Llegaron a las puertas, llegaron a la gran ciudad.
Llegaron a la gran ciudad desde el pais de la muerte.
«Somos hombres de Dios, hombres de los Carpatos.
Somos monjes y hombres santos, pero solo traemos malas noticias.
Traemos noticias de una epidemia en la gran ciudad.
Serviamos a nuestro amo, y venimos a llorar por su muerte.»
Llegaron a las puertas y la ciudad lloro con ellos
cuando entraron.
– Dioses, que peculiar y aterrador -dijo Turgut-. ?Todas las canciones de su patria son asi, madame?
– Si, casi todas -rio Helen. Me di cuenta de que, debido a la emocion, habia olvidado durante dos minutos que estaba sentada a mi lado. Me obligue con grandes dificultades a no apoderarme de su mano, a no mirar su sonrisa o el mechon de pelo oscuro que caia sobre su mejilla.
– Y nuestro dragon, escondido entre los arboles… Tiene que existir una relacion.
– Ojala la hubiera encontrado -suspiro Turgut. Despues dio una palmada sobre la mesa de laton, tan fuerte que nuestras tazas vibraron. Su esposa apoyo una mano carinosa sobre su brazo, y el la palmeo para tranquilizarla-. No, mira: ?la epidemia!
Se volvio hacia Selim e intercambiaron una andanada de frases en turco.
– ?Que? -Helen tenia los ojos entornados a causa de la concentracion-. ?La epidemia de la cancion?
– Si, querida mia. -Turgut se aliso el pelo con la mano-. Ademas de la carta,
descubrimos otro dato sobre Estambul en este periodo exacto, algo que mi amigo Aksoy ya sabia. A finales del verano de 1477, en la epoca mas calurosa, se produjo lo que nuestros historiadores llaman la Pequena Epidemia. Se cobro muchas vidas en el barrio de Pera, que ahora se llama Galata. Antes de quemar los cadaveres se les atraveso el corazon con una estaca. Se trata de algo poco comun, dice, porque por lo general los cadaveres de los menos afortunados se quemaban fuera de la ciudad para impedir posteriores infecciones. Pero fue una epidemia breve y no mato a mucha gente.
– ?Crees que estos monjes, en el caso de que fueran los mismos, trajeron la epidemia a esta ciudad?
– No lo sabemos, por supuesto -admitio Turgut-, pero si tu cancion describe al mismo grupo de monjes…
– He estado pensando en algo. -Helen bajo su taza-. No recuerdo, Paul, si te he hablado de esto, pero Vlad Dracula fue uno de los primeros estrategas militares de la historia en utilizar… ?Como se dice? ?Enfermedades en la guerra?
– Armas bacteriologicas -aclare-. Me lo dijo Hugh James.
– Si. -Doblo las piernas bajo el cuerpo-. Durante las invasiones de Valaquia llevadas a cabo por el sultan, a Dracula le gustaba enviar enfermos de peste o viruela disfrazados de turcos a los campamentos otomanos. Contagiaban a la mayor cantidad de gente posible antes de morir alli.
De no haber sido tan macabro, habria sonreido. El principe de Valaquia era tan creativo como destructivo, un enemigo inteligente en grado sumo. Un segundo despues me di cuenta de que habia pensado en el en tiempo presente.
– Entiendo. -Turgut asintio-. Quiere decir que este grupo de monjes, si eran los mismos, trajeron la peste desde Valaquia.
– De todos modos, eso no explica una cosa. -Helen fruncio el ceno-. Si algunos estaban enfermos de peste, ?por que les permitio quedarse el abad de Santa Irene?
– Eso es cierto, madame -admitio Turgut-. Aunque puede que no se tratara de la peste, sino de otra especie de epidemia… Pero no hay forma de saberlo.
Todos nos quedamos frustrados, mientras reflexionabamos sobre esto.
– Muchos monjes ortodoxos cruzaron Constantinopla en peregrinaje incluso despues de la conquista -dijo por fin Helen-. Tal vez era un simple grupo de peregrinos.
– Pero estaban buscando algo que, por lo visto, no habian encontrado en su peregrinaje, al menos en Constantinopla -indique-. El hermano Kiril dice que van a ir a Bulgaria disfrazados de peregrinos, como si en realidad no lo fueran. Al menos eso es lo que parece insinuar.
Turgut se rasco la cabeza.
