cuando remueves algo caliente? Pues cuando revolvi el te, el humo se elevo en la forma de un dragon diminuto, que remolineo sobre mi taza. Floto unos segundos antes de desvanecerse. Lo vi con mis propios ojos. Ya puedes imaginar como me senti, sin confiar en mis sentidos por un momento, y despues recogi a toda prisa mis papeles, pague y me fui.
Yo tenia la boca seca.
– ?Volviste a ver al camarero?
– Nunca. Estuve unas semanas sin volver al restaurante, pero luego la curiosidad me pudo, y entre otra vez despues de anochecer, pero no le vi. Incluso pregunte por el a uno de los camareros, y dijo que aquel hombre habia trabajado alli muy poco tiempo, y ni siquiera sabia su apellido. El hombre se llamaba Akmar. Nunca mas volvi a verle.
– Y crees que su cara demostraba que era…
Me interrumpi.
– Yo estaba aterrorizado. Es lo unico que habria sido capaz de decirte en aquel momento.
Cuando vi la cara del bibliotecario que os persigue, pense que ya la conocia. No es solo la cara de la muerte. Hay algo en la expresion… -Se volvio inquieto y miro hacia el hueco donde estaba alojado el cuadro, cubierto por las cortinas-. Lo que mas me intimida de tu historia, de la informacion que acabas de darme, es que ese bibliotecario estadounidense ha progresado mas hacia su condenacion espiritual desde la primera vez que le viste.
– ?Que quieres decir?
– Cuando ataco a la senorita Rossi en la biblioteca de vuestra universidad, pudiste derribarle. Pero mi amigo del archivo, a quien ataco esta manana, dice que es muy fuerte, y mi amigo no es mucho mas delgado que tu. El monstruo, ay, tambien extrajo una gran cantidad de sangre a mi amigo. Y no obstante, ese vampiro estaba a plena luz del dia cuando le vimos, de manera que no puede estar corrompido por completo. Conjeturo que el ser fue vaciado de vida una segunda vez, bien en tu universidad, o aqui en Estambul, y si tiene contactos en la ciudad recibira su tercera bendicion maligna muy pronto y se convertira en un No Muerto.
– Si -dije-. No podemos hacer nada por el bibliotecario estadounidense si no le encontramos, y tu tendras que vigilar con mucho cuidado a tu amigo.
– Lo hare -dijo Turgut con sombrio enfasis. Guardo silencio un momento y dirigio su atencion de nuevo a la estanteria. Saco de su coleccion sin decir palabra un album grande con letras latinas en la portada-. Rumano -me dijo-. Es una coleccion de imagenes de iglesias de Transilvania y Valaquia, obra de un historiador de arte que murio hace poco.
Reprodujo muchas imagenes de iglesias que fueron destruidas durante la guerra, lamento decirlo. Por lo tanto, este libro es de gran valor. -Puso el volumen en mi mano-. ?Por que no miras la pagina veinticinco?
Obedeci. La lamina en color de un mural ocupaba las dos paginas. Habia una pequena fotografia en blanco y negro de la iglesia que lo habia alojado, un edificio elegante de campanarios retorcidos. Pero fue la fotografia mas grande la que llamo mi atencion. A la izquierda asomaba la figura de un feroz dragon en pleno vuelo, con la cola ensortijada no una, sino dos veces, con un ojo dorado de mirada maniaca, y de cuya boca surgian llamas.
Parecia a punto de abalanzarse sobre la figura de la derecha, un hombre agachado con cota de malla y turbante a rayas. El hombre lo miraba aterrorizado, con la curva cimitarra en una mano y un escudo redondo en la otra. Al principio crei que se hallaba en un campo sembrado de extranas plantas, pero cuando mire con detenimiento vi que los objetos dispersos alrededor de sus rodillas eran personas, todo un bosque en miniatura, y que todas se retorcian, empaladas en una estaca. Algunas llevaban turbante, como el gigante que se alzaba en medio, pero otras iban vestidas como campesinos. Unas pocas exhibian brocados ondeantes y altos gorros de piel. Habia cabezas rubias y morenas, nobles de largos bigotes castanos, e incluso algunos sacerdotes o monjes con habitos negros y gorros altos. Habia mujeres con trenzas colgantes, jovenes desnudos, ninos. Incluso uno o dos animales. Todos
padeciendo una agonia atroz.
Turgut me estaba mirando.
– La iglesia fue fundada por Dracula durante su segundo reinado -dijo en voz baja.
