misterio del paradero de su tumba. Habia permitido que el tiempo, la racionalidad y el orgullo me convencieran de que reanudar mi investigacion no acarrearia consecuencias. Admiti mi culpa en mi interior incluso en aquel primer momento de soledad.

Me habia acarreado terribles remordimientos entregar a Paul las notas de mi investigacion y las cartas que habia escrito acerca de mis experiencias, no porque deseara guardarlas, ya que todo mi deseo de reanudar la investigacion se esfumo en cuanto el me enseno su libro.

Solo lamentaba profundamente poner a su alcance aquellos horribles conocimientos, si bien estaba seguro de que, cuanto mas supiera, mejor podria defenderse. Solo podia esperar que, si se producia algun castigo, seria yo la victima y no Paul, con su optimismo juvenil, su zancada ligera, su brillantez no puesta a prueba. El no puede tener mas de veintisiete anos.

Yo he vivido varios decenios y gozado de mucha felicidad inmerecida. Fue mi primer pensamiento. Los siguientes fueron de tipo mas practico. Aunque deseara protegerme, no contaba con nada para hacerlo, salvo mi fe en la racionalidad. Habia guardado mis notas, pero no tenia ningun metodo tradicional de ahuyentar el mal: ni crucifijos, ni balas de plata, ni ristras de ajos. Nunca habia recurrido a esos elementos, ni siquiera en el momento algido de mi investigacion, pero ahora empiezo a arrepentirme de haber aconsejado a Paul que empleara tan solo las armas de su mente.

Estos pensamientos requirieron el intervalo de uno o dos minutos, que eran en realidad los unicos que tenia a mi disposicion. Entonces, acompanada de una subita rafaga de aire frio y maloliente, una inmensa presencia descendio sobre mi, de modo que mi vision quedo reducida al minimo y mi cuerpo dio la impresion de levantarse de la silla aterrorizado. Me rodeaba por todas partes, perdi la vista al punto y pense que debia estar muriendo, aunque ignoraba la causa. Me asalto la vision mas extrana de juventud y amor; una sensacion mas que una vision, la sensacion de un Rossi mucho mas joven y embriagado de amor por algo o alguien. Tal vez sea eso lo que sucede al morir. En ese caso, cuando llegue mi momento, y llegara pronto, con independencia de la forma terrible que adopte, espero que esa vision vuelva a acompanarme en el ultimo momento.

Despues de esto no recuerdo nada, y esa «nada» se prolongo durante un periodo de tiempo incalculable, ni entonces ni ahora. Cuando volvi poco a poco en mi, me asombro descubrir que estaba vivo. Durante aquellos primeros segundos no pude ver ni oir. Era como despertar despues de una intervencion quirurgica brutal, y a continuacion tome conciencia de que me sentia fatal, de que todo mi cuerpo padecia una debilidad extrema y tremendos dolores, de que notaba una quemazon en la pierna derecha, en la garganta y en la cabeza.

La atmosfera era fria y humeda, y me hallaba tendido sobre algo frio, de modo que me sentia helado de pies a cabeza. Despues percibi algo de luz, una luz tenue, pero lo bastante viva para convencerme de que no estaba ciego y de que tenia los ojos abiertos. Esa luz, y el dolor, mas que cualquier otra cosa, me confirmaron que estaba vivo. Empece a recordar lo que al principio pense que debia haber ocurrido la noche anterior: la llegada de Paul a mi despacho con su asombroso descubrimiento. Despues comprenda, con un repentino vuelco del corazon, que debia ser cautivo del mal. Por eso habian maltratado mi cuerpo, y por eso me parecia estar rodeado por el mismisimo olor del mal.

Movi las extremidades con la mayor cautela posible y logre, pese a mi extrema debilidad, mover la cabeza y despues levantarla. Un muro opaco no me dejaba ver a mas de unos diez centimetros de distancia, pero la debil luz que percibia procedia de arriba. Suspire y oi mi suspiro, lo cual me llevo a creer que aun conservaba el sentido del oido y que el lugar era tan silencioso que me habia inducido la fantasia de estar sordo. Al rato de no oir nada, me levante con suma cautela y me sente. El movimiento envio oleadas de dolor y debilidad a todas mis extremidades, y pense que me iba a estallar la cabeza. Debido a estar sentado recupere parte del tacto y descubri que estaba tendido sobre piedra. Me servi del muro bajo de cada lado para incorporarme. Un terrible zumbido resonaba en mi cabeza y parecia invadir el espacio que me rodeaba. Se trataba de un espacio en penumbra, como ya he dicho, silencioso, con una oscuridad mas densa en los rincones. Tantee a mi alrededor.

Estaba sentado en un sarcofago abierto.

Este descubrimiento me causo una oleada de nauseas, pero al mismo tiempo repare en que aun iba vestido con las ropas que llevaba en el despacho, aunque una manga de la camisa y de la chaqueta estaban rotas y la corbata habia desaparecido. Sin embargo, el hecho de ir vestido con mis ropas me dio cierta confianza. No estaba muerto, no me habia vuelto loco y no habia despertado en otra era, a menos que me hubieran transportado a ella con mi ropa.