– El senor Aksoy ha pensado sobre esto -dijo-. Me explica que la gran mayoria de reliquias cristianas guardadas en las iglesias de Constantinopla fueron destruidas o robadas durante la invasion: iconos, cruces, huesos de santos. Ciertamente que no habia tantos tesoros en 1453 como en la epoca en que Bizancio era un gran poder, porque los objetos antiguos mas bellos fueron robados durante la cruzada latina de 1204, no les quepa duda, y trasladados a Roma, Venecia y otras ciudades de Occidente. -Turgut extendio las manos en un gesto de desaprobacion-. Mi padre me hablo de los maravillosos caballos de la basilica de San Marcos de Venecia, que habian sido robados de Bizancio por los cruzados.
Los invasores cristianos eran tan malvados como los otomanos. En cualquier caso, amigos mios, durante la invasion de 1453, algunos tesoros de la catedral se ocultaron y algunos fueron sacados de la ciudad antes del asedio del sultan Mehmet, escondidos en monasterios o transportados en secreto a otros paises. Si nuestros monjes eran peregrinos, tal vez llegaron a la ciudad con la esperanza de ver un objeto sagrado, pero descubrieron que habia desaparecido. Tal vez lo que les conto el abad del segundo monasterio fue la historia de un gran icono que habian trasladado a Bulgaria. Pero no hay forma de saberlo a partir de esta carta.
– Ahora entiendo por que quieres que vayamos a Bulgaria. -dije. Reprimi de nuevo la urgencia de estrechar la mano de Helen-. Si bien no se me ocurre como podremos averiguar mas datos de esta historia cuando lleguemos alli, ni como entraremos. ?Estas seguro de que no hay otro lugar de Estambul que deberiamos investigar?
Turgut meneo la cabeza con aire sombrio y levanto su taza de cafe olvidada.
– He utilizado todos los canales que se me han ocurrido, incluidos algunos, lamento decirlo, de los que no puedo hablar. El senor Aksoy ha investigado en todas partes, en los libros de su propiedad, en las bibliotecas de sus amigos, en los archivos universitarios. He hablado con todos los historiadores que he podido localizar, incluyendo uno que estudia los cementerios de Estambul. Ya has visto nuestros hermosos cementerios. No hemos encontrado ninguna mencion al entierro de un extranjero fuera de lo corriente en ese periodo. Tal vez hemos pasado por alto algo, pero no se donde mas buscar en poco tiempo.
– Nos miro muy serio-. Se que seria muy dificil para vosotros ir a Bulgaria. Lo haria yo, pero todavia seria mas dificil para mi, amigos mios. Como turco, ni siquiera podria asistir a un congreso academico. Nadie odia mas a los descendientes del imperio otomano que los bulgaros.
– Oh, los rumanos hacen lo que pueden -le tranquilizo Helen, pero suavizo sus palabras con una sonrisa que arranco una carcajada a Turgut.
– Pero… Dios mio. -Me recline contra los almohadones del divan, porque me sentia invadido por una de esas oleadas de irrealidad que cada vez me asaltaban con mas frecuencia-. No veo como podemos hacerlo.
Turgut se inclino hacia delante y dejo frente a mi la traduccion de la carta del monje.
– El tampoco lo supo.
– ?Quien? -gruni.
– El hermano Kiril. Escucha, amigo mio, ?cuando desaparecio Rossi?
– Hace mas de dos semanas -admiti.
– No hay tiempo que perder. Sabemos que Dracula no esta en su tumba de Snagov.
Creemos que no fue enterrado en Estambul. Pero… -dio unos golpecitos sobre el papel- aqui tenemos una prueba. De que, no lo sabemos, pero en 1477 alguien del monasterio de Snagov fue a Bulgaria… o lo intento. Vale la pena averiguar por que. Si no encuentras nada, al menos lo habras intentado. Despues podras volver a casa y llorar a tu mentor con el corazon limpio, y nosotros, tus amigos, honraremos eternamente tu valor. Pero si no lo intentas, siempre te haras preguntas y sufriras sin encontrar alivio.
Levanto la traduccion otra vez y paso un dedo por encima, y despues leyo en voz alta.
– «Es muy peligroso para nosotros demorarnos incluso un dia, y estaremos mas seguros atravesando las tierras de los infieles que aqui.» Guarda esto en tu maletin, amigo mio. Esta copia es para ti. Tambien esta la copia en eslavo, que el religioso amigo del senor Aksoy ha escrito.
Turgut se inclino hacia delante.
– Ademas, he averiguado que hay un estudioso en Bulgaria al que puedes pedir ayuda. Se llama Anton
