herida cuando estuvimos aqui ayer?
El hombre nego con la cabeza.
– Estaba muy normal.
– Bien.
Helen busco en el bolsillo de su chaqueta, y yo me encogi un instante, pensando que iba a sacar la pistola otra vez. En cambio, extrajo una cabeza de ajos y la deposito sobre el pecho del bibliotecario. Turgut sonrio pese a lo espantoso de la escena y saco otra cabeza de ajos de su bolsillo, que coloco al lado de la de Helen. Yo fui incapaz de imaginar de donde la habia sacado. ?Tal vez durante nuestro paseo por el souk, cuando yo estaba absorto mirando otras cosas?
– Veo que las mentes superiores piensan igual -le dijo Helen.
Despues saco un paquete de papel y lo desenvolvio, revelando un diminuto crucifijo de plata. Reconoci el que habia cogido en la iglesia cercana a nuestra universidad, el que habia utilizado para intimidar al perfido bibliotecario cuando la ataco en la seccion de historia de la biblioteca.
Esta vez Turgut detuvo su mano.
– No, no -dijo-. Aqui tenemos nuestras propias supersticiones.
Del interior de su chaqueta extrajo una ristra de cuentas de madera, como las que yo habia visto en las manos de algunos hombres por las calles de Estambul. Esta terminaba en un medallon tallado con letras arabes. Rozo los labios del senor Erozan con el medallon, y el bibliotecario hizo una mueca, como de asco involuntario. Fue una escena atroz, pero breve, y luego el hombre abrio los ojos y fruncio el ceno. Turgut se inclino sobre el, hablo en turco sin alzar la voz y toco su frente, para luego dar al hombre un sorbo de un pequeno frasco que habia sacado de la chaqueta.
Al cabo de unos instantes el senor Erozan se incorporo y miro a su alrededor, tocandose el cuello como si le doliera. Cuando sus dedos encontraron la pequena herida, con su hilillo de sangre seca, sepulto la cara en las manos y sollozo, un sonido estremecedor.
Turgut rodeo sus hombros con el brazo, y Helen apoyo una mano sobre el brazo del bibliotecario. Yo pense que esta era la segunda vez en una hora que la veia consolar a un ser afligido. Turgut empezo a interrogar al hombre en turco, y al cabo de un momento se sento en cuclillas y nos miro.
– El senor Erozan dice que el desconocido fue a su apartamento esta manana, muy temprano, mientras aun estaba oscuro, y le amenazo con matarle a menos que le abriera la biblioteca. El vampiro le acompanaba cuando le llame esta manana, pero no se atrevio a revelarme su presencia. Cuando el extrano oyo quien llamaba, dijo que debian ir cuanto antes al archivo. El senor Erozan tuvo miedo de desobedecer, y cuando llegaron aqui el hombre le obligo a abrir la caja. En cuanto la abrio, el demonio salto sobre el, le retuvo contra el suelo (mi amigo dice que su fuerza era increible) y le mordio el cuello. Esto es todo lo que Erozan recuerda.
Turgut meneo la cabeza entristecido. De pronto su amigo le agarro del brazo, y dio la impresion de que le imploraba algo en una catarata de palabras en turco.
Turgut guardo silencio un momento, y despues tomo la mano de su amigo entre las suyas, apreto en ellas las cuentas de oracion y contesto en voz baja. -Me dice que es consciente de que este demonio solo le puede morder dos veces mas, antes de convertirse el mismo en vampiro. Me pide que, si esto sucediera, le mate con mis propias manos.
Turgut desvio la cara y crei ver un brillo de lagrimas en sus ojos.
– Eso no sucedera -dijo Helen con determinacion-. Vamos a encontrar el origen de esta plaga.
No supe si se referia al malvado bibliotecario o al propio Dracula, pero cuando vi su mandibula apretada, casi estuve a punto de creer que lograriamos vencer a ambos. Ya habia observado en alguna otra ocasion aquella expresion, y verla me devolvio a la mesa del restaurante donde habiamos hablado por primera vez de sus padres. Despues juro que encontraria a su padre desleal y le desenmascararia ante el mundo academico. ?Eran imaginaciones mias, o su objetivo habia cambiado en algun momento sin que ella se diera cuenta?, me pregunte.
Selim Aksoy hablo en aquel momento a Turgut. Este asintio.
– El senor Aksoy me recuerda el trabajo que hemos venido a hacer, y tiene razon. No tardaran en empezar a llegar otros estudiosos, y o bien hemos de cerrar el archivo, o abrirlo al publico. Se ofrece a abandonar su tienda hoy y trabajar de bibliotecario aqui. Pero antes hemos de ordenar estos documentos y ver que danos han sufrido, y sobre todo hemos de encontrar un lugar donde nuestro amigo pueda descansar sano y salvo. Ademas, al senor Aksoy le gustaria ensenarnos algo de los archivos antes de que aparezca mas gente.