Registre las prendas y encontre mi cartera en el bolsillo delantero de los pantalones. Fue estremecedor sentir este objeto familiar en mis manos. Descubri con pesar que el reloj habia desaparecido de mi muneca, y mi pluma del interior del bolsillo interior de la chaqueta.

Despues me lleve la mano a la garganta y la cara. Mi cara no parecia haber cambiado, salvo por una contusion muy reciente en la frente, pero en el musculo de mi garganta descubri una perforacion inicua y pegajosa bajo mis dedos. Cuando movia en exceso la cabeza o tragaba saliva emitia un sonido de succion, lo cual me aterrorizo sobremanera. La zona de la perforacion tambien estaba hinchada, y me dolio al tocarla. Pense que iba a desmayarme otra vez a causa del horror y la desesperacion, y entonces recorde que habia tenido energias para incorporarme. Quiza no habia perdido tanta sangre como habia temido al principio, y tal vez eso significaba que solo me habian mordido una vez. No me sentia como un demonio, sino como era yo en la vida cotidiana. No deseaba sangre, ni percibia maldad en mi corazon. Despues se apodero de mi una gran desdicha. ?Que mas daba que no sintiera todavia sed de sangre? Estuviera donde estuviera, debia ser cuestion de tiempo que acabara corrompido por completo. A menos que pudiera escapar, por supuesto.

Movi mi mano poco a poco, mientras miraba alrededor de mi y trataba de enfocar mi vista.

Al final fui capaz de discernir el origen de la luz. Era un resplandor rojizo lejano, aunque ignoraba que distancia me separaba de el, y entre yo y el resplandor se interponian formas oscuras y pesadas. Recorri con las manos el exterior de mi casa de piedra. Tuve la impresion de que el sarcofago estaba cerca del suelo, que tal vez fuera de tierra o de piedra, y tantee hasta decidir que podia bajar en la penumbra sin precipitarme a un abismo. De todos modos, la distancia hasta el suelo era considerable, y las piernas me temblaban mucho, de manera que cai de rodillas en cuanto sali del sarcofago. Ahora podia ver un poco mejor. Me dirigi hacia el origen de la luz rojiza con las manos por delante y tropece con lo que me parecio otro sarcofago, vacio, y con un mueble de madera. Cuando tropece con la madera, oi que algo blando caia, pero no pude ver que era.

Andar a tientas en la oscuridad era aterrador. Temia toparme de un momento a otro con la Cosa que me habia traido hasta aqui. Me pregunte de nuevo si no estaria muerto, si esto era alguna horrible version de la muerte, que por un momento habia confundido con una prolongacion de la vida. Pero no tropece con nada, el dolor de mis piernas era bastante convincente y me estaba acercando mas a la luz, que bailaba y parpadeaba en un extremo de la larga camara. Ahora vi que delante del resplandor se cernia un bulto oscuro inmovil.

Cuando me encontre a pocos pasos de distancia, vi fuego en un hogar, enmarcado por una chimenea de piedra arqueada, que arrojaba suficiente luz para iluminar varios muebles antiguos de gran tamano: un enorme escritorio sembrado de papeles, un arcon tallado y una o dos butacas altas y angulosas. En una de las butacas, encarada hacia el fuego, habia alguien sentado muy inmovil. Vi una forma oscura que sobresalia por encima del respaldo de la butaca. Me arrepenti de no haber ido en direccion contraria, lejos de la luz y hacia alguna posible huida, pero la vision de aquella forma oscura, la majestuosa butaca y el rojo suave del fuego me atraian irremisiblemente. Por una parte, fue necesaria toda mi fuerza de voluntad para caminar hacia alli, y por otra, no habria podido dar media vuelta aunque hubiera querido.

Entre con parsimonia en el circulo de luz con mis piernas doloridas, y cuando di la vuelta a la butaca, una figura se levanto poco a poco y se volvio hacia mi. Debido a que daba la espalda al fuego, y a que habia muy poca luz alrededor de nosotros, no pude ver su cara, si bien crei distinguir en el primer momento un pomulo blanco como el hueso y un ojo centelleante. Tenia el pelo largo y rizado, que caia sobre sus hombros. Su movimiento fue indescriptiblemente diferente del que hubiera hecho un hombre vivo, pero ignoro si fue mas veloz o mas lento. Era solo un poco mas alto que yo, pero proyectaba una sensacion de estatura y tamano descomunales, y vi su ancha espalda recortada contra el fuego. Entonces se inclino hacia la chimenea. Me pregunte si se disponia a matarme y me quede muy quieto, con la esperanza de morir con un poco de dignidad, fuera cual fuera el metodo elegido. Sin embargo, se limito a acercar una vela larga al fuego, y cuando prendio, encendio otras velas de un candelabro cercano a su butaca y se volvio otra vez hacia mi.

Ahora podia verle mejor, aunque su rostro seguia oculto en la penumbra. Llevaba un gorro picudo dorado y verde con un pesado broche incrustado de joyas sujeto sobre la frente, y una tunica de terciopelo dorado y cuello verde atada bajo su ancha mandibula. La joya de su frente y los hilos de oro del cuello brillaban a la luz del fuego.

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