tradujo a su tia, la senora Orban se volvio hacia mi con elegante cautela.
– Me estaba preguntando si lo que se dice en Occidente acerca de la actual corriente liberal en Hungria es cierto -dije.
Esta vez la cara de Helen tambien expreso cautela, y pense que iba a recibir una de sus famosas patadas por debajo de la mesa, pero su tia ya estaba asintiendo e indicandole por gestos que tradujera. Despues, se volvio hacia mi con una sonrisa indulgente, y su respuesta fue diplomatica.
– Aqui en Hungria siempre hemos valorado nuestra forma de vida, nuestra independencia.
Por eso los periodos de dominacion otomana y austriaca fueron tan dificiles para nosotros.
El verdadero gobierno de Hungria siempre ha servido a las necesidades de su pueblo.
Cuando nuestra revolucion saco a los trabajadores de la opresion y la pobreza, estabamos afirmando nuestro modo de hacer las cosas. -Su sonrisa se ensancho aun mas, y lamente no saber leerla mejor-. El Partido Comunista hungaro siempre esta en armonia con los tiempos.
– Por tanto, ?cree que Hungria esta floreciendo bajo el Gobierno de Imre Nagy?
Desde que habia llegado a la ciudad me habia preguntado que cambios habia llevado al pais la administracion del nuevo, y sorprendentemente liberal, primer ministro, desde que habia sustituido al primer ministro Rakosi, comunista de la linea dura, el ano anterior, y si
disfrutaba del apoyo popular que afirmaban los periodicos de nuestro pais. Helen tradujo un poco nerviosa, me parecio, pero la sonrisa de tia Eva no se movio de su boca.
– Veo que esta al corriente de los acontecimientos, joven.
– Siempre me ha interesado la politica internacional. Creo que el estudio de la historia deberia prepararnos para comprender el presente antes que para escapar de el.
– Muy sabio. Bien, pues, para satisfacer su curiosidad, le dire que Nagy goza de una gran popularidad entre nuestro pueblo, y esta llevando a cabo reformas en la linea de nuestra gloriosa historia.
Tarde otro momento en comprender que tia Eva no estaba diciendo nada y otro en reflexionar sobre la estrategia diplomatica que le habia permitido mantener su cargo en el Gobierno durante el periodo controlado por los sovieticos y el de las reformas pro hungaras. Fuera cual fuera su opinion personal acerca de Nagy, el era ahora quien controlaba el Gobierno que le daba empleo. Tal vez gracias a la apertura del regimen habia podido ella, una alta funcionaria del Gobierno, llevar a un estadounidense a cenar. El brillo de sus hermosos ojos oscuros podia ser de aprobacion, aunque yo no estaba seguro, y mi suposicion era correcta, tal como supe mas adelante.
– Y ahora, amigo mio, hemos de permitirle que duerma un poco antes de su gran conferencia. Ardo en deseos de escucharle, y le dare despues mi opinion -tradujo Helen.
Tia Eva me dedico un ademan carinoso y no pude reprimir una sonrisa. El camarero se materializo a su lado como si la hubiera oido. Hice un debil intento de pedir la cuenta, aunque ignoraba cual era la etiqueta apropiada, e incluso si habia cambiado moneda suficiente en el aeropuerto para pagar aquella estupenda cena. Si habia cuenta, no obstante, desaparecio antes de que la viera, y tampoco vi que nadie la pagara. Sostuve la chaqueta de tia Eva para que se la pusiera en el guardarropa, en dura refriega con el jefe de comedor, y volvimos al coche que nos aguardaba.
Al pie de aquel esplendido puente, Eva murmuro unas palabras y el chofer detuvo el coche.
Bajamos y contemplamos el resplandor de Pest y las aguas oscuras y onduladas. El viento era un poco mas frio que antes, acuchillaba mi cara despues del aire tibio de Estambul, e intui la inmensidad de las llanuras de Europa Central al otro lado del horizonte. Era una escena que toda mi vida habia deseado ver. Apenas podia creer que estuviera mirando las luces de Budapest.
Tia Eva dijo algo en voz baja y Helen tradujo.
– Nuestra ciudad siempre sera grande.