Comence a recoger enseguida los documentos diseminados por el suelo y mis peores temores se confirmaron al instante.
– Los mapas originales han desaparecido -informe con semblante lugubre. Registramos las estanterias, pero los mapas de aquella extrana region similar a un dragon de larga cola efectivamente habian desaparecido. Solo pudimos llegar a la conclusion de que el vampiro los habia escondido en su persona antes de que llegaramos. Era un pensamiento aterrador.
Teniamos copias, por supuesto, efectuadas por Rossi y Turgut, pero los originales representaban para mi la clave del paradero de Rossi, un vinculo mas cercano que cualquier otro.
Ademas del disgusto de perder ese tesoro, se me ocurrio la idea de que el malvado bibliotecario podria desentranar sus secretos antes que nosotros. Si Rossi estaba en la tumba de Dracula, fuera cual fuera su paradero, el vampiro contaba con bastantes posibilidades de adelantarsenos. Senti mas que nunca la premura e imposibilidad de encontrar a mi amado mentor. Al menos -una vez mas tuve ese extrano pensamiento- tenia a mi lado la presencia solida de Helen.
Turgut y Selim estaban conversando al lado del enfermo, y al parecer se volvieron hacia el para hacerle una pregunta, porque intento incorporarse y senalo con mano temblorosa la parte posterior de las estanterias. Selim desaparecio, y regreso al cabo de unos minutos con un pequeno libro. Estaba encuadernado en piel roja, bastante gastada, con una inscripcion en arabe en la portada. Lo dejo sobre una mesa cercana y lo inspecciono un rato, para luego llamar con un gesto a Turgut, que estaba doblando su chaqueta para convertirla en una almohada improvisada sobre la cual apoyar la cabeza de su amigo. El hombre parecia un poco mas comodo ahora. Estuve a punto de sugerir que llamaramos a una ambulancia, pero luego pense que Turgut sabia lo que hacia. Se habia levantado para reunirse con Selim, y hablaron con semblante grave durante varios minutos, mientras Helen y yo evitabamos mirarnos, los dos anhelando que se produjera algun descubrimiento y los dos temerosos de sufrir mas decepciones. Por fin Turgut nos llamo.
– Esto es lo que Selim Aksoy deseaba ensenarnos esta manana -dijo con semblante muy serio-. Ignoro, con sinceridad, si nos ayudara en nuestra busqueda. Os lo leere. Se trata de un volumen compilado a principios del siglo diecinueve por unos editores cuyos nombres no habia visto nunca, expertos en la historia de Estambul. Reunieron aqui toda la informacion que pudieron encontrar sobre la vida en Estambul en los primeros anos de nuestra ciudad, o sea, a principios de 1453, cuando el sultan Mehmet la conquisto y la proclamo capital de su imperio.
Senalo una pagina escrita en arabe y pense por enesima vez en la maldicion de que los idiomas humanos, incluso los alfabetos, estuvieran separados entre si por aquella frustrante babel de diferencias, de modo que cuando mire una pagina impresa en otomano solo vi un batiburrillo de simbolos tan impenetrables para mi como un seto de brezo magico.
– Este parrafo lo recordaba el senor Aksoy de una de las investigaciones que llevo a cabo aqui. El autor es anonimo y relata algunos acontecimientos ocurridos en el ano 1477. Si, amigos mios, el ano despues de que Dracula muriera en combate en Valaquia. Aqui dice que aquel ano se produjeron casos de la epidemia en Estambul, una epidemia causante de que los imanes enterraran algunos cadaveres con una estaca clavada en el corazon. Despues cuenta que entro en la ciudad un grupo de monjes procedentes de los Carpatos en una carreta tirada por mulas. Los monjes suplicaron asilo en un monasterio de Estambul y residieron en el durante nueve dias y nueve noches. Eso es todo cuanto refiere, y las relaciones entre ambos hechos no estan claras. No dice nada mas sobre los monjes, ni explica que fue de ellos. La palabra Carpatos impulso a mi amigo Selim a citarnos aqui.
Selim Aksoy asintio energicamente, pero yo no pude reprimir un suspiro. El parrafo poseia una siniestra resonancia. Me provoco la inquietante sensacion de que no arrojaria la menor luz sobre nuestros problemas. El ano 1477… Eso si que era extrano, pero podia tratarse de una coincidencia. No obstante, la curiosidad me impulso a formular una pregunta a Turgut. -Si la ciudad ya estaba gobernada por los otomanos, ?como es que existia un
