moral hasta el ultimo momento. Eso seria mi sosten, mi ultimo recurso.
Una vez serenado, reanude mi investigacion de manera sistematica, en busca de cualquier manera de destruir a mi monstruoso anfitrion. Si lo lograba, de todos modos moriria aqui solo, sin escapatoria, pero el nunca mas abandonaria esta camara para sembrar el terror en el mundo exterior. Pense fugazmente, y no por primera vez, en el consuelo del suicidio, pero no me lo podia permitir. Ya estaba corriendo el peligro de convertirme en algo similar a Dracula, y la leyenda afirmaba que cualquier suicida podia transformarse en No Muerto sin la contaminacion anadida que yo habia recibido, una leyenda cruel, pero debia hacerle caso. Esa via me estaba prohibida. Registre hasta el ultimo rincon de la sala, abri cajones y cajas, investigue en estantes, con mi vela en alto. Era improbable que el inteligente principe me hubiera dejado algun arma susceptible de ser utilizada contra el, pero tenia que buscar.
No encontre nada, ni siquiera un trozo de madera que pudiera utilizar a modo de estaca.
Por fin, volvi hacia el gran sarcofago central, temeroso del ultimo recurso que contenia: el cuchillo que el propio Dracula portaba al cinto. Su mano surcada de cicatrices se cerraba sobre el pomo. Era posible que el cuchillo fuera de plata, en cuyo caso podria hundirlo en su corazon si me sentia con fuerzas. Me sente un momento para hacer acopio de valentia y para vencer mi repulsion. Despues me levante y acerque con cautela mi mano al cuchillo, mientras sostenia en alto la vela. Mi roce no produjo ninguna reaccion en el rostro rigido, si bien dio la impresion de que su cruel expresion se acentuaba. Pero descubri aterrorizado que la gran mano estaba cerrada sobre el pomo por un motivo. Tendria que abrirla para liberar el arma. Apoye mi mano sobre la de Dracula, y sentir su tacto significo un horror indescriptible que no deseo a nadie mas. Su mano estaba cerrada como una piedra sobre el pomo del cuchillo. No podia abrirla, ni siquiera moverla. Habria sido como intentar arrancar un cuchillo de marmol de la mano de una estatua. Daba la impresion de que los ojos destilaban odio. ?Se acordaria de esto mas tarde, cuando se despertara? Me rendi, agotado y asqueado hasta extremos inconcebibles, y me sente otra vez en el suelo con mi vela.
Por fin, al ver que mis planes no podian alcanzar el exito, elegi una nueva estrategia.
Primero me obligaria a dormir un corto rato, a eso del mediodia, para despertar mucho antes que Dracula. Lo consegui durante una o dos horas, creo (he de encontrar una forma mejor de calcular o medir el tiempo en este vacio), tendiendome ante el hogar con la chaqueta doblada bajo la cabeza. Nada habria podido convencerme de volver al sarcofago, pero el calor de las piedras proporciono cierto consuelo a mis extremidades doloridas.
Cuando desperte, me esforce por captar algun sonido, pero un silencio de muerte reinaba en la camara. Encontre un suculento banquete sobre la mesa cercana a mi silla, aunque Dracula seguia en el mismo estado catatonico en su tumba. Despues fui en busca de la maquina de escribir que habia visto antes. Con ella he estado escribiendo desde entonces, con la mayor rapidez posible, para dar cuenta de todo lo que he observado. De esta manera he conseguido recuperar cierto sentido del tiempo, puesto que conozco la velocidad con que escribo a maquina y el numero de paginas que puedo hacer en una hora. Estoy escribiendo estas ultimas lineas a la luz de una vela. He apagado las otras para ahorrarlas. Estoy famelico, y tengo un frio horroroso debido a la humedad y a estar lejos del fuego.
Escondere estas paginas y me entregare al trabajo que Dracula me ha encomendado, para que vea que he seguido sus instrucciones cuando despierte. Manana intentare escribir mas, si todavia estoy vivo y lo bastante entero para hacerlo.
Segundo dia
Despues de escribir mi primer informe, doble las paginas escritas y las guarde en un armario cercano, donde pudiera recuperarlas luego, pero donde fueran invisibles desde cualquier angulo. A continuacion cogi una vela nueva y deambule poco a poco entre las mesas. Habia decenas de miles de libros en la gran sala, calcule, tal vez cientos de miles, contando los rollos de pergamino y los manuscritos. No solo habia libros sobre las mesas, sino que estaban apilados en los armarios y en las estanterias de las paredes. Daba la impresion de que los libros medievales estaban mezclados con libros en folio del Renacimiento e impresiones modernas. Descubri un primitivo libro en cuarto de Shakespeare (relatos), al lado de un volumen de santo Tomas de Aquino. Habia voluminosas obras de alquimia del siglo XVI junto a un armario completo de rollos de pergamino arabes muy esclarecedores. Otomanos, supuse. Habia sermones puritanos sobre brujeria, pequenos volumenes de poesia del siglo XIX y largos trabajos de filosofia y criminologia de nuestro siglo. No, no existia una pauta temporal, pero si que distingui una que emergia con bastante claridad.
