lavanderia, las celdas oscuras del atico donde dormian las criadas y la casucha de Mama Fresia al fondo del patio; su mundo eran los salones, la biblioteca con anaqueles de caoba pulida y su coleccion de grabados de caza, la sala de billar con la ostentosa mesa tallada, su aposento amueblado con sencillez espartana y una pequena habitacion de baldosas italianas para su aseo personal, donde algun dia pensaba instalar un excusado moderno como los de los catalogos de Nueva York, porque habia leido que el sistema de bacinicas y de recolectar los excrementos humanos en baldes para ser usados como fertilizante, era fuente de epidemias. Debio aguardar que sus ojos se acostumbraran a la penumbra, mientras aspiraba turbado una mezcla de olor a medicamentos y de persistente perfume de vainilla. Rose apenas se vislumbraba, demacrada y suficiente, de espaldas en su cama sin almohada, con los brazos cruzados sobre el pecho como si estuviera practicando su propia muerte. A su lado Eliza estrujaba un pano con infusion de te verde para colocarle en los ojos.

– Dejanos solos, nina -dijo Jeremy Sommers, sentandose en una silla junto a la cama.

Eliza hizo una discreta venia y salio, pero conocia al dedillo las flaquezas de la casa y con la oreja pegada al delgado tabique divisorio pudo oir la conversacion, que despues repitio a Mama Fresia y anoto en su diario.

– Esta bien, Rose. No podemos seguir en guerra. Pongamonos de acuerdo. ?Que es lo que quieres? -pregunto Jeremy, vencido de antemano.

– Nada, Jeremy… -suspiro ella con una voz apenas audible.

– Jamas aceptaran a Eliza en el colegio de Madame Colbert. Alli solo van las ninas de clase alta y hogares bien constituidos. Todo el mundo sabe que Eliza es adoptada.

– ?Yo me encargare que la acepten? -exclamo ella con una pasion inesperada en una agonizante.

– Escuchame Rose, Eliza no necesita educarse mas. Debe aprender un oficio para ganarse la vida. ?Que sera de ella cuando tu y yo no estemos para protegerla?

– Si tiene educacion, se casara bien -dijo Rose, lanzando la compresa de te verde al suelo e incorporandose en la cama.

– Eliza no es precisamente una belleza, Rose.

– No la has mirado bien, Jeremy. Esta mejorando dia a dia, sera bonita, te lo aseguro. ?Le sobraran pretendientes?

– ?Huerfana y sin dote?

– Tendra dote -replico Miss Rose, saliendo de la cama a trastablillones y dando unos pasitos de ciega, desgrenada y descalza.

– ?Como asi? Nunca habiamos hablado de esto…

– Porque no habia llegado el momento, Jeremy. Una muchacha casadera requiere joyas, un ajuar con suficiente ropa para varios anos y todo lo indispensable para su casa, ademas de una buena suma de dinero que le sirva a la pareja para iniciar algun negocio.

– ?Y puedo saber cual es la contribucion del novio?

– La casa y ademas tendra que mantener a la mujer por el resto de sus dias. En todo caso, faltan varios anos para que Eliza este en edad de casarse y para entonces tendra dote. John y yo nos encargaremos de darsela, no te pediremos ni un real, pero no vale la pena perder tiempo hablando de eso ahora. Debes considerar a Eliza como si fuera tu hija.

– No lo es, Rose.

– Entonces tratala si fuera hija mia. ?Estas de acuerdo en eso, al menos?

– Si, lo estoy -cedio Jeremy Sommers.

Las infusiones de te resultaron milagrosas. La enferma mejoro por completo y a las cuarenta y ocho horas habia recuperado la vista y estaba radiante. Se dedico a atender a su hermano con una solicitud encantadora; nunca habia sido mas dulce y risuena con el. La casa volvio a su ritmo normal y de la cocina salieron rumbo al comedor los deliciosos platos criollos de Mama Fresia, los panes aromaticos amasados por Eliza y los finos pasteles, que tanto habian contribuido a la fama de buenos anfitriones de los Sommers. A partir de ese momento Miss Rose modifico drasticamente su conducta erratica con Eliza y se esmero con una dedicacion maternal nunca antes demostrada en prepararla para el colegio, mientras al mismo tiempo iniciaba un irresistible asedio a Madame Colbert. Habia decidido que Eliza tendria estudios, dote y reputacion de bella, aunque no lo fuera, porque la belleza, segun ella, es cuestion de estilo. Cualquier mujer que se comporte con la soberana seguridad de una beldad, acaba por convencer a todo el mundo de que lo es, sostenia. El primer paso para emancipar a Eliza seria un buen matrimonio, en vista de que la chica no contaba con un hermano mayor para servirle de pantalla, como en su propio caso. Ella misma no veia la ventaja de casarse, una esposa era propiedad del marido, con menos derechos que un sirviente o un nino; pero por otra parte, una mujer sola y sin fortuna estaba a merced de los peores abusos. Una casada, si contaba con astucia, al menos podia manejar al marido y con algo de suerte hasta podia enviudar temprano…

– Yo daria contenta la mitad de mi vida por disponer de la misma libertad de un hombre, Eliza. Pero somos mujeres y estamos fritas. Lo unico que podemos hacer es tratar de sacarle partido a lo poco que tenemos.

