– Lily declarara en tu contra -le habia dicho a Bobby, queriendo verlo retorcerse-. Esta viva, goza de buena salud y quiere enviarte a la silla electrica.
Bobby entrecerro los ojos al tiempo que le lanzaba a Roger una mirada diabolica.
– En Massachusetts no hay pena de muerte. Es inconstitucional -se burlo el.
– Que lastima. Yo pulsaria el interruptor de buena gana. Lily tambien. Has hecho lo posible por destrozarle la vida, pero ella es fuerte. Mas fuerte de lo que crees. Mas fuerte de lo que jamas le has reconocido. Cuando suba a declarar, no habra ni un solo jurado que vote la absolucion. Pasaras el resto de tu vida en prision.
Se habia acercado a los barrotes, a solo centimetros de su cara. Jamas habia sentido tanta repugnancia hacia un sospechoso. Despues de oir el relato de Lily, Roger odiaba a ese chaval.
– Y si crees que viviras mucho tiempo entre rejas -anadio, con voz grave y segura-, piensatelo dos veces.
Bobby se limito a mirarlo con ojos burlones, y se reclino comodamente en el camastro.
– Tu no me conoces -dijo, sacudiendo la cabeza-. Soy un sobreviviente. Y si crees que me pasare el resto de mi vida en chirona, el que esta loco eres tu.
Bobby se sento, puso las manos sobre las rodillas y fruncio el ceno. La ira reconcentrada de su expresion obligo a Roger a tragar saliva sin quererlo. Este era el hombre que Lily temia, el hermano con que habia vivido diez anos, un chico que mataba sin remordimientos. Lo hacia por puro placer.
– Matare a Lily. No ahora. Ni manana. Algun dia. Le cogere su pescuezo de desnutrida y se lo rompere.
– No cuentes con ello -dijo Roger, apretando los dientes. Dio media vuelta y salio a grandes zancadas de la carcel. Pero oyo las ultimas palabras de Bobby MacIntosh.
– No me subestimes, caraculo.
Al dia siguiente, llevo a Lily a ver a su padre. Y la pobre nina se vino abajo por completo y tuvieron que sedarla. Fue entonces cuando Roger penso que quiza no fuera capaz de subir al banquillo a declarar, o que declarar podria causarle secuelas para el resto de sus dias. Y, despues de todo lo que habia vivido, Collins no queria que tuviera que enfrentarse a mas torturas.
Bobby intento escapar mientras lo trasladaban a una sesion preliminar. Disparo y mato a dos guardias y cayo herido. Mientras lo operaban, Collins rogo a un Dios en el que apenas creia que se lo llevara al infierno, a donde pertenecia de verdad.
Pero el joven asesino sobrevivio.
Afortunadamente, esta vez las circunstancias eran diferentes. Bobby habia matado a dos polis. Roger Collins convencio al fiscal del distrito de que Lily no tenia la entereza suficiente para soportar un juicio. Juzgaron a MacIntosh por los asesinatos de los polis en lugar de juzgarlo por el asesinato de su familia. Cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional.
Maldito estado de Massachusetts. Tendrian que haberle dado la pena de muerte.
Roger le conto a Lily que Bobby habia muerto cuando intentaba escapar.
Pensandolo retrospectivamente, era un buen plan. MacIntosh estaba en la carcel, y a Lily se le ahorraba la angustia del juicio y el miedo a que su hermano estuviera vivo y le hiciera dano. Y asi habia crecido una chica encantadora. Bella, inteligente y abnegada. El la habia orientado hacia el FBI porque tenia la empatia y la capacidad mental para ser una agente sobresaliente.
Pero despues del asesinato de los Franklin, Rowan habia renunciado, y Collins se pregunto por primera vez si no se habia equivocado con ella. Si no lo habia hecho al tomarla en custodia preventiva y convertirse en su apoderado. Estimulandola a romper el contacto con Peter. Convenciendola de que cambiara de nombre.