Ordenar los libros tal como estarian colocados en la coleccion de historia de una biblioteca normal exigiria semanas o meses, pero como Dracula consideraba que estaban clasificados segun sus propios intereses, los dejaria tal como estaban e intentaria diferenciar un tipo de coleccion de otra. Pense que la primera coleccion empezaba en la pared de la camara cercana a la puerta inamovible, distribuida en tres armarios y dos grandes mesas: obras sobre el arte de gobernar y de estrategia militar, podria llamarse.
Aqui encontre mas obras de Maquiavelo, en exquisitos libros en folio de Padua y Florencia. Descubri una biografia de Anibal escrita por un ingles del siglo XVIII y un manuscrito griego que acaso procedia de la biblioteca de Alejandria: Herodoto, anales de las guerras atenienses. Empece a experimentar un nuevo escalofrio a medida que pasaba de libro a manuscrito, y cada uno era mas asombroso que el anterior. Habia una primera edicion manoseada del Mein Kampf, y un diario en frances (escrito a mano, manchado en algunos puntos de moho marron) que parecia, por sus primeras fechas y descripciones, documentar el Reinado del Terror desde el punto de vista de un funcionario del Gobierno. Me gustaria examinarlo con mas detenimiento en fechas posteriores. Por lo visto, el autor no se habia querido identificar. Encontre un grueso volumen sobre las tacticas empleadas por Napoleon en sus primeras campanas militares, impreso mientras se hallaba en Elba, calcule. Sobre una de las mesas, descubri en una caja un texto mecanografiado en alfabeto cirilico. Mi ruso es rudimentario, pero los encabezamientos me convencieron de que era un informe interno de Stalin dirigido a un mando del Ejercito. No consegui entender gran cosa, pero contenia una larga lista de nombres rusos y polacos.
Esas fueron algunas de las obras que logre identificar. Tambien habia muchos libros y manuscritos cuyos autores o temas eran nuevos por completo para mi. Acababa de empezar una lista de todo lo que habia podido identificar, agrupandolo aproximadamente por siglos, cuando senti un profundo frio, como una brisa donde no habia brisa, y vi aquella extrana figura de pie a unos tres metros de distancia, al otro lado de una mesa.
Iba vestido con los ropajes rojos y violetas que habia visto en el sarcofago, y era mas voluminoso y solido de lo que me parecia recordar de la noche anterior. Espere, mudo, a ver si me atacaba al instante. ?Recordaria mi intento de apoderarme de su cuchillo? Pero inclino un poco la cabeza, como a modo de saludo.
– Veo que ha empezado a trabajar. No me cabe duda de que querra hacerme preguntas.
Primero, vamos a desayunar, y despues hablaremos de mi coleccion.
Vi un destello en su cara, pese a la oscuridad de la sala, tal vez el destello de un ojo
brillante. Me precedio con aquella zancada inhumana pero imperiosa hasta la chimenea, y alli encontre nuevamente comida caliente y bebida, incluyendo un te humeante que alivio mis extremidades heladas. Dracula se sento y contemplo el fuego carente de humo, con la cabeza erguida sobre los grandes hombros. Sin el menor deseo, pense en la decapitacion de su cadaver. En ese punto, todas las cronicas coincidian. ?Como conservaba la cabeza, o es que se trataba solo de una ilusion? El cuello de la tunica se alzaba bajo su barbilla, y los rizos oscuros caian a su alrededor hasta posarse sobre los hombros.
– Bien -dijo-, vamos a dar un breve paseo. -Encendio todas las velas de nuevo, y le segui de mesa en mesa, mientras encendia los faroles-. Tendremos algo que leer -No me gusto el efecto que causaba la luz sobre su cara cuando se inclinaba sobre cada llama nueva, y trate de mirar solo los titulos de los libros. Se acerco a mi cuando me pare ante unas filas de rollos de pergamino y libros en arabe en los que habia reparado antes. Para mi alivio, aun se encontraba a unos dos metros de distancia, pero un olor acre surgia de su presencia, y estuve a punto de desmayarme. Debo conservar la serenidad, pense. Es imposible saber que pasara esta noche-. Veo que ha descubierto uno de mis trofeos – estaba diciendo. Percibi un retumbar de satisfaccion en su fria voz-. Son mis pertenencias otomanas. Algunas son muy antiguas, de los primeros dias de su diabolico imperio, y este estante contiene volumenes de sus ultimos anos. -Sonrio a la luz mortecina-. No puede imaginarse que satisfaccion me dio ver morir su civilizacion. Su fe no esta muerta, por supuesto, pero sus sultanes han desaparecido para siempre, y yo les he sobrevivido. – Pense por un momento que iba a reir, pero siguio hablando en tono serio-. Aqui hay grandes libros, confeccionados para el sultan, acerca de sus numerosas tierras. Esto es – toco el borde de un rollo- la historia de Mehmet, ojala se pudra en el infierno, escrita por un historiador cristiano convertido en