ofenderlo. Era la unica persona que le importaba de verdad ahora que ya no luchaba por defender a las victimas.

– No es un sermon. Solo digo la verdad -dijo el, y guardo silencio un momento-. ?Quieres venir a Boston una temporada?

– De ninguna manera. No quiero ponerte en peligro. -Sin embargo, lo que mas anoraba era ver a su hermano.

– Nadie sabe quien soy.

– Y yo no quiero cambiar eso. No deberia haberte llamado desde casa. Tengo que ser mas precavida.

– En todo caso, ?que pensarian si te vieran aqui? Ya has estado antes en Boston.

– Aunque no supieran quien eres realmente, temo por mis amigos. Cualquier conocido podria ser un blanco.

– Tu no tienes amigos. Eres una ermitana.

– Eso no es verdad. Si que tengo amigos.

– Nombrame uno.

– Te puedo nombrar a dos. Miranda y Olivia.

– ?Tus ex companeras de la Academia? -Peter sonaba algo esceptico-. ?Todavia estas en contacto con ellas?

– Claro que si -dijo ella, sintiendo una pizca de culpa por la mentira. ?Cuando habia hablado con Liv la ultima vez? Hacia mas de un ano, aunque justo la semana pasada le habia enviado una postal electronica para su cumpleanos, antes de que sucediera todo aquello. ?Y Miranda? Lo habia pasado mal despues de ser expulsada de Quantico. A veces recibia una nota o una postal por correo, pero nada desde Navidad. Rowan no se lo reprochaba. Miranda tenia una mision, una mision que ella entendia perfectamente.

– ?Rowan?

– Lo siento. Estaba distraida.

– En realidad, no tienes a nadie que te apoye en este momento, ?no es asi?

– No necesito a nadie. De verdad, Peter, estoy bien.

– Lo dudo.

– No lo dudes. -Se seco las lagrimas de la cara, respiro hondo y decidio no derrumbarse-. Te… te quiero, Peter.

– Yo tambien te quiero. Llamame si necesitas cualquier cosa. Lo que sea.

– Eso hare. Y, Peter… en cualquier caso, ten cuidado.

Colgo y llamo a Roger a su casa en Washington. Tenia que asegurarse de que su hermano estuviera a salvo.

John silbaba por lo bajo cuando el y Tess llegaron a la casa de Malibu.

– Bonito lugar.

– No es de ella. Es de un amigo, o algo asi. Ella tiene una cabana en Colorado y esta en Los Angeles mientras dure el rodaje de la pelicula de uno de sus libros.

– Pareces celosa -dijo John, con sonrisa provocadora.

Ella se encogio de hombros y le propino un golpe en el brazo.

– En realidad, no. Quizas un poco por la casa y todo eso, pero no parece la mujer mas feliz del mundo, a pesar del dinero que gana con sus libros y peliculas.

Michael abrio cuando llamaron a la puerta, y se quedo boquiabierto, mirando de John a Tess y de vuelta a John.

– Creia que estarias en America del Sur hasta este fin de semana.

– Ya ves, he acabado antes de lo previsto. -John entro, cerro la puerta y miro a su alrededor-. Estupendo trabajo, Mickey.

– Mientras tu tomabas el sol en Bolivia, me llamaron -dijo Michael, mirandole con una gran sonrisa-. Me alegro de que hayas vuelto de una pieza, Johnny -dijo, y abrazo a su hermano mientras le daba palmadas en la espalda.

– Yo tambien me alegro -dijo John, y dio un paso atras. Cogio a Michael por los hombros y sonrio-. Me alegro de verdad de verte. -Lo solto y miro alrededor. El ambiente era frio, esteril y artificial. Desde luego, no daria ni un centimo por vivir en ese homenaje al minimalismo-. ?Necesitas ayuda?

Michael dio un paso atras, vacilante. John sabia que a Michael le costaba mucho pedir su ayuda. A Tess, si le pediria ayuda. A la policia, tambien. A su hermano mayor, no.

– Claro. Como siempre. En realidad, te he dejado un mensaje. Tess no me conto que volvias antes de lo previsto. -Michael fruncio el ceno al mirar a Tess, pero la abrazo por el hombro y le estampo un beso en la coronilla.

La breve reunion fue interrumpida por el carraspeo de una mujer. John se giro para mirar a Rowan Smith por primera vez.

Le sorprendio su propia reaccion. El no era del tipo atraccion a primera vista. Sin embargo, la imagen que tenia de Rowan por la foto de su libro no era nada comparada con la mujer en persona. Tenia el mismo aire rigido y distante que habia visto en la foto. Una mujer elegante, con clase. Una mezcla de mujer provocadora de los anos treinta y profesional del siglo veintiuno que ponia sus distancias. Sin duda una mujer bella y atractiva. Sin embargo, habia algo mas. Sus ojos azules inteligentes y atormentados, observadores y curiosos. John se fijo en como se mantenia distante de ellos, con el cuerpo levemente girado, como si estuviera preparada para dar un salto aunque lo estuviera mirando fijamente a los ojos.

Era cautivadora.

John miro a Michael y vio esa mirada familiar en la expresion de su hermano. Estaba totalmente embrujado. Michael lo miro y fruncio el ceno, casi imperceptiblemente. Quiza viera en John a un rival, al menos en lo que se referia a la senorita Rowan Smith.

Se miraron por un instante, y John intento calcular hasta donde habia caido Michael. Sin duda, su hermano ya estaba bastante prendido, pero disimulaba bien sus emociones. Si John no conociera tan bien a Michael, no habria visto el brillo de la rivalidad en su mirada.

Cuando iban al instituto, inventaron la regla de «Yo la Vi Primero», para no pelearse por las chicas. Solo se llevaban un ano, y a menudo sucedia que les gustaban las mismas chicas. Para que la paz reinara en la familia, decidieron que el primero en ver a una chica tenia derecho a ser el primero en exponerse a un rechazo.

Esta vez no.

John olvido la regla en ese preciso instante. Por como lo miraba Michael, el tambien lo sabia.

Ya se lo compensare.

Por otro lado, no tenian tiempo para diversiones ni juegos mientras un asesino anduviera suelto. Y la primera responsabilidad de John era proteger a los suyos. Y ahora, tambien a Rowan Smith.

Capitulo 6

Ella se encontraba frente a la pintoresca casa blanca de dos plantas de estilo colonial, con el corazon desbocado, y la espalda banada en sudor. Sentia la piel humeda y pegajosa. ?No estaria incubando alguna enfermedad?

La casa le era familiar, aunque ella nunca habia estado en esa parte de Nashville. Le lanzo una mirada al agente de policia local Tom Krause, un veterano curtido que habia trabajado con ella hacia dos anos en otro caso de homicidio multiple.

En esta parte del jardin crecian unos arboles ya viejos y grandes, plantados a intervalos regulares. Unos setos bien cuidados hacian de centinelas, marcando la parte baja de todas las ventanas, ahora cerradas, de cada una de las persianas de color rojo sangre. Las cintas amarillas de la policia en la escena del crimen destacaban en aquel sereno paisaje, un indicio siniestro de lo que le esperaba en el

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