Todo lo que Roger Collins habia hecho era porque queria a Lily. Rowan era la hija que el y Gracie nunca tendrian. Cuando lo llamaron sus abuelos para decirle que no sabian como manejarla a ella ni a Peter, que los ninos tenian pesadillas por la noche y que el psiquiatra queria probar una terapia a base de farmacos, Roger tomo una decision. Se puso en contacto con un poli que le habia dicho que el y su mujer estaban dispuestos a adoptar a Lily y a Peter.
Pero despues de un periodo de prueba, le habian dicho que se quedaban solo con Peter.
Rowan no se lo ponia facil a nadie por aquel entonces. ?Quien podia culparla? Se torturaba a si misma por la muerte de Dani. Por no haber salvado a su familia.
Collins decidio acoger a Rowan. Y, desde aquel dia, le habia mentido.
Un guardia abrio la puerta de la sala de reuniones e hizo pasar a Rowan, a Quinn Peterson y a un hombre de pelo oscuro que, supuso Collins, seria John Flynn.
Una sola mirada a Rowan le basto a Collins para que dejara de preguntarse si habia cometido errores. Ahora tenia la certeza de que si.
Rowan estaba agitada por su arrebato emocional en el avion, a pesar de que se habia propuesto mantener la calma. Le sorprendia que John se hubiera mostrado tan comprensivo, teniendo en cuenta que su hermano habia matado al suyo. John la escucho, le hizo preguntas sencillas y no le habia dicho que todo saldria bien.
Ya nada volveria a «salir bien».
Miro a Roger y fruncio el ceno.
– Me has mentido.
– Crei que era la mejor solucion -dijo el, asintiendo con la cabeza-. Lo siento. Me equivoque.
Era lo menos que se podia decir. Rowan sacudio la cabeza, sin saber si podria hablar sin derrumbarse. Si hablaba con Roger, sus frases estarian plagadas de maldiciones y veneno. Roger le habia mentido, siempre, no habia confiado en ella para contarle la verdad. Habia pensado que era probable que acabara en un manicomio, como su padre. Quizas habria acabado asi. Quiza todavia podia acabar asi.
Pero la traicion de Roger la marcaria para toda la vida. No sabia si seria capaz de perdonarlo algun dia.
Le dio la espalda a Roger y se encontro frente a frente con los ojos verdes y profundos de John. El la cogio por el brazo y ella se inclino apenas hacia el para demostrarle que le agradecia su apoyo. Por primera vez durante aquel largo dia, Rowan penso que quiza sobreviviria.
Entro el alcaide, un hombre sorprendentemente pequeno, de calvicie avanzada. Caminaba muy erguido y lucia una sonrisa nerviosa.
– Director adjunto Roger Collins. Soy el alcaide James Cullen. El preso esta preparado para su visita. -Luego miro a Rowan y a John-. Senorita Smith, ?correcto?
Ella asintio con la cabeza.
– Le presento a mi companero, John Flynn. -?Companero? Se le habia escapado. Habia querido decir guardaespaldas. Ella ni siquiera pertenecia al servicio. Ya no tenia un companero.
Nadie dijo nada, pero ella percibio un sutil cambio en la actitud de John. No lo miro, pero se pregunto en que pensaba.
Rowan siguio al alcaide, y John la siguio de cerca, con su discreto talante protector. Roger y Quinn iban detras. Cruzaron un pasillo largo y ancho, doblaron varias veces y el alcaide tuvo que teclear un codigo de seguridad en tres puertas diferentes. Los acompanaban dos guardias armados.
A traves del espejo trucado que miraba a la sala de interrogatorios, muy iluminada, se veia a un hombre de poco mas de cuarenta anos, esposado de pies y manos. Tenia el pelo corto, de color rubio pajizo, el menton pronunciado y ojos azules. Media y pesaba lo normal, y mostraba la mirada hundida de la derrota que tenian muchos condenados a perpetua.
Se parecia a Bobby MacIntosh. A primera vista, Rowan creyo estar segura de que el hombre encadenado detras de la mesa era su hermano.
Pero no lo era.
Roger hablo, y en su voz grave y temblorosa se adivinaba la rabia. Y el miedo.
– Ese no es MacIntosh.
Capitulo 18
– Vera, senor, hemos verificado su expediente, y es el -dijo el alcaide Cullen con un movimiento rigido de la