Me quede mirando la foto un momento mas. Despues ya no pude aguantar mas y cerre el libro. Turgut lo tomo de mi mano y lo guardo. Cuando se volvio hacia mi, su mirada era feroz.
– Y bien, amigo mio, dime, ?como piensas encontrar al profesor Rossi?
Su pregunta a bocajarro me recordo que este asunto descansaba sobre todo en mis manos, al fin y al cabo, y suspire en voz alta bien a mi pesar.
– Aun estoy intentando reunir informacion -admiti-, y a pesar de tu generoso trabajo de anoche y el del senor Aksoy, creo que no sabemos gran cosa. Tal vez Vlad Dracula hizo alguna aparicion en Estambul despues de su muerte, pero ?como podemos averiguar si fue enterrado aqui y si aun sigue enterrado en esta ciudad? Eso continua siendo un misterio para mi. En cuanto a nuestro proximo paso, solo puedo decirte que nos vamos a Budapest unos dias.
– ?A Budapest?
Casi vi como las conjeturas se reflejaban en su ancha cara.
Si. Recordaras que Helen te conto la historia de su madre y el profesor, su padre. Ella esta convencida de que su madre puede poseer informacion que nunca ha revelado, de modo que vamos a hablar con ella en persona. La tia de Helen es alguien importante del Gobierno y arreglara las cosas para que podamos ir, espero.
– Ah. -Casi sonrio-. Hay que dar gracias a los dioses por los amigos importantes.
?Cuando os ireis?
– Tal vez manana o pasado. Nos quedaremos cinco o seis dias, me parece, y luego volveremos.
– Muy bien. Has de llevarte esto.
Turgut se levanto sin previo aviso y saco de un armarito el equipo de cazar vampiros que nos habia ensenado el dia anterior. Lo dejo delante de mi.
– Pero esto es uno de tus tesoros -proteste-. En cualquier caso, no nos lo dejaran pasar en la aduana.
– Ah, pero no hay que ensenarlo en la aduana. Teneis que esconderlo con sumo cuidado.
Mira en la maleta, a ver si puedes guardarlo entre la ropa blanca o, mejor aun, que lo lleve
la senorita Rossi. No registraran con demasiado detenimiento el equipaje de una dama. -
Cabeceo para darme animos-. Pero mi corazon no estara tranquilo a menos que lo aceptes.
Mientras estes en Budapest, yo examinare muchos libros para intentar ayudarte, pero tu iras en pos de un monstruo. De momento, guardalo en el maletin. Es muy delgado y ligero. -
Cogi el estuche de madera sin decir palabra y lo guarde al lado de mi libro del dragon-. Y mientras interrogas a la madre de Helen, yo buscare por aqui cualquier pista de una tumba.
Aun no he renunciado a la idea. -Entorno los ojos-. Eso explicaria las plagas que han maldecido nuestra ciudad desde el periodo del que estamos hablando. Si ademas de poderlas explicar pudieramos ponerles fin…
En aquel momento, la puerta de su estudio se abrio y la senora Bora asomo la cabeza para llamarnos a comer. Fue un banquete tan delicioso como el del dia anterior, aunque mucho mas sombrio. Helen estaba callada y parecia cansada, la senora Bora pasaba platos con elegancia silenciosa, y el senor Erozan, si bien se levanto un rato para estar con nosotros, no comio gran cosa. Sin embargo, la senora Bora le obligo a beber unas cuantas copas de vino tinto y a comer un poco de carne, lo cual parecio reanimarle un poco. Hasta Turgut
estaba retraido, con aspecto melancolico. Helen y yo nos marchamos en cuanto la cortesia nos lo permitio.
Turgut nos despidio en la puerta del edificio y estrecho nuestras manos con su cordialidad habitual. Nos rogo que le llamaramos en cuanto hubieramos trazado nuestros planes de viaje y prometio su inquebrantable hospitalidad a nuestro regreso. Despues me hizo una senal con la cabeza y dio unas palmaditas sobre mi maletin, y me di cuenta de que se estaba refiriendo en silencio al equipo que contenia. Asenti a modo de respuesta e hice un ademan en direccion a Helen para indicarle que se lo explicaria mas tarde. Turgut agito la mano hasta que ya no pudimos verle bajo los tilos y alamos, y cuando le perdimos de vista, Helen me cogio del brazo. El aire olia a lilas, y por un momento, en aquella senorial calle gris, paseando entre manchas de sol polvorientas, casi crei que estabamos de vacaciones en Paris.
