La bienvenida se habia disipado de sus ojos. De repente sus hombros se tensaron y sus manos se cerraron en punos sobre el escritorio.
– Lo unico que puedo decirte es que no lo se.
– Tu eres la unica conexion fisica entre Andrew Capra y el Cirujano -dijo el-. La victima en comun. Es como si Capra estuviera vivo, retomando su obra donde la habia dejado. Y donde la habia dejado eres tu. La que logro escapar.
Ella clavo la vista en el escritorio, en las fichas tan pulcramente apiladas. En la receta que habia estado escribiendo con letra apretada y precisa. Aunque estaba absolutamente quieta, los nudillos de sus manos sobresalian como nitido marfil.
– ?Que es lo que no me has contado acerca de Andrew Capra? -le pregunto con gentileza.
– No me he guardado nada.
– La noche en que te ataco, ?por que habia ido a tu casa?
– ?Esto te parece relevante?
– Eres la unica victima que Capra conocia. Las otras victimas eran desconocidas, mujeres que levantaba en bares. Pero tu eras algo distinto. El te eligio.
– El estaba… debe de haber estado enojado conmigo.
– Fue a verte por un asunto del trabajo. Un error que habia cometido. Eso es lo que le contaste al detective Singer.
Ella asintio.
– Fue algo mas que un simple error. Era una serie de errores. Errores medicos. Y el seguia sin reconocer muestras de sangre anormales. Era un habito de negligencia. Ese mismo dia yo lo habia enfrentado, en el hospital.
– ?Que le dijiste?
– Le dije que debia buscar otra especialidad. Porque no pensaba recomendarlo para el segundo ano de residencia.
– ?Te amenazo? ?Manifesto su enojo?
– No. Eso fue lo extrano. Lo acepto sin mas. Y… me sonrio.
– ?Te sonrio?
Ella asintio.
– Como si en realidad no le importara.
La imagen le dio a Moore un escalofrio. Ella no podia saber entonces que la sonrisa de Capra enmascaraba una furia insondable.
– Mas tarde esa noche, en tu casa -dijo Moore-, cuando te ataco…
– Ya he contado lo sucedido. Esta en mi declaracion. Todo eso consta en mi declaracion.
Moore hizo una pausa. A su pesar siguio insistiendo.
– Hay cosas que no le contaste a Singer. Cosas que dejaste afuera.
Ella levanto la cabeza, con las mejillas encendidas por la ira.
– ?No deje nada afuera!
Odiaba tener que perseguirla con mas preguntas, pero no tenia otra opcion.
– Revise el informe de la autopsia de Capra -dijo el-. No coincide con la declaracion que hiciste ante la policia de Savannah.
– Le dije al detective Singer exactamente lo que sucedio.
– Dijiste que yacias con el cuerpo atado a un costado de la cama. Revisaste bajo la cama en busca del revolver. Desde esa posicion apuntaste a Capra y disparaste.
– Y es la verdad. Lo juro.
– De acuerdo con la autopsia, la bala subio por su abdomen y atraveso la espina toracica, dejandolo paralizado. Hasta aqui coincide con tu declaracion.
– ?Entonces por que dices que miento?
Moore se detuvo una vez mas, con el corazon casi dolorido por tener que presionarla mas. Por tener que lastimarla mas.
– Hay un problema con la segunda bala -dijo el-. Fue disparada de cerca, directo al ojo izquierdo. Pero tu estabas tirada en el piso.
– Debe de haberse inclinado hacia abajo, y ahi fue cuando dispare.
– ?Debe de haberse inclinado?
– No lo se. No recuerdo.
– ?No recuerdas haber disparado la segunda bala?
– No. Si…
– ?Cual es la verdad, Catherine? -Lo dijo con voz amable, pero no pudo suavizar el efecto de sus palabras.
Ella se miro los zapatos.
– No voy a aceptar este tipo de interrogatorio. Yo soy la victima.
– Y yo estoy tratando de mantenerte con vida. Necesito saber la verdad.
– ?Ya te he dicho la verdad! Ahora creo que es momento de que te retires. -Se cruzo hasta la puerta, la abrio de par en par, y le lanzo una mirada de dolor.
Peter Falco estaba parado fuera, la mano lista para golpear.
– ?Estas bien, Catherine? -pregunto Peter.
– Todo esta
Peter afilo su mirada sobre Moore.
– ?Que es esto? ?Acoso policial?
– Le estaba haciendo un par de preguntas a la doctora Cordell. Eso es todo.
– No sonaba asi desde el pasillo. -Peter miro a Catherine-. ?Quieres que le muestre la salida?
– Puedo enfrentar esto sola.
– No tienes obligacion de contestar mas preguntas.
– Estoy bien al tanto de eso, gracias.
– Esta bien. Pero si me necesitas, estare afuera. -Peter le lanzo una ultima mirada de advertencia a Moore, luego se volvio y regreso a su oficina. Al final del pasillo, Helen y la empleada que concertaba los turnos miraban sorprendidas a Catherine. Algo aturdida, Catherine volvio a cerrar la puerta. Por un momento permanecio de espaldas a Moore. Luego enderezo la columna, y se volvio hacia el. Las preguntas seguirian alli en el caso de contestarle ahora o mas tarde.
– No te he escamoteado nada -dijo ella-. Si no logro contarte todo lo que sucedio esa noche es porque no lo recuerdo.
– Entonces tu declaracion a la policia de Savannah no es completamente cierta.
– Todavia estaba hospitalizada cuando declare. El detective Singer me hablo de lo que habia sucedido, ayudandome a reunir las piezas. Le dije lo que considere que era correcto en ese momento.
– Y ahora no estas tan segura.
Ella sacudio la cabeza.
– Es dificil determinar cuales son los recuerdos verdaderos. Es mucho lo que no puedo recordar a causa de la droga que me dio Capra. El Rohypnol. De tanto en tanto me asalta un recuerdo. Algo que puede o no haber sido real.
– ?Y todavia te asaltan esos recuerdos?
– Tuve uno anoche. Fue el primero en meses. Pense que lo habia superado. Pense que se habian ido para siempre.
Camino hasta la ventana y miro fuera. El panorama se veia oscurecido por la sombra de la torre de concreto. Su oficina daba al hospital, y podian verse, hilera tras hilera, las ventanas de las habitaciones de los enfermos. Un vistazo al mundo privado de los agonizantes y los moribundos.
– Dos anos parece mucho tiempo -dijo-. Tiempo suficiente para olvidar. Pero en realidad, dos anos no es nada.