un motivo para perseguir a Rowan con esos procedimientos tan enfermizos dignos de un sadico.
Collins revisaba los expedientes del asesinato de los MacIntosh y prometio enviarle por fax los recortes de prensa, las fotos o cualquier cosa que pudiera servir, al cuartel general del FBI.
John hubiera preferido otra manera de hacer las cosas, pero horas de desvelo y de dar vueltas y mas vueltas, de pasear y volver a sentarse, lo habian dejado frente a la unica conclusion posible. Alguien que Rowan conocia bien habia matado a Michael, y ese alguien habia formado parte de la vida de ella hace veintitres anos.
Rowan tenia que mirar los informes, buscando algo que saltara a la vista y les permitiera dar con ese cabron. Peterson dijo que traeria a Adam Williams para que mirara las fotos. John estaba demasiado distraido para sentirse culpable, pero el aguijon del remordimiento no cesaba. El pobre chico no estaria tranquilo en la oficina del FBI mirando fotos de escenas de crimenes, pero el era el unico que habia visto al asesino, de eso estaba seguro. Era su mejor esperanza.
John carraspeo suavemente, cuidandose de no despertar a Rowan, pero ella se incorporo de un salto con la pistola en la mano. El no se habia dado cuenta de que dormia con la Glock debajo de la almohada.
– John -dijo, con voz espesa y adormecida. Se hundio lentamente en la silla para tranquilizarse.
– He preparado cafe.
– Gracias -dijo ella, asintiendo con la cabeza. Tosio para aclararse la garganta-. ?Donde esta Quinn?
– Acabo de relevarlo.
Ella fruncio el ceno cuando lo miro.
– Pense que…
– Seguire en el caso hasta que atrape al asesino de mi hermano. -Su voz sonaba dura, pero con las emociones a flor de piel.
– Supongo que lo de hacer
– Si quieres hacer
– Necesito un minuto -dijo ella finalmente.
– Estare en la cocina. -En cuanto ella cerro la puerta del estudio, John recupero una respiracion normal. No se habia dado cuenta de lo tenso que estaba hablando con Rowan. Detestaba verla tan asustada, derrotada y con esa mirada vacia. Pero no podia pensar en ella, no podia estimarla y, desde luego, no podia preocuparse por ella.
Protegeria su vida. Nada mas y nada menos.
Porque si no fuera por el y sus malditas hormonas, ademas de su ridicula pelea con Michael, su hermano todavia estaria vivo. John habia acusado a Michael de dejarse llevar por sus emociones, pero el habia caido exactamente en lo mismo. No solo se creia el unico capaz de conseguir que Rowan soltara toda la verdad, habia deseado no solo su sinceridad sino tambien su cuerpo.
Rowan vio salir a John y ahogo un grito. Se tapo la boca con un intento vano de atrapar el sonido. No sabia como seria capaz de sostenerse durante el dia, pero de alguna manera tenia que sosegarse.
?Como podia perdonarse a si misma? ?Como la perdonaria John?
Subio a su habitacion y se echo agua fria en la cara. Se quedo mirando su reflejo fantasmal en el espejo. ?Era ella? Sus ojos azul claro eran mas grises que de costumbre, vidriosos y faltos de vitalidad. Su piel tenia un tinte cetrino, el pelo un tono apagado y su aliento era horrible. Se cepillo los dientes dos veces, se lavo la cara con jabon y se peino antes de recogerse el pelo.
En realidad, no tenia ganas de hacer
Michael estaba en buena compania.
Se apreto el puente de la nariz y respiro hondo un par de veces. Era una tonteria salir a hacer
John esperaba con ansias salir a hacer
Pero seria un error cansarse tanto. Si alguien los vigilaba, seria el momento indicado para atacar.
John miro por la ventana de la cocina, pero solo vio la pared de la casa vecina a la de Rowan, y unos veinticinco metros del acantilado reforzado entre los dos terrenos.
Ya iba por la tercera taza de cafe y se obligo a comer una tostada. Sabia a papel y ahora tenia un nudo en el estomago, pero le serviria para absorber la cafeina. Empezaba a sentirse un poco mas humano.
Rowan entro en la cocina y se sirvio un vaso de agua. Tenia mejor aspecto que veinte minutos antes, pero todavia estaba palida. Sus pequenas gafas oscuras le tapaban los ojos. Parecia preparada. Rigida. Fria. Inexpresiva.
Un pensamiento preocupante cruzo por su cabeza. Rowan no era tan fria como el habia creido al conocerla. Era una manera de ocultar sus sentimientos, como esas gafas que le servian para ocultar sus ojos. Tal vez todo lo sucedido le estaba afectando.
Maldita sea, eso a el no le importaba. El tenia una mision que cumplir. Encontrar al asesino de Michael y proteger a Rowan del fuego cruzado. No tenia energias para ocuparse de los sentimientos de ella.
– Vamos -dijo.
Sobre la arena mojada, ella apuro el paso. El conservaba una distancia prudencial, dos zancadas por detras, pero la apremiaba a seguir con su aliento en la nuca, pisandole los talones para ir mas rapido, mas duro. ?Como purgaria el dolor a un ritmo tan lento? Necesitaba el aire frio para templar el dolor caliente, el escozor de la sal en sus pulmones.
Por eso la urgia a seguir. Cuando ella quiso detenerse al cabo de dos vueltas, el no quiso. Ni siquiera estaba cansado. Sabia que Rowan podia correr dos o tres vueltas mas. Habian corrido muchas veces y ella estaba en excelente forma. ?Acaso pensaba que el no podria? ?Que se quedaria por el camino? Ni loco.
Casi habian llegado de vuelta a las escaleras de la casa cuando Rowan empezo a correr mas despacio.
– ?Venga, corre! -le grito al oido, como un sargento de marines.
Rowan tropezo y cayo de rodillas. El salto por encima para no caer sobre ella, pero al rozarla tropezo y cayo al suelo.
Se incorporo rapidamente y permanecio agachado, barriendo la escena con una mirada y con la pistola desenfundada. Es una trampa, fue lo primero que penso. El asesino habia plantado algo en la arena para que tropezaran. ?Acaso acechaba para dar el golpe?
Solo vio las casas tranquilas lejos de la playa. No oyo mas que el rugido de las olas, la brisa, el graznido de las gaviotas en busca de peces. Ningun reflejo del rifle de un francotirador, ni rastro de trampas.
?Por que, entonces, se le habia erizado el pelo de la nuca?
– Esta despejado, pero tendriamos que volver -dijo John.
Rowan seguia a cuatro patas, y respiraba con dificultad. El le tendio la mano, pero ella no la acepto.
– ?Que cono? -dijo-. Tenemos que seguir. Eres un blanco perfecto ahi sentada.
– Dejalo. -Rowan se dejo caer en la arena y hundio la cabeza entre los brazos.
– ?Que dices? -John se agacho y la levanto a pulso hasta ponerla de pie. Le habian saltado las gafas en la caida, y tenia los ojos llenos de lagrimas. Se tambaleo, incapaz de sostenerse, y cayo contra el, al tiempo que lo empujaba.
– Dejame -murmuro, intentando que le soltara el brazo.
No tenia fuerzas y a John no le costo sostenerla. Pero la dejo ir. Ella volvio a derrumbarse en la arena, con las piernas como dos plumas.
– Dejame. El vendra. Tu vigila desde el balcon y, cuando venga, lo matas. En mi armario hay un rifle de francotirador.
?De que diablos hablaba? ?Utilizarse a si misma como cebo? Si Rowan moria, John perderia a otro ser querido. No podia dejarla morir, y no lo haria.