– Nos sentimos honrados, mi senor -dice, y extiende la mano. Dracula besa su anillo y el abad hace la senal de la cruz-. Bendito seas, hijo mio -anade en senal espontanea de agradecimiento. Sabe que la aparicion del principe es poco menos que milagrosa. Es muy probable que Dracula haya atravesado territorios conquistados por los turcos para llegar hasta alli. No es la primera vez que el amo del abad aparece como por intercesion divina. El abad se ha enterado de que los habitantes de Curtea de Arges no tardaran en nombrar de nuevo a Dracula gobernador de Valaquia, y entonces, sin duda, el Dragon expulsara por fin a los turcos de la region. Los dedos del abad tocan la amplia frente del principe cuando le bendice.

– Nos imaginamos lo peor cuando no vinisteis en primavera. Dios sea alabado.

Dracula sonrie pero no dice nada, y dirige al abad una larga mirada. Ya han discutido acerca de la muerte en anteriores ocasiones, recuerda el abad. Al confesarse, Dracula le ha preguntado varias veces si el, un hombre santo, cree que todos los pecadores seran admitidos en el paraiso si se arrepienten con sinceridad. Al abad le preocupa sobremanera que su amo reciba la extremauncion cuando llegue el momento, aunque tiene miedo de decirselo. No obstante, gracias a la diplomatica insistencia del abad, Dracula ha vuelto a bautizarse en la verdadera fe para demostrar su arrepentimiento por haberse convertido de manera temporal a la heretica Iglesia occidental. El abad se lo ha perdonado todo en privado, todo. ?Acaso no ha dedicado Dracula toda su vida a repeler a los infieles, al monstruoso sultan que esta derribando todas las murallas de la cristiandad? Pero en privado se pregunta si el Todopoderoso aceptara a ese hombre extrano. Confia en que Dracula no saque a colacion el tema del paraiso, y se siente aliviado cuando el principe solicita ver los progresos que ha hecho en su ausencia. Pasean juntos alrededor del patio del monasterio, y las gallinas huyen despavoridas a su paso. Dracula inspecciona los edificios recien terminados y los huertos en flor con mirada de satisfaccion, y el abad se apresura a ensenarle los caminos que han abierto desde su ultima visita.

Toman te en la camara del abad, y despues Dracula deposita una bolsa de terciopelo ante el monje.

– Abridla -dice, al tiempo que se alisa el bigote. Esta sentado con las musculosas piernas abiertas. La espada omnipresente cuelga todavia a su lado. Al abad te gustaria que Dracula hiciera sus regalos con mas humildad, pero abre la bolsa en silencio-. Tesoros turcos – dice Dracula con una amplia sonrisa. Se le ha caido un diente de abajo, pero los demas se ven blancos y fuertes. El abad encuentra dentro de la bolsa joyas de una belleza absoluta, grandes ramilletes de esmeraldas y rubies, pesados anillos de oro y broches de manufactura otomana, y entre ellos otros objetos, incluida una hermosa cruz de oro engastada de zafiros oscuros. El abad no quiere saber cual es su procedencia-. Amueblaremos la sacristia y pondremos una nueva pila bautismal -dice Dracula-. Quiero que traigais artesanos de donde mas os plazca. Esto pagara con largura sus servicios, y quedara suficiente para mi tumba.

– ?Vuestra tumba, mi senor?

El abad clava la mirada respetuosamente en el suelo.

– Si, eminencia. -Acerca de nuevo la mano al pomo de la espada-. He estado pensando en ello y me gustaria que me enterraran ante el altar, con una losa de marmol encima. Me dispensareis la mejor ceremonia cantada posible, por supuesto. Mandad que venga un segundo coro a tal efecto. -El abad hace una reverencia, pero el rostro del hombre el brillo calculador en los ojos verdes le acobardan-. Ademas, hare otras peticiones, que recordareis con exactitud. Quiero que pinten mi retrato en la losa, sin cruz.

El abad alza la vista sorprendido.

– ?Sin cruz, mi senor?

– Sin cruz -afirma el principe. Mira fijamente al abad, y por un momento este no se atreve a hacer mas preguntas, pero es el consejero espiritual del hombre, y al cabo de otro momento habla.

