todos los que habia encontrado en mis viajes. Me llamaron hermano y compartieron conmigo su comida y su bebida, y me senti mas en paz en el seno de su devoto silencio de lo que habia estado en muchos meses. Como trabajaba con ahinco y obedecia humildemente todas las instrucciones del abad, pronto me concedio permiso para quedarme con ellos. Su iglesia no era grande, pero si de una belleza sin parangon, y sus famosas campanas resonaban sobre el agua.

Esta iglesia y su monasterio habian recibido la maxima ayuda y proteccion del principe de aquella region, Vlad hijo de Vlad Dracul, quien por dos veces fue expulsado de su trono por el sultan y otros enemigos. Tambien estuvo mucho tiempo encarcelado por Matias Corvino, rey de los magiares. Este principe Dracula era muy valiente, y en el curso de sus incesantes combates saqueo o recupero muchas de las tierras que los infieles habian robado, y dono al monasterio parte del botin, y siempre deseaba que rezaramos por el y su familia y su seguridad personal, cosa que haciamos. Algunos monjes susurraban que habia pecado por exceso de crueldad, y que tambien se habia permitido convertirse al cristianismo mientras era prisionero del rey magiar. Pero el abad no queria oir ni una palabra mala sobre el, y mas de una vez le habia ocultado con sus hombres en el refugio de la iglesia cuando otros nobles deseaban encontrarle y darle muerte.

En el ultimo ano de su vida, Dracula vino al monasterio, tal como habia hecho con

frecuencia en tiempos anteriores. Yo no le vi, porque el abad me habia enviado a mi y a otro monje a otra iglesia para hacer un recado. Cuando regrese, me entere de que el principe Dracula habia estado alli y dejado nuevos tesoros. Un hermano, quien comerciaba con los campesinos de la region para procurarnos vituallas, y que habia oido muchas historias en la campina, susurro que Dracula tanto podia obsequiar un saco de orejas y narices como uno lleno de tesoros. pero cuando el abad se entero de este comentario, le castigo severamente.

Asi, nunca vi a Dracula en vida, pero si lo vi muerto, tal como informare al punto.

Unos cuatro meses mas tarde nos enteramos de que habia sido rodeado en una batalla y asesinado por soldados infieles, no sin antes matar a mas de cuarenta de ellos con su gran espada. Tras su muerte, los soldados del sultan le cortaron la cabeza y se la llevaron para ensenarla a su amo.

Los hombres del campamento del principe Dracula sabian todo esto, y aunque muchos se escondieron despues de su muerte, algunos trajeron la noticia y su cadaver al monasterio de Snagov, tras lo cual huyeron. El abad lloro cuando vio que izaban el cuerpo de la barca y rezo en voz alta por el alma del principe Dracula y para que Dios nos protegiera, porque la Media Luna del enemigo se estaba acercando en demasia. Ordeno que el cadaver fuera expuesto en la iglesia.

Fue una de las cosas mas espantosas que he visto en mi vida, aquel cadaver sin cabeza con manto purpura y rodeado de muchas velas parpadeantes. Le velamos por turnos durante tres dias y tres noches. Yo participe en el primer velatorio, y la paz reinaba en la iglesia, salvo por el espectaculo del cuerpo mutilado. Todo fue bien en el segundo velatorio, al menos eso dijeron los monjes que velaron aquella noche. Pero la tercera noche algunos de los hermanos, agotados, se durmieron, y algo ocurrio que hinchio de terror el corazon de los demas. Mas tarde no se pusieron de acuerdo en que sucedio, pues cada uno habia visto algo

diferente. Un monje vio que un animal saltaba desde las sombras de los bancos sobre el ataud, pero no supo describir la forma del animal. Otros sintieron una rafaga de viento o vieron una espesa niebla penetrar en la iglesia, que apago muchas velas, y juraron por santos y angeles, y en especial por los arcangeles Mijail [Miguel] y Gabriel que, en la oscuridad, el cadaver decapitado del principe se removio y trato de incorporarse. Los hermanos profirieron grandes gritos de terror en la iglesia y toda la comunidad se desperto.

Los monjes, cuando salieron corriendo, relataron lo que habian visto con grandes

disensiones entre ellos.

Entonces aparecio el abad, y vi a la luz de la antorcha que estaba muy palido y aterrado por las historias que contaban, y se persigno muchas veces. Recordo a todos los presentes que el alma de este noble estaba en nuestras manos y que debiamos actuar en consecuencia. Nos guio hasta el interior de la iglesia, volvio a encender las velas y vimos que el cadaver estaba tan inmovil como antes en su ataud. El abad ordeno que registraramos la iglesia, pero no encontramos ningun animal o demonio en sus rincones. Despues pidio que nos calmaramos y fueramos a nuestras celdas, y cuando llego la hora del primer servicio, se celebro como de costumbre y reino la serenidad.

