oscuras, con un anillo incrustado de joyas en un dedo.
Era tan real, estaba tan cerca de nosotros, que yo no podia respirar. De hecho, empece a pensar que, si podia obligarme a caminar hacia el, seria capaz de volver a respirar, y despues empece a desear acercarme un poco mas. Palpe el cuchillo de plata en mi bolsillo, pero nada habria podido convencerme de empunarlo. Algo brillaba donde debia estar su cara (?ojos enrojecidos, dientes, una sonrisa?), y despues hablo con un borbollon de palabras. Lo llamo borbollon porque nunca habia oido un sonido semejante, un caudal gutural de palabras que habrian podido ser muchos idiomas a la vez, o un idioma extrano que yo nunca habia oido. Al cabo de un momento se resolvio en palabras que podia entender, y experimente la sensacion de que eran palabras que conocia con mi sangre, no con mis oidos.
– Buenas noches. Le felicito.
Al oir esto mi padre parecio volver a la vida. No se como encontro fuerzas para hablar.
– ?Donde esta ella? -grito. Su voz temblo de miedo y furia.
– Es usted un estudioso extraordinario.
No se por que, pero en aquel momento dio la impresion de que mi cuerpo se movia hacia el por voluntad propia. Mi padre levanto la mano casi al mismo tiempo y me agarro con fuerza, de manera que el farol oscilo y sombras y luces terribles bailaron alrededor de nosotros. En aquel segundo de luz, vi un detalle de la cara de Dracula, tan solo una curva del caido bigote moreno, un pomulo que habria podido ser un hueso desnudo.
– Ha sido el mas decidido de todos. Venga conmigo y le proporcionare conocimientos suficientes para diez mil vidas.
Yo aun no sabia como podia entenderle, pero pense que estaba interpelando a mi padre.
– ?No! -grite.
Estaba tan aterrorizada por haber hablado a la figura que, por un momento, senti que la conciencia oscilaba en mi interior. Intui que la presencia nos estaba sonriendo, aunque no podia ver su cara con claridad.
– Venga conmigo, o deje que venga su hija.
– ?Que? -me pregunto mi padre, en voz casi inaudible. Fue entonces cuando comprendi que no entendia las palabras de Dracula, y tal vez ni siquiera podia oirle. Mi padre estaba reaccionando a mi grito.
Dio la impresion de que la figura reflexionaba un momento en silencio. Removio sus extranas botas sobre la piedra. Algo en su forma, bajo los antiguos ropajes, no solo era espantoso, sino elegante, una vieja costumbre del poder.
– He esperado mucho tiempo a un estudioso de su talento.
La voz era suave, infinitamente peligrosa. Parecia que la oscuridad surgiera de la oscura figura.
– Venga conmigo por voluntad propia.
Ahora tuve la impresion de que mi padre se inclinaba un poco hacia delante, sin soltar mi brazo. Por lo visto, intuia lo que no podia entender. Los hombros de Dracula se agitaron.
Desplazo su terrible peso de un pie al otro. La presencia de su cuerpo era como la presencia de la muerte, pero estaba vivo y se movia.
– No me haga esperar. Si no viene, yo ire a por usted.
En aquel momento tuve la impresion de que mi padre hacia acopio de fuerzas.
– ?Donde esta ella? -grito-. ?Donde esta Helen?
La figura se irguio en toda su estatura y vi un destello colerico de dientes, hueso, ojo, la sombra de la capucha que oscilaba de nuevo sobre su rostro, su mano inhumana apretada al borde de la luz. Me llego la terrible sensacion de un animal dispuesto a saltar, a lanzarse sobre nosotros, incluso antes de que se moviera. Despues oimos unas pisadas en la escalera, detras de el, y percibimos un movimiento fugaz en el aire, porque no pudimos verlo.
Levante el farol con un chillido que se me antojo ajeno a mi, y vi la cara de Dracula, que nunca podre olvidar. Despues, ante mi estupor, vi otra figura de pie a su espalda. Esta segunda persona acababa de bajar la escalera, una forma oscura y rudimentaria como la de el, pero mas voluminosa, con el perfil de un hombre vivo. El hombre se movia con rapidez y portaba algo brillante en su mano alzada, pero Dracula ya habia advertido su presencia, de modo que se volvio con la mano extendida y alejo de un empellon al hombre. La fuerza de Dracula debia ser prodigiosa, porque de repente la poderosa figura humana se estrello contra la pared de la cripta. Oimos un golpe sordo y despues un gemido. Dracula se volvio hacia nosotros y despues hacia el hombre que gemia.
