correr todas las puneteras mananas en aquel aire humedo era algo que superaba su entendimiento, pero la verdad es que ella siempre habia sido rara. Lo contrario de el.
Con una excepcion. Ella sabia inventar unos procedimientos muy refinados para la puesta en escena de la muerte.
En
El ya habia estudiado los procedimientos basicos de cirugia, pero leia las mejores partes, los detalles de cada asesinato, tres veces para aprenderselas correctamente. Tal como Rowan lo habia imaginado.
Se alejo de la ventana y cruzo el salon espacioso y apenas amueblado y subio a acostarse. Echo mano de un libro en su mesilla de noche y acaricio la tapa.
Pero ahora sabia, y seria algo suculento. Muy, muy suculento.
Eso si, primero,
Chicago, Dallas. Dallas, Chicago. A el le daba igual. Alguna estupida puta iba a morir con el vientre destripado, de una manera u otra.
Se recosto en la cama, desnudo y se tapo con el calido edredon. Tenia que concentrarse seriamente en sus planes.
Se le estaba acabando el dinero. Era muy dificil que se cargara a la puta si no tenia el dinero para pagar un billete a Dallas. Robar no era, en verdad, lo suyo, pero cada ciertos meses asaltaba un par de tiendas y sacaba dinero suficiente para ir tirando. El truco estaba en escoger tiendas donde las mujeres estuvieran en el mostrador. Solian entregar el dinero sin rechistar y el abandonaba el local en menos de cinco minutos. Solo una vez habia tenido que matar.
Se ocuparia de sus finanzas al dia siguiente, y pondria punto final a sus planes para la puta.
?Cuanto sabian? Era evidente que sabian lo suficiente para mantener a Rowan bajo siete llaves.
Habia varios federales cuidando de ella. Un par fuera de la casa, en un sedan que pretendia pasar inadvertido, y el turno cambiaba cada doce horas. Ella se mostraba muy amigable con uno de los agentes. Y el hermano del guardaespaldas. Ese le preocupaba un poco. Era un tipo esquivo, mas dificil que el guardaespaldas que habia matado. Era mas bien como un federal curtido, un secreta.
No subestimaria al hermano. No, eso seria un error. Pero tenia tiempo. Una puta en el medio oeste y Rowan seria suya.
Sonrio antes de dormirse apaciblemente.
Capitulo 15
Ya era tarde cuando John fue a la morgue. Le habia pedido a su tia que se quedara con Tess, y luego hablo con el comisario de policia, el antiguo jefe de Michael, para que ordenara la vista del cadaver.
John apenas se dio cuenta de la baja temperatura en el sotano mientras el ayudante del juez de instruccion lo conducia por el pasillo hasta una de las numerosas salas del deposito. Quito el cerrojo del cajon B-4, segunda fila desde abajo, pero
– Le dare unos minutos -dijo el ayudante, y salio de la sala para que John pudiera disfrutar de cierta intimidad.
John se quedo mirando el cajon.
Michael. Michael se encontraba en el cajon B-4.
John se inclino, cogio con decision el tirador y cerro los ojos. ?Como puedes estar muerto? ?Como es posible que hayas desaparecido?
La suya no siempre habia sido una relacion facil, incluso en la infancia. Se llevaban poco mas de un ano, los dos rivales en los deportes y con las mujeres. Pero siempre habian sido amigos, incluso cuando se peleaban. John ingreso en el ejercito, en el Comando Delta, y Mickey se hizo policia. Los dos habian heredado el estricto sentido de la justicia de su padre. Los dos observaban la misma compasion de su madre por las victimas. Cuando el padre murio de un paro cardiaco a los cincuenta anos, hicieron pina para cuidar de su madre y su hermana. Y cuando su madre murio al ano siguiente, siguieron juntos. Fundaron la empresa. Cuidaban de Tess.
Claro que habian tenido puntos de desacuerdo. Jessica era uno de ellos, el mas grave. John nunca habia confiado en ella, pero Michael estaba seguro de que Jessica cambiaria. Unas cuantas peleas mas, por esto o aquello. Pero cuando se peleaban, siempre se reconciliaban. Como una pareja en un buen matrimonio, no se acostaban enfadados.
Hasta la noche de ayer.
Un sollozo vacio escapo de su garganta y John se agacho junto al cajon. La ultima vez que habia hablado con Michael estaba enfadado. Le habia ganado en la maniobra, y Michael lo sabia. John siempre ganaba porque jugaba mejor. Sabia que teclas pulsar y las pulsaba con acierto para conseguir la reaccion que queria.
Y cuando el agente Peterson vio que Michael perdia los estribos, estuvo de acuerdo en que necesitaba una noche libre. Una planificacion perfecta de los tiempos. Unos tiempos establecidos por John. Ahora Michael estaba muerto. Y el no podia decirle a su hermano que se habia equivocado.
John abrio el cajon y un chorro de aire frio le dio en la cara. El olor ya familiar del producto quimico mezclado con el olor de la muerte le embargo los sentidos. Habia visto muchos cadaveres en su vida. En la morgue, en el campo de batalla, en la selva.
Pero ninguno era su hermano.
Los tres agujeros oscuros en el pecho de Michael contrastaban con la palidez azulina de su piel. El cuerpo parecia mas pequeno tendido ahi en la plancha de acero. El pelo de Michael estaba humedecido por el frio gelido de la camara. Llevaba el pelo demasiado largo, pero a Michael nunca le habia gustado el corte militar que preferia John. Michael, siempre tan lleno de vida y de risas, siempre dispuesto a disfrutar con un buen chiste, ahora estaba muerto.
John no se dio cuenta de que estaba llorando hasta que una lagrima cayo sobre el cuello de Michael. Se llevo una mano a los ojos y los cerro con fuerza, reprimiendo el dolor agudo de la emocion. Respiro desde lo mas hondo, a saltos, sintiendo una punzada en el pecho que le recordaba su tristeza.
– Michael, lo siento -dijo, con un hilo de voz-. Encontrare a tu asesino. Y te vengare. Te lo prometo. No volvere a decepcionarte nunca mas.
John la observaba en su sueno.
Estaba hecha un ovillo en la silla de su estudio. Segun todos los indicios, Rowan no habia salido de la habitacion desde el dia anterior. Su aspecto era de lo mas vulnerable. Su larga cabellera le cubria el rostro, y tenia la cara apoyada en el brazo de la silla y las piernas plegadas. No parecia una postura demasiado comoda. Incluso bajo la tenue luz que venia del salon, parecia demasiado palida. Se pregunto si habria comido, y luego se pregunto si, en realidad, le importaba.
No le importaba. Ahora, no.
John miro su reloj. Eran las cinco y media. No habia dormido mas de una hora, y a las cuatro decidio que esa noche no dormiria. No podia sacarse de la cabeza la imagen de Michael ahi tendido, muerto ante sus ojos. Sin embargo, por algun extrano motivo, se sentia tranquilo. Ahora tenia un proposito, un objetivo. La venganza.
Acababa de relevar a Peterson y ahora preparaba cafe. Collins llamo para decirle que Peter O'Brien, el hermano de Rowan en Boston, no podria haber cometido ninguno de los asesinatos. Tenia una coartada bastante solida, la misa diaria. John sospechaba que O'Brien no estaba implicado, sobre todo porque estaba vigilado por los federales. Aun asi, insistio ante el director adjunto para que lo investigaran a el y a cualquiera que pudiera tener