Pero a la noche siguiente reunio a ocho monjes y me concedio el honor de incluirme entre ellos. Dijo que solo ibamos a fingir enterrar el cadaver del principe en la iglesia, pero en realidad debiamos alejarlo de inmediato de este lugar. Dijo que solo revelaria a uno de nosotros, en secreto, donde deberiamos transportarlo y por que, de modo que la ignorancia protegeria a los demas, y asi lo hizo. Selecciono a un monje que habia estado con el muchos anos, y dijo a los demas [de nosotros] que le siguieramos con obediencia y no hicieramos preguntas.

De esta manera yo, que no habia pensado volver a viajar nunca mas, me converti en viajero de nuevo y recorri una larga distancia, pues entre con mis companeros en mi ciudad natal, que se habia convertido en la sede del reino de los infieles, y vi que muchas cosas habian cambiado. La gran iglesia de Santa Sofia se habia transformado en mezquita y no pudimos entrar. Muchas iglesias habian sido destruidas, o habian permitido que se desmoronaran, y otras se habian convertido en casas de adoracion para los turcos, incluso el Panachrantos.

Alli descubri que estabamos buscando un tesoro capaz de acelerar la salvacion del alma de este principe, y que dicho tesoro ya habia sido puesto a buen recaudo, arrostrando grandes peligros, por dos monjes santos y valientes del monasterio de San Salvador, y sacado en secreto de la ciudad. Pero algunos jenizaros del sultan sospechaban, y por ello corriamos peligro y tuvimos que marcharnos en su busca, esta vez en direccion al antiguo reino de los bulgaros.

Mientras atravesabamos el pais, tuve la impresion de que algunos bulgaros ya conocian nuestra mision, pues cada vez salian mas y mas de ellos a los caminos, se inclinaban en silencio ante nuestra procesion, y algunos nos seguian durante muchas leguas, tocaban nuestra carreta con las manos o la besaban. Durante este viaje ocurrio algo terrible. Cuando atravesabamos la ciudad de Haskovo, algunos guardias de la ciudad nos detuvieron por la fuerza y con asperas palabras. Registraron nuestra carreta, afirmando que descubririan lo que llevabamos, y encontraron dos bultos que abrieron. Cuando vieron que era comida, los infieles la tiraron a la carretera encolerizados y detuvieron a dos de los nuestros. Los buenos monjes clamaron su inocencia, pero solo consiguieron enfurecer a los malvados, asi que les cortaron las manos y los pies y pusieron sal en sus heridas antes de morir. Nos perdonaron la vida a los demas, pero nos expulsaron con maldiciones y latigazos. Despues pudimos recuperar los miembros y cuerpos de nuestros queridos amigos y reunirlos para darles cristiana sepultura en el monasterio de Bachkovo, cuyos monjes rezaron durante muchos dias por sus almas devotas.

Despues de este incidente, nos sentimos muy entristecidos y aterrorizados, pero continuamos viaje, no mucho mas lejos y sin incidentes, hasta el monasterio de Sveti Georgi. Los monjes, aunque eran pocos y viejos, nos dieron la bienvenida y dijeron que el tesoro que buscabamos habia sido depositado alli por dos peregrinos unos meses antes, y que todo iba bien. No deseabamos volver a Dacia pronto despues de tantos peligros, de manera que nos instalamos en el monasterio. Las reliquias que habiamos transportado fueron conservadas en secreto, y su fama se extendio entre los cristianos, que peregrinaron a Sveti Georgi, y tambien guardaron silencio. Durante mucho tiempo vivimos en paz en este lugar, y el monasterio crecio gracias a nuestro trabajo. Pronto, no obstante, una epidemia se desencadeno en los pueblos cercanos, aunque al principio no afecto al monasterio. Despues descubri [que no se trataba de una plaga normal, sino de]

[En este punto el manuscrito esta cortado o desgarrado.]

60

Cuando Stoichev termino, Helen y yo guardamos silencio durante un par de minutos. El sacudio la cabeza, y despues se paso una mano por la cara como si se estuviera despertando de un sueno. Por fin, Helen hablo.

– Es el mismo viaje… Ha de ser el mismo viaje.

Stoichev se volvio hacia ella.

– Yo tambien lo creo. Fueron los monjes del hermano Kiril quienes transportaron los restos de Vlad Tepes.

– Y esto significa que, a excepcion de los dos que fueron asesinados por los otomanos, llegaron al monasterio de Bulgaria sanos y salvos. Sveti Georgi… ?Donde esta?

Era la pregunta que yo mas deseaba formular, de entre todos los enigmas que me

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