De repente se oyeron nuevos pasos en la escalera, esta vez mas ligeros, acompanados por el haz de una potente linterna. Habian sorprendido a Dracula, quien se volvio demasiado tarde, una mancha de oscuridad. Alguien inspecciono la escena a toda prisa con la luz, levanto un brazo y efectuo un disparo.
Dracula no se movio tal como yo habia esperado un momento antes, sino que en lugar de abalanzarse sobre nosotros oscilo, primero hacia atras, de modo que su rostro palido y cincelado se revelo un momento, y despues hacia adelante, hasta que se oyo un golpe sobre la piedra, un ruido como el de huesos al romperse. Fue presa de convulsiones un segundo y luego se quedo inmovil. A continuacion dio la impresion de que su cuerpo se transformaba en polvo, en nada, incluso sus ropajes se pudrian a su alrededor, marchitos a la luz desconcertante.
Mi padre bajo el brazo y corrio hacia el haz de la linterna, con cuidado de no pisar la masa que cubria el suelo.
– Helen -grito. O tal vez lloro su nombre, o lo susurro.
Barley tambien echo a correr, y se apodero del farol de mi padre. Un hombreton yacia sobre las baldosas con un cuchillo a su lado.
– Oh, Elspeth -dijo una quebrada voz inglesa. Manaba un poco de sangre oscura de su cabeza, y mientras mirabamos paralizados de horror, sus ojos se inmovilizaron.
Barley se arrojo junto a la forma destrozada. Pense que se debatia entre la sorpresa y el dolor.
– ?Master James?
79
El hotel de Les Bains contaba con un salon de techo alto provisto de chimenea, y el jefe de comedor habia encendido el fuego y cerrado las puertas con testarudez a los demas huespedes.
– Su excursion al monasterio les ha agotado -fue lo unico que dijo, al tiempo que dejaba una botella de conac y copas al lado de mi padre, cinco copas, observe, como si nuestro companero ausente aun estuviera con nosotros, pero deduje, por la mirada que mi padre y el intercambiaron, que sabia mas de lo que aparentaba.
El jefe de comedor se habia pasado toda la noche colgado del telefono y habia allanado la situacion con la policia, que solo nos habia interrogado en el hotel, para luego dejarnos en paz bajo su benevola vigilancia. Yo sospechaba que tambien se habia tomado la molestia de llamar al deposito de cadaveres o a una funeraria. Ahora que todas las autoridades se habian marchado, me sente en el comodo sofa de damasco con Helen, que me acariciaba el pelo cada pocos minutos, y procure no imaginar el rostro bondadoso y la forma robusta de Master James bajo una sabana. Mi padre estaba sentado en una mullida butaca junto al fuego y la miraba, nos miraba. Barley habia apoyado sus largas piernas sobre una otomana y se esforzaba, pense, en no mirar el conac, hasta que mi padre recobro la serenidad y nos sirvio una copa a cada uno. Los ojos de Barley estaban rojos a causa de llorar en silencio, pero me dio la impresion de que no deseaba que le molestaran. Cuando le mire, mis ojos se llenaron de lagrimas un momento, sin que pudiera controlarlas.
Mi padre miro a Barley y pense por un momento que el tambien se iba a poner a llorar.
– Era muy valiente -dijo mi padre en voz baja-. Sabes muy bien que, al atacarle, concedio a Helen la oportunidad de dispararle. No habria podido atravesarle el corazon si el monstruo no hubiera estado distraido. Creo que James, en el ultimo momento, supo que su intervencion habia sido decisiva. Y vengo a la persona que mas queria… y a muchas mas.
Barley asintio, todavia incapaz de hablar, y se hizo un breve silencio.
– Te prometi que te lo contaria todo cuando pudieramos encontrar un momento de tranquilidad -dijo Helen por fin, y dejo la copa sobre la mesa.
– ?Estan seguros de que no quieren que los deje solos? -pregunto Barley a reganadientes.
Helen rio, y me sorprendio la melodia de su carcajada, tan diferente de su voz cuando hablaba. Incluso en