dolor. A menos que existiera el infierno y el hubiera hecho algo que lo hacia merecedor de una maldicion eterna. Tal como se sentia ahora, quiza preferia el infierno.

El frio se le colaba en el cuerpo, mas alla del dolor en la cabeza. Se estremecio y el dolor que sintio al moverse le arranco otro gemido. Tenia los huesos helados, pero no estaba a la intemperie. Estaba tendido de lado sobre una superficie mas dura que la tierra. Un suelo de madera. Olores. Moho, orina, animales muertos. El hedor penetrante de capas de tierra humeda.

Intento mover el brazo. Tenia las manos entumecidas, pero no del dolor. Las tenia atadas a la espalda. Respiro hondo y soporto una nueva ola de dolor al respirar. Sintio que su aliento le volvia de inmediato. Tenia la cara tocando contra una pared.

?Que habia pasado? El iba conduciendo… ?A donde? Ahora recordaba. Iba a ver aquella cabana con tejado de doble vertiente en el limite sur de la extensa propiedad del Juez Parker.

Al no ver nada sospechoso, decidio que volveria a casa. Ir a ese lugar habia sido una perdida de tiempo, y recordo que se alegraba de no haber molestado a Quinn. Pero cuando se giro, vio un par de botas y le parecio raro que estuvieran ahi, junto a la puerta de una cabana sin habitar.

Quiso coger la pistola pero alguien lo golpeo por detras. El no oyo nada, solo sintio un dolor muy agudo… y luego, nada.

Hasta ahora.

?Acaso su atacante lo habia observado tranquilamente protegido por la oscuridad de la cabana mientras el examinaba el perimetro? ?Por que? ?Se trataba de un ladron? ?Alguien la ocupaba ilegalmente? ?O eran conocidos de Parker?

?Seria acertada su teoria de que el Carnicero la utilizaba como centro de operaciones?

Nick estaba seguro de que ahora no se encontraba en la cabana de Parker. Esos olores pestilentes y el frio penetrante le hacian pensar en una cabana improvisada o una pequena barraca.

Hacia un frio que helaba el tuetano. Miranda detestaba el frio a causa de lo que el Carnicero le habia hecho. Ahora, el estaba en la misma situacion. Atado y tendido en un suelo de madera frio.

?Era posible que Richard Parker fuera el Carnicero?

Nick no podia imaginar al juez que conocia desde que era adulto torturando a esas mujeres. Sin embargo, de algun modo encajaba con el perfil, ?no? Quiza fuera un poco mayor. Por otro lado, estaba casado, y seguro que no era un solitario. Pero Parker era un hombre que estaba en buena forma fisica y se habia criado cazando y pescando en el sudoeste de Montana. Desde luego, la prueba mas flagrante era que a Nick lo habian atacado en su cabana.

En el FBI a veces se equivocaban con los perfiles. A el le vinieron nauseas de solo pensar que Parker pudiera ser el Carnicero. Recordo todas las veces que habia acudido al juez para que le ayudara a obtener mas recursos. Parker tiraba de los hilos y conseguia que el condado asignara mas dinero a unas busquedas que siempre acababan sin resultados. Quiza Parker se lo pasaba en grande mirando desde afuera mientras la policia se equivocaba en todos sus analisis. ?Sentiria un placer enfermizo viendo a Miranda buscar a las mujeres que el tenia cautivas?

No habia pruebas concretas de que Parker fuera el Carnicero. Quizas el asesino habia descubierto la cabana y, tras ver que rara vez se usaba, la habia ocupado sin que pasara nada. Tambien existia la posibilidad de que Parker la hubiera alquilado o prestado a un amigo.

Mierda. Tendria que haber dejado el maldito mensaje en el buzon de voz de Quinn. Ellos habrian vigilado a Parker, o puesto a un equipo a seguir lo que pasaba en la casa, o habrian investigado mas en profundidad el pasado del juez.

Llevaba tanto tiempo dudando de si mismo a lo largo de esa semana que no habia prestado atencion a su intuicion. Y ahora estaba pagando el precio por ello.

Un leve ruido, el roce de algo, lo sobresalto. ?Roedores? ?Un oso?

No, el ruido no venia de afuera.

No estaba solo.

Nick ignoraba como lo sabia, pero enseguida percibio que alguien mas compartia con el el aire de la habitacion. Y luego lo oyo. Un leve susurro.

El martilleo que sintio en el craneo era tan fuerte que tardo un momento en entender las palabras.

– ?Quien es? ?Quien es?

El intento hablar, pero de su boca solo escapo un gemido.

– ?Quien es? -Era un susurro de voz. Ronca. De mujer.

El se humedecio los labios.

– El sheriff -dijo, y el solo esfuerzo de hablar le dolio.

– ?Quien?

Joder, apenas conseguia pensar, y mucho menos hablar. Hizo un esfuerzo por tragar saliva.

– El sheriff Thomas -dijo, pronunciando cada palabra con gran dificultad

– ?Sheriff?

Nick se dio cuenta de que aquella persona no susurraba. Tenia la voz enronquecida, una voz que le recordo a su hermano Steve cuando en los anos del instituto habia padecido una laringitis.

O una garganta afonica de tanto gritar.

– ?Ash…ley? -Le dolio articular esas dos silabas, pero tenia que superarlo. Estaba seguro de que estaba sufriendo el efecto de una conmocion. Y que tenia algun problema con las piernas. Quiza tambien las tenia atadas, aunque no sentia nada por debajo de la cintura. Tenia todo el cuerpo frio y entumecido.

Pero estaba vivo. Y estaba decidido a seguir vivo. Y tambien a mantener con vida a Ashley van Auden. Como hacerlo era otra historia, del todo diferente. No sabia donde estaba, que hora era, ni como diantres salir de ahi.

– Si -dijo ella, con un hilo de voz que enseguida se quebro en un sollozo. Estaba tan cerca que si Nick no estuviera atado, casi podria tocarla-. Nos matara. Nos matara. Es el. Es el Carnicero. Nos va a matar, como ha matado a todas esas…

– Shh.

Ashley repetia su mantra una y otra vez, hasta que a Nick le taladro la cabeza. Intento hacerla callar, pero no pudo, asi que procuro ignorarla. Tampoco tuvo mas suerte.

– Ashley. Ashley. -Repitio su nombre hasta que al final la chica dejo de sollozar.

– ?Que? -pregunto, con un gemido.

– Tenemos que pensar en algo. Piensa. -?Pensar? Joder, el apenas era capaz de sumar dos mas dos.

– No quiero morir -sollozo ella.

El tampoco queria morir.

– En algun momento te soltara.

– Y ?despues me matara! Se lo que le hizo a Rebecca Douglas. La degollo. La ma… la mato.

– Ashley, basta. -Nick sintio que la nausea le llegaba a la garganta y, con el mareo, su mente perdia asidero. Respiro lo mas hondo que pudo y espiro lentamente. Respirar. Espirar. No podia volver a perder el conocimiento. Era demasiado peligroso para los dos.

– ?Sheriff?

Por el tono de preocupacion en la voz de Ashley, Nick penso que se habria desmayado o se habia quedado inconsciente por un momento.

– Estoy aqui.

– No me ha contestado.

– Lo siento -dijo el, y espiro-. ?Sabes donde estas?

– No. Tengo los ojos vendados. No veo nada.

– ?Viste a alguien cuando te secuestraron?

– No -dijo ella, volviendo a sollozar-. A nadie. Dios mio. Y Jo. No esta aqui, no me ha contestado. Esta muerta, ?verdad? -Ashley empezo a sollozar, histerica. Nick tardo varios minutos en calmarla. No le serviria de nada a Ashley saber que su amiga estaba en coma, asi que mintio.

– JoBeth se pondra bien. Esta en el hospital, pero se pondra bien.

– Gracias a Dios, gracias a Dios.

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