FBI pero, en ese momento y lugar, sabia con certeza que necesitaba a John. Era mas que una necesidad. Era el deseo mas profundo que jamas habia sentido por un hombre.
?Como era posible que algo tan poderoso, tan acertado, sucediera tan deprisa?
– Rowan. -La voz de John era grave, tenida por el deseo. Se quedo quieto, temblando ante esas manos de Rowan que descansaban sobre su pecho ancho y musculoso.
Ella no podia imaginar otro lugar donde quisiera estar.
Le beso el pecho, y el calor de el se derramo por sus labios, paso por la garganta, le llego hasta el fondo del alma. Su respiracion se volvio entrecortada cuando entendio que sus sentimientos hacia John eran mas penetrantes de lo que habia imaginado. Queria gritar contra toda aquella injusticia que podria acabar con su vida. O con la vida de John.
Dios mio, no. John, no. No podria vivir consigo misma si el moria protegiendola.
– ?Que pasa? -inquirio el, mientras ella le dejaba un reguero de besos en el pecho y seguia por el hombro.
El era demasiado perspicaz. Ella no dijo palabra, solo siguio besandolo. No queria hablar. Solo queria sentir.
El dio un paso atras y, con un dedo, la obligo a alzar el menton.
– Hablame.
Pero ella no podia hablar de eso. No de sus miedos, ni podia hablar de lo que su corazon le pedia a gritos.
No podia decirlo. Todas las personas que ella amaba morian.
– Hazme el amor -dijo, y le rozo los labios.
– Row…
– Shh -murmuro ella en sus labios, y lo llevo suavemente hacia la cama.
El vacilo solo un momento antes de entregarse a su abrazo. Como un interruptor, paso de las caricias suaves a una pasion desatada. Ella recorria su cuerpo robusto de arriba abajo, como si no pudiera dejar de tocarlo. Como si fuera la ultima vez, tenia que tocarlo por todas partes, desde su pelo corto hasta sus hombros, hasta llegar a la cicatriz que iba desde la mitad del muslo hasta la rodilla.
Su boca siguio por el pecho hasta su vientre. El se estremecio, y la agarro por el pelo. Ella le beso el ombligo, le lamio el vientre terso hasta llegar a la pelvis, y sus manos buscaron su miembro, duro y grande, y se lo metio en la boca. El gimio, y ella lo engullo hasta lo mas hondo.
El sudor y un torrido deseo masculino le embargaron los sentidos. Jamas la habia sentido tan apasionada, tan deseable.
– Row… an. -La levanto, la aparto de su lado y se monto sobre ella-. Me estas volviendo loco.
Se hundio en ella. En sus labios, buscandola con la lengua. Pecho contra pecho, pelvis contra pelvis. Se hundio comodamente en ella, hasta arrancarle un largo gemido desde lo profundo de sus entranas.
No tardaron en encontrar el ritmo. Rapido, duro, intenso. Ella deseaba acercarse mas y mas a el. El la estrecho con mas fuerza, se hundio mas hondo, hasta precipitarse juntos hacia el orgasmo, agarrados el uno al otro, casi enloquecidos. Como si fuera la ultima vez.
No. No podia ser la ultima vez. No podia perderlo ahora que habia encontrado a alguien que encajaba tan bien en su atormentada vida.
A menos que…
No queria pensar en los sentimientos de John, pero tenia que hacerlo. El la consolaba, se preocupaba por ella, la amaba… esa noche. Esta noche era de ellos. Manana… quiza. Pero ?para siempre?
Era incapaz de imaginar el para siempre. Nunca habia habido un para siempre en su vida, y era una necedad pensar que podia convivir con este hombre complejo y duro y de alma tan generosa.
Respiro profundamente e intento echarse a un lado.
– No tan rapido. -John se aclaro la garganta. Si Rowan creia que volveria a su cama, se las tendria que ver con el.
John se deslizo al centro de la cama y atrajo a Rowan hacia el. Cubrio los cuerpos desnudos y sudorosos con la sabana. No recordaba haberse quitado los pantalones ni haberle quitado la camiseta a ella. Quiza lo habia hecho todo ella.
John disfrutaba de la intimidad que compartian, pero ella se aparto al cabo de un rato, como si no quisiera entregarse a aquel calido bienestar. Como si fuera solo cuestion de sexo.
No era solo sexo. Y no lo habia sido desde la primera noche que hicieron el amor. ?Solo habian pasado tres dias?
La beso en la frente, y sintio que Rowan se tensaba.
– ?Que ocurre?
– Nada -dijo ella, demasiado rapido, y lo beso en el cuello. El ya conocia su manera de ser. Intentaba distraerlo para no hablar. Para evitar sus preguntas.
Pero esta vez no seria asi.
– Cuentame.
Ella no respondio y paso un largo minuto. Y luego, con voz suave y queda, como una brisa de primavera, murmuro.
– Todas las personas que amo acaban muriendo.
A el se le encogio el corazon. Queria darle confianza, costara lo que costara, pero ella no lo aceptaba. No despues de todo lo que habia vivido.
Tendria que demostrarselo.
– Bobby caera. -Ella se acurruco contra el, pero su piel se volvio fria. John habia dicho algo equivocado-. Lo siento, Rowan, no quise…
– No, tienes razon, caera. Es solo una cuestion de tiempo. Y de muerte.
– No dejare que te ocurra nada malo. Tu lo sabes.
Ella no dijo nada y el la obligo a mirarlo. Las lagrimas en sus ojos lo desarmaron.
Jamas dejaria que le ocurriera algo malo. Antes, moriria.
Ese era el
– Tienes que dejarme cumplir con mi trabajo, Rowan.
Ella asintio, y luego se giro. Cuando John la atrajo hacia el y los dos cuerpos se amoldaron uno al otro, ella no se resistio. Su conformidad no lo tranquilizaba. Al contrario, era un motivo mas de preocupacion.
Capitulo 20
La manana del funeral de Michael el cielo estaba nublado, perfecto para el momento pero poco habitual en el sur de California. Una de esas raras coincidencias que hacian pensar a Rowan que, quiza, existiera un Dios y que, a veces, cuidaba de ella.
Y luego recordo que Dios estaba ausente cuando asesinaron a Michael.
Se quedo en la parte posterior de la iglesia durante el funeral. Quinn y Colleen la flanqueaban, y habia varios equipos de seguridad dentro y fuera de la iglesia y en el piso de Tess, que era donde los deudos y amigos se reunirian despues.
John estaba sentado con su hermana en la primera fila, y tenia a Tess abrazada por sus hombros estrechos, con la cabeza inclinada hacia ella.
Rowan no temia que Bobby fuera a intentar algo en ese lugar. No solo por los federales, que estaban por todas partes. Michael habia sido poli y se habian presentado docenas de ex colegas uniformados para darle el pesame a John.
Era lo unico que Rowan podia hacer para controlar sus emociones. Se sentia como una extrana.
John leyo la elegia.
– Michael es mi hermano -empezo diciendo-. Y yo lo quiero.