Mas adelante recorde muy bien aquella frase, casi dos anos despues, cuando descubri hasta que punto estaba comprometida Eva Orban con el nuevo Gobierno reformista: tanques sovieticos mataron a sus dos hijos adultos en una plaza publica durante el levantamiento de los estudiantes hungaros en 1956, y Eva huyo al norte de Yugoslavia, donde desaparecio entre las aldeas con quince mil refugiados hungaros mas, huidos del Estado titere ruso.
Helen le escribio muchas veces, insistio en que nos dejara intentar traerla a Estados Unidos, pero Eva se nego incluso a solicitar la emigracion. Trate otra vez, hace unos anos, de encontrar su rastro, pero sin exito. Cuando perdi a Helen, tambien perdi el contacto con tia Eva.
40
Desperte a la manana siguiente y me descubri mirando aquellos querubines dorados sobre mi dura cama, y por un momento fui incapaz de recordar donde estaba. Fue una sensacion desagradable. Me sentia a la deriva, mas lejos de casa de lo que nunca habia imaginado, incapaz de recordar si me hallaba en Nueva York, Estambul, Budapest o en alguna otra ciudad. Era como si hubiera sufrido una pesadilla justo antes de despertar. Un dolor en el corazon me recordo la ausencia de Rossi, una sensacion que solia experimentar nada mas despertarme, y me pregunte si el sueno me habia conducido a algun sombrio lugar donde le encontraria si me quedaba el tiempo suficiente.
Descubri a Helen desayunando en el comedor del hotel con un periodico hungaro desplegado delante de ella (ver el idioma impreso me desespero, pues no podia comprender ni una sola palabra de los titulares), y ella me saludo con la mano, risuena. La combinacion de mi sueno perdido, aquellos titulares y la conferencia cada vez mas cercana debio retratarse en mi cara, porque me dirigio una mirada inquisitiva cuando me acerque.
– Que expresion mas triste. ?Has estado pensando de nuevo en las crueldades de los otomanos?
– No, solo en congresos internacionales.
Me sente y me servi de su cesta de panecillos, ademas de procurarme una servilleta blanca.
El hotel, pese a su estado de dejadez, parecia especializado en manteles inmaculados. Los panecillos acompanados de mantequilla y mermelada de fresas eran excelentes, al igual que el cafe, que aparecio unos minutos mas tarde. Nada de amarguras en este caso.
– No te preocupes -dijo Helen en tono tranquilizador-. Vas a…
– ?Dejarlos patidifusos? -sugeri. Ella rio.
– Estas mejorando mi ingles -dijo-. O destruyendolo quiza.
– Tu tia me dejo impresionado.
Unte de mantequilla otro panecillo.
– Ya me di cuenta.
– Dime, Si no es una indiscrecion, claro esta, ?como consiguio alcanzar una posicion tan encumbrada habiendo llegado de Rumania?
Helen bebio su cafe.
– Fue un accidente del destino, diria yo. Su familia era muy pobre. Eran transilvanos que vivian de un pequeno pedazo de tierra en un pueblo que, segun me han dicho, ya no existe.
Mis abuelos tenian nueve hijos y Eva era la tercera de los hermanos. La enviaron a trabajar cuando tenia seis anos, porque necesitaban dinero y no podian alimentarla. Trabajaba en la villa de unos hungaros ricos, propietarios de todas las tierras que rodeaban el pueblo. Habia muchos terratenientes hungaros en aquella zona entre ambas guerras mundiales. Los sorprendio el cambio de fronteras posterior al Tratado del Trianon.
Asenti.
– ?Fue cuando reorganizaron las fronteras despues de la Primera Guerra Mundial?
– Muy bien. Eva trabajaba para esa familia desde que era muy pequena. Me ha dicho que eran muy bondadosos con ella. Algunos domingos la dejaban ir a casa, para que no se distanciara de los suyos. Cuando tenia diecisiete anos, la gente para la que trabajaba decidio regresar a Budapest y llevarla con ellos. Alli conocio a un joven, un periodista y revolucionario llamado Janos Orban. Se enamoraron y se casaron, y el sobrevivio a su servicio militar durante la guerra. -Helen suspiro-. Muchos jovenes hungaros murieron en toda Europa durante la Gran Guerra y fueron enterrados en fosas comunes de Polonia, Rusia… En cualquier caso, Orban conquisto el poder con la coalicion gubernamental despues de la guerra, y nuestra gloriosa revolucion le recompenso con un