– Todas las tumbas llevan la marca del sufrimiento de nuestro Salvador, y la vuestra ha de recibir el mismo honor.

El rostro de Dracula se nubla.

– No pienso plegarme durante mucho tiempo a la muerte -dice en voz baja.

– Solo hay una forma de escapar a la muerte -contesta con valentia el abad-, y es por mediacion del Redentor, si El nos concede Su gracia.

Dracula le mira durante unos segundos, y el abad se esfuerza por no desviar la mirada.

– Tal vez -dice el principe por fin-. Pero hace poco conoci a un hombre, un mercader que ha viajado a un monasterio de Occidente. Dijo que existe un lugar en la Galia, la iglesia mas antigua de esa parte del mundo, en que algunos monjes han vencido a la muerte mediante metodos secretos. Se ofrecio a venderme esos secretos, que ha anotado en un libro.

El abad se estremece.

– Dios nos libre de tales herejias -se apresura a decir-. Estoy seguro, hijo mio, de que habeis rechazado esa tentacion.

Dracula sonrie.

– Ya sabeis que soy un amante de los libros.

– Solo hay un libro verdadero, el que debemos amar con todo nuestro corazon y nuestra alma -dice el abad sin poder apartar la vista de la mano surcada de cicatrices del principe y del pomo incrustado con el que juega. Dracula lleva un anillo en el dedo menique. El abad conoce bien, sin necesidad de mirarlo, el feroz simbolo grabado.

– Vamos. -Para alivio del abad, da la impresion de que Dracula se ha cansado de la discusion, y se levanta con movimientos agiles y vigorosos-. Quiero ver a vuestros escribas. Pronto les encargare un trabajo especial.

Entran juntos en el diminuto scriptorium, donde tres monjes estan copiando manuscritos al estilo antiguo, y uno talla letras para imprimir una pagina sobre la vida de san Antonio. La imprenta se alza en una esquina. Es la primera imprenta de Valaquia, y Dracula posa una mano orgullosa sobre ella, una mano pesada y cuadrada. El monje de mayor edad esta de pie ante una mesa cercana a la imprenta, tallando un bloque de madera. Dracula se inclina sobre el.

– ?Que sera esto, padre?

– San Miguel matando al dragon, excelencia -murmura el monje. Los ojos que alza estan nublados, casi ocultos bajo las cejas blancas.

– Seria mejor el dragon matando a los infieles -dice Dracula, y lanza una risita.

El monje asiente, pero el abad se estremece una vez mas por dentro.

– Tengo un encargo especial para vos -le dice Dracula-. Dejare un esbozo al senor abad.

Se detiene bajo la luz del sol.

– Me quedare al servicio y tomare la comunion. -Sonrie al abad-. ?Teneis una cama para mi esta noche en alguna celda?

– Como siempre, mi senor. Esta casa de Dios es vuestro hogar.

– Y ahora, subamos a mi torre.

El abad conoce bien esta costumbre de su amo. A Dracula siempre le gusta contemplar el lago y las orillas circundantes desde el punto mas elevado de la iglesia, como si buscara enemigos. Tiene buenos motivos, piensa el abad. Los otomanos aspiran a su cabeza ano tras ano, el rey de Hungria no le tiene en buena estima, sus propios boyardos le odian y temen.

?Hay alguien que no sea su enemigo, aparte de los residentes en esta isla? El abad le sigue poco a poco por la escalera de caracol, haciendo acopio de fuerzas para soportar el repique de las campanas, que pronto empezara, y que aqui arriba suenan muy fuerte.

La cupula de la torre tiene largas aberturas a cada lado. Cuando el abad llega a la cima, Dracula ya esta apostado en su sitio favorito, con las manos enlazadas a la espalda en un gesto caracteristico de reflexion, de planificacion. El abad le ha visto de esta guisa al frente de sus guerreros, dirigiendo la estrategia del ataque del dia siguiente. No parece en absoluto un hombre que corre peligro constantemente, un lider cuya muerte puede acaecer en cualquier momento, que deberia estar reflexionando en cada instante sobre la cuestion de su salvacion. En cambio, opina el abad, parece como si todo el mundo se desplegara ante el.

Acerca de la autora

Вы читаете La Historiadora
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату