una madre miraria a su hijo perdido, con el carino y la preocupacion pintados en su bello rostro de duendecillo-. Has perdido unos cuantos kilos.
– Las selvas de America del Sur. Todo lo que puedas comer o beber lo sudas.
– Deja que te prepare algo de comer.
– Pensaba que no me lo ibas a proponer. -La siguio a la diminuta cocina, comprobando las ventanas a su paso-. ?Tienes un poco de zumo?
– Zumo de naranja -dijo ella, senalando hacia la nevera. Cogio una olla del fregadero y la lleno de agua-. Sabes que lo unico que se cocinar son espaguetis.
– Algunas cosas nunca cambian. Pero me encantan los espaguetis. -En realidad, a John no le importaba tanto el proceso de comer como el hecho de proporcionarle combustible a su cuerpo. Saco la caja de zumo, la sacudio y engullo el contenido. Luego la tiro al cubo de la basura y volvio a mirar en la nevera. Saco una botella de agua y se bebio la mitad de un solo trago.
Tess lo miraba con una media sonrisa.
– Si, hay algunas cosas que nunca cambian.
– Cuentame mas acerca del caso de Mickey. -John cogio una silla y se sento frente a la pequena mesa de la cocina apoyandose en el respaldo hasta que la silla quedo tan inclinada que se levantaron las patas.
Ella se encogio de hombros y vacio una lata de tomate en una cacerola.
– No hay mucho que contar salvo que ha muerto una segunda mujer. Una florista.
– ?Una imitacion del libro de Smith? -En el aeropuerto de Mexico D.F. habia comprado la ultima novela de Rowan Smith,
De no saber que esa maldad existia, habria pensado que exageraba. Pero habia conocido a asesinos tan retorcidos y descerebrados que le extranaba de verdad que fueran capaces de disimular su maldad.
Incluso Satanas habia sido un angel.
– ?John?
El sacudio la cabeza y le sonrio.
– Nada, estaba sonando despierto.
– Parecia mas bien una pesadilla -dijo Tess-. ?Estas bien?
– No he logrado pillar a Pomera.
Su hermana lo miro con un brillo de simpatia.
– ?Ha sido porque te llame a destiempo? ?Te saque de ahi demasiado pronto?
El nego con un gesto de la cabeza.
– Tenia que encontrar el escondite o resignarnos a que la proxima semana tuvieramos toneladas de droga llegando a nuestras costas. Al menos dimos con un alijo grande. Tardaran un tiempo en recuperar sus perdidas y rehacer el inventario. Un mes, quiza dos.
– ?Y despues volveran a hacer negocios? -pregunto Tess, que se habia quedado boquiabierta-. ?Despues de solo dos meses? ?De que sirve? Hagas lo que hagas, destruyas las toneladas que destruyas, siempre habra mas.
Esa era la triste realidad de la lucha contra las drogas. Mataran a los hombres que mataran, y por muchas toneladas de cocaina y heroina que destruyeran, siempre habria criminales mas osados y legiones de campesinos pobres que se dedicarian al cultivo y, al final, siempre habra mas droga. Pero con tal de que pudiera salvar a un solo chico de cometer la misma estupidez que Denny…
No podia pensar en su amigo muerto ahora. No despues de haber estado tan cerca de echarle el guante a Pomera. Sin embargo, el muy hijo de su madre siempre estaba mas alla de su alcance. La proxima vez.
Ya no era su trabajo, se recordo a si mismo, al menos no lo era oficialmente. Solo cuando ciertos poderes lo necesitaban, a el y sus conexiones, entonces tenia carta blanca para dar caza legalmente a Pomera. Se dejaba utilizar porque en cada una de esas ocasiones tenia la oportunidad de destruir un cargamento. Eliminar al menos un alijo de droga de las calles de Estados Unidos. Y quizas, en teoria, salvar una vida.
– Asi es, Tess.
– No tienes por que luchar por una causa perdida. Quedate aqui y ayuda a Mickey.
