumores desagradables? -Contuvo el aliento, esperando su respuesta, necesitando que fuera la correcta. Todo lo que ella era, su corazon y alma, era su palabra de honor. Si Nicolai dudaba de eso, no sabia nada de ella.

Una lenta sonrisa suavizo la dura linea de la boca de el.

– Me miras con tanta confianza, con tanta fe de que dire y hare lo correcto. Temo por ti, Isabella. Temo que a donde quiera que vayas hay ojos que te vigilan con celos mezquinos, y que la maldicion ya esta llegando a su final. Hay mas aqui que el hecho de que yo controle o no a la bestia. Lo dijiste tu misma. No confio en nadie contigo. -Cruzo a su lado y extendio la mano para sacarle las horquillas del pelo. Lo obsevo caer como una cascada sedosa, espesa y lujuriosa, por debajo de su cintura.

– Francesta te ama, Nicolai. No te traicionara.

– Yo nunca dude de que el mio padre amara a la mia madre, isabella, pero al final la traiciono -Inclino la cabeza hasta su boca, necesitando saborearla, necesitando abrigarla cerca de su corazon. Los labios de ella eran calidos, fundidos bajo los suyos. El cuerpo de ella entro en el suyo, suave y flexible, moldeado por su forma mas fuerte y musculosa.

Isabella alzo la cabeza para mirar sus extranos ojos ambar.

– Quizas ella le traiciono a el, Nicolai. No con su cuerpo, sino con su mente. Quizas no amaba lo que el era.

– Una bestia actua por instinto, Isabella, no razona -advirtio-. ?Como podria una mujer amar alguna vez esa parte de el?

– A veces, Nicolai, una mujer actua por instinto tambien. Si la bestia reside en ti, entonces es parte de ti. Una mujer no separa y elige que ama en un hombre. Lo ama todo de el.

Sus manos le enmarcaron la cara.

– ?Amas todo en mi, cara, incluso mi lado salvaje? -Su voz era una caricia baja, jugando sobre la piel como el toque de sus dedos. Rozaron alas de mariposa a lo largo de sus entranas.

– Amo cad parte de ti -susurro suavemente-. Tu voz, la forma en que ries, lo gentil que puedes ser. Amo la forma en que amas a tu gente, la forma en que dedicas tu vida a ellos.

– ?Y mi lado salvaje, hermosa… amas esa parte de mi?

– Muy particularmente, signore -estuvo de acuerdo.

Los pulgares de el le trazaron el cuello hacia abajo, la garganta, deslizandose a lo largo del escote de su vestido. Isabella se estremecio cuando las yemas de los pulgares rozaron la piel expuesta.

La mirada de el era caprichosa, pensativa, una oscura mezcla de amor y desesperacion. La deseaba; el deseo ardia ferozmente en el. Habia vivido con los resultados de su legado; Isabella no tenia que hacerlo. Aun asi, ella creia ver las cosas mas claramente.

– ?Tienes razon, amore mia? ?Coloco toda mi fe y confianza en que eres capaz de asegurar nuestro futuro? No hay retirada, ni vuelta atras, por mucho que yo haya intentado fingir que podiamos. Mantenerte como mi amante no cambiaria nada.

Ella sacudio la cabeza.

– No, no lo haria. -su voz fue un susurro tembloroso. Los dedos de el le aflojaron el vestido, permitiendo que este se abriera, liberando los pechos entre las sombras del fuego oscilante. La luz y oscuridad parecieron acariciar sus curvas, y el roce de sus yemas sobre la carne enviaban un calor enroscandose profundamente en su mismo centro-. ?Que otra eleccion tenemos mas que vivir nuestras vidas, Nicolai?

Las manos de el le enmarcaron la cara, sus ojos ambar estaban vivos con amor, con ternura.

– Quiero hacerte una promesa. Te amare con todo lo que hay en mi. Te dare tanta felicidad como pueda darte. Pero no puedo permitir tu muerte, no a mis manos. Tu eres mas importante que yo -Con la boca encontro cada uno de sus parpados, despues bajo por la mejilla hasta la comisura de sus labios-. No protestes. Solo escuchame. He pensado en mucho en esto. Tu vida esta en peligro. Tu lo has aceptado, y estas dispuesta a dar una oportunidad a nuestro amor. Pero yo no puedo vivir con tu muerte en mis manos. No puedo, Isabella -Le beso la boca, sus labios suaves y flexibles, sacando fuerza de ella, su interminable coraje convirtiendose en el de el.

Cuando alzo la cabeza, sus ojos ambar vagaron sobre la cara de ella.

– Despues de que nazca nuestro hijo, un heredero para nuestra gente, cuando vea que la bestia crece en

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