A esto habia llegado su vida: comer, dormir y trabajar. Hacia tres anos que vivia ya en ese departamento, pero habia poca decoracion en las paredes. No habia plantas («?quien tiene tiempo de regarlas?»), no habia estupidas chucherias, ni siquiera habia cortinas. Solo las persianas. Al igual que su vida, su casa reflejaba su trabajo. Amaba y vivia para su trabajo. Supo que queria ser policia desde los doce anos, cuando una mujer detective visito su colegio como invitada durante el Dia de las Carreras. La clase ya habia escuchado a una enfermera y a un abogado, luego a un pastelero y a un ingeniero. Los alumnos comenzaron a moverse nerviosos. Bandas elasticas arrojadas entre grupos rivales y tambien bolitas de papel volaron por el aula. Entonces la mujer policia se puso de pie, con el arma enfundada en la cintura, y la clase hizo silencio de inmediato.
Rizzoli nunca lo olvido. Nunca olvido como hasta los chicos miraban asombrados a una mujer.
Ahora ella era esa mujer policia, y si bien podia controlar el asombro de los chicos de doce anos, el respeto de los hombres adultos a menudo la eludia.
«Se la mejor», era su estrategia. Trabajar mas que ellos, brillar mas que ellos. De modo que alli estaba, trabajando incluso mientras comia su cena. Homicidios y sandwiches de atun. Tomo un largo trago de cerveza y luego se reclino mirando el mapa. Habia algo escalofriante en eso de observar la geografia de la muerte. Donde vivian sus vidas, los lugares importantes para ellos. En la reunion de ayer, el psicologo criminalista, el doctor Zucker, habia arrojado un buen numero de terminos especificos para descubrir el perfil del asesino. Puntos de anclaje. Nodos de actividad. Ambito del blanco. Bien, ella no necesitaba las complicadas palabritas de Zucker ni un programa de computadora para saber lo que estaba buscando y como interpretarlo. Mirando el mapa, lo que ella imaginaba era una sabana hormigueante de presas. Los alfileres de color definian los universos personales de estas tres desafortunadas gacelas. Diana Sterling estaba ubicada en el norte, entre Back Bay y Beacon Hill. Elena Ortiz estaba en el South End. Nina Peyton aparecia hacia el sudoeste, en el suburbio de Jamaica Plain. Tres discretos habitats, sin superposicion.
«?Y donde esta tu habitat?», penso.
Trataba de ver la ciudad a traves de sus ojos. Veia desfiladeros y rascacielos. Verdes parques recortados como campos de pastoreo. Caminos extensos habitados por rebanos de estupidas presas, ignorantes del cazador que las observaba. Un viajero que mataba a traves de la distancia y el tiempo.
El telefono sono y ella dio un respingo que le hizo volcar la botella. Mierda. Tomo un rollo de papel absorbente y lo aplico sobre el liquido mientras contestaba la llamada.
– Rizzoli.
– Hola, ?Janie?
– Oh, hola, mama.
– Nunca me devolviste el llamado.
– ?Que?
– Te llame hace un par de dias. Dijiste que me llamarias y no lo hiciste.
– Me olvide por completo. Estoy hasta el cuello de trabajo.
– Frankie viene a casa la semana que viene. ?No es genial?
– Si. -Rizzoli suspiro-. Es genial.
– Ves a tu hermano una vez al ano. ?No podrias sonar un poco mas entusiasmada?
– Estoy cansada, mama. Este caso del Cirujano nos tiene totalmente absorbidos.
– ?Y la policia no lo atrapo?
– Yo soy la policia.
– Sabes a que me refiero.
Si, lo sabia. Su madre probablemente se imaginaba a la pequena Janie contestando el telefono y llevando cafe a todos esos importantes detectives varones.
– ?Vendras a cenar, verdad? -dijo su madre desviando el tema del trabajo de Jane-. El viernes que viene.
– No estoy segura. Depende de como avance el caso.
– Oh, puedes hacer el esfuerzo por tu hermano.
– Si las cosas se ponen pesadas, tendra que ser otro dia.
– No puede ser otro dia. Mike ya quedo en venir el viernes en auto.
«Bien, desde luego. Vamos a agasajar al hermano Michael».
– ?Janie?
– Si, mama. El viernes.
Colgo, con el estomago hecho un nudo de furia contenida, un sentimiento demasiado familiar. Dios, ?como habia sobrevivido a su infancia?
Tomo su cerveza y sorbio las pocas gotas que no se habian derramado. Volvio a mirar el mapa. En ese momento, no habia nada mas importante para ella que atrapar al Cirujano. Todos los anos pasados como hermana ignorada, como la chica trivial, hacian que concentrara toda su rabia en el.
«?Quien eres? ?Donde estas?»
Por un momento permanecio inmovil, con la mirada fija. Luego tomo el paquete de alfileres y eligio un nuevo color. Verde. Clavo un alfiler verde en la avenida Commonwealth, otro en el area del Centro Medico Pilgrim, en el South End.
El verde designaba el habitat de Catherine Cordell. Confluia tanto con Diana Sterling como con Elena Ortiz. Cordell era el factor comun. Se movia entre los mundos de ambas victimas.
«Y la vida de la tercera victima, Nina Peyton, ahora descansa en sus manos».
Diez
Incluso en una noche de lunes, el Gramercy Pub era un lugar concurrido. Eran las siete de la tarde, y los ejecutivos solteros ya rondaban la ciudad listos para jugar. Y este era su parque de diversiones.
Rizzoli se sento en una mesa cerca de la entrada, y sentia bocanadas de aire urbano cada vez que se abria la puerta para dejar entrar a un nuevo clon de la revista
Lo que penso Rizzoli mirando su propia imagen fue que odiaba a Elizabeth Hurley por dar a las mujeres una esperanza falsa. La cruda verdad era que algunas mujeres nunca serian bellas, y Rizzoli se contaba entre ellas.
De modo que se sento pasando inadvertida y sorbio su ginger ale mientras observaba como el lugar se iba llenando de gente. Era una masa ruidosa, con mucha charla y entrechocar de hielo, las risas un poco demasiado crispadas, un poco demasiado forzadas.
Se levanto y avanzo hacia la barra. Una vez alli le mostro su placa al empleado de la barra.
– Tengo algunas preguntas -dijo. El apenas miro la placa, luego abrio la caja registradora para despachar una bebida.
– Bien, dispara.
– ?Recuerdas haber visto a esta mujer? -Rizzoli deslizo la foto de Nina Peyton sobre el mostrador.
– Aja. No eres la primera policia que pregunta por ella. Otra mujer detective estuvo aqui hara un mes atras, o algo asi.
– ?De la Unidad de Crimenes Sexuales?