No le dijo que la unica vez que ella intento volar sola se estrello de narices contra la realidad, porque no queria plantar ideas subversivas en la mente de la chiquilla. Estaba decidida a darle un destino mejor que el suyo, la entrenaria en las artes del disimulo, la manipulacion y la artimana, porque eran mas utiles que la ingenuidad, de eso estaba cierta. Se encerraba con ella tres horas en la manana y otras tres en la tarde a estudiar los textos escolares importados de Inglaterra; intensifico la ensenanza del frances con un profesor, porque ninguna muchacha bien educada podia ignorar esa lengua. El resto del tiempo supervisaba personalmente cada puntada de Eliza para su ajuar de novia, sabanas, toallas, manteleria y ropa interior bordada con primor, que luego guardaban en baules envueltas en lienzos y perfumadas con lavanda. Cada tres meses sacaban el contenido de los baules y lo tendian al sol, evitando asi la devastacion de la humedad y las polillas durante los anos de espera hasta el matrimonio. Compro un cofre para las joyas de la dote y encargo a su hermano John la tarea de llenarlo con regalos de sus viajes. Se juntaron zafiros de la India, esmeraldas y amatistas de Brasil, collares y pulseras de oro veneciano y hasta un pequeno prendedor de diamantes. Jeremy Sommers no se entero de los detalles y permanecio ignorante de la forma en que sus hermanos financiaban tales extravagancias.

Las clases de piano -ahora con un profesor llegado de Belgica que usaba una palmeta para golpear los dedos torpes de sus estudiantes- se convirtieron en un martirio diario para Eliza. Tambien asistia a una academia de bailes de salon y por sugerencia del maestro de danza, Miss Rose la obligaba a caminar por horas equilibrando un libro sobre la cabeza con el fin de hacerla crecer derecha. Ella cumplia con sus tareas, hacia sus ejercicios de piano y caminaba recta como una vela aunque no llevara el libro sobre la cabeza, pero de noche se deslizaba descalza al patio de los sirvientes y a menudo el amanecer la sorprendia durmiendo sobre un jergon abrazada a Mama Fresia.

Dos anos despues de las inundaciones cambio la suerte y el pais gozaba de buen clima, tranquilidad politica y bienestar economico. Los chilenos andaban en ascuas; estaban acostumbrados a las desgracias naturales y tanta bonanza podia ser la preparacion de un cataclismo mayor. Ademas se descubrieron ricos yacimientos de oro y plata en el norte. Durante la Conquista, cuando los espanoles recorrian America buscando esos metales y llevandose todo lo que encontraban al paso, Chile se consideraba el culo del mundo, porque comparado con las riquezas del resto del continente tenia muy poco que ofrecer. En la marcha forzada por sus inmensas montanas y por el desierto lunar del norte se agotaba la codicia en el corazon de aquellos conquistadores y si algo quedaba, los indomitos indios se encargaban de transformarla en arrepentimiento. Los capitanes, exhaustos y pobres, maldecian esa tierra donde no les quedaba mas remedio que plantar sus banderas y echarse a morir, porque regresar sin gloria era peor. Trescientos anos mas tarde esas minas, ocultas a los ojos de los ambiciosos soldados de Espana y surgidas de pronto por obra de encantamiento, fueron un premio inesperado para sus descendientes. Se formaron nuevas fortunas, a las que se unieron otras de la industria y el comercio. La antigua aristocracia de la tierra, que habia tenido siempre la sarten por el mango, se sintio amenazada en sus privilegios y el desprecio por los ricos de reciente factura paso a ser un signo de distincion.

Uno de esos ricachos se enamoro de Paulina, la hija mayor de Agustin del Valle. Se trataba de Feliciano Rodriguez de Santa Cruz, prospero en pocos anos gracias a una mina de oro explotada a medias con su hermano. De sus origenes poco se conocia, salvo la sospecha de que sus antepasados eran judios conversos y su sonoro apellido cristiano habia sido adoptado para quitarle el cuerpo a la Inquisicion, razon de sobra para ser rechazado de plano por los soberbios del Valle. Jacob Todd distinguia a Paulina entre las cinco hijas de Agustin, porque su caracter atrevido y alegre le recordaba a Miss Rose. La joven tenia una manera sincera de reirse que contrastaba

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