– Hablando de Mickey -dijo John, cambiando de tema. Tess no lo entenderia. No podria. No sabia el dano que la gente desalmada hacia a otras personas. A personas que conocian, y tambien a extranos.
Centrate en el problema que tienes delante.
– ?Crees que la relacion entre ellos va a mas? -No seria la primera vez, pero Michael era un buen poli. Si, a veces se habia dejado llevar por los sentimientos, pero nunca dejaba de cumplir con su trabajo.
Ella asintio.
– Igual que con Jessica.
John recordo la foto de Rowan Smith en la contratapa de su libro, sobre todo porque era poco habitual entre los escritores. En lugar de un primer plano, o de un plano medio, la foto estaba tomada a cierta distancia, y ella estaba apoyada contra un pino, con el suelo cubierto de nieve y las ramas por encima de su cabeza tambien. Ni siquiera era una foto de frente sino de perfil. Un perfil aristocratico, elegante y desafiante.
La mayoria de la gente no la reconoceria en la foto. Iba vestida toda de blanco, con el pelo largo tan rubio que se confundia con la nieve del fondo. Le caia sobre los hombros, suave y sedoso. La foto transmitia una sensacion abrumadora de soledad, de separacion.
– Me preocupa Michael -dijo Tess.
John le cogio la mano y se la apreto, al tiempo que sacudia la cabeza.
– Mickey ya es mayor. Es un buen guardaespaldas. Sabe lo que hace.
– No me refiero a su competencia profesional. Me preocupa su implicacion personal en este caso.
– Es un poco pronto para hacer ese tipo de consideraciones, ?no te parece? -Aunque John se oponia a esa especulacion, penso que la intuicion de su hermana era acertada. Michael se lanzaba de cabeza cuando se trataba de mujeres. Era algo que sucedia siempre, desde Missy Sue Carmichael, la alumna de ultimo curso del instituto que acabo con la virginidad de su hermano cuando tenia quince anos. Siguio Brenda, al ano siguiente, Tammy, Maria… vaya, John perdia la cuenta de las mujeres de las que Michael se habia enamorado a lo largo de los anos.
Tess lo miraba, arrugando su pequena nariz con un gesto de incredulidad.
– Eso mismo pensaba yo, John.
Si, Tess conocia a Michael tan bien como el.
– No te preocupes por el, Tessie. Sabe cuidarse solo.
– Puede que si. Lo que pasa es que tengo la impresion de que este caso es diferente, por algun motivo. Hay mas cosas en juego.
– Estare atento -prometio John.
Despues de treinta minutos de conversacion sumamente discreta, frustrante y llena de tension con el agente especial Quinn Peterson y Rowan, Michael abandono la sala y fue a encerrarse en el estudio. Tenia que hacer unas cuantas llamadas.
Habia buenas noticias, y eran que el FBI habia revisado las medidas de seguridad que Michael habia propuesto y la oficina de Los Angeles iba a asignar otros dos agentes, a pesar de que Rowan se oponia a ello. Manana interrogarian a los vecinos de Rowan en Malibu. Cuatro de la docena de casas de esa parte de la playa estaban vacias, alquiladas o cerradas porque los duenos vivian en una primera residencia. El FBI habia alertado a todas las inmobiliarias de las propiedades para que vigilaran estrechamente esas casas y le notificaran si algo parecia estar fuera de lugar.
Se enviarian los equipos necesarios, pero dado que los recursos escaseaban, no se podia mantener una vigilancia permanente, solo un equipo para toda la jornada, aparte de Peterson y su companero. Sin embargo, el FBI trabajaba en estrecho contacto con los cuerpos de seguridad para coordinar la informacion. Ademas, ofrecian darle maxima prioridad al caso en sus laboratorios en Quantico.
Peterson habia traido una caja llena de viejos archivos de los casos de Rowan. Ella no dejaba de hojear los documentos, ansiosa por empezar, sin disimular que tenia ganas de que Peterson se marchara.
Michael intuyo que habia algo mas que una relacion profesional entre Rowan y el agente del FBI. Ella volvia a