imperdonable cobardia. Puso al servicio de su nueva mania la misma intensidad empleada antes en propagar las ideas liberales, pero le faltaban los medios para realizar sus planes. No podia cumplir su destino sin una cierta suma para el pasaje y para apertrecharse de lo indispensable. Se presento al banco a pedir un pequeno prestamo, pero no tenia como respaldarlo y al ver su pinta de pobre diablo lo rechazaron glacialmente. Por primera vez penso en acudir a los parientes de su madre, con quienes hasta entonces nunca habia cruzado palabra, pero era demasiado orgulloso para ello. La vision de un futuro deslumbrante no lo dejaba en paz, a duras penas lograba cumplir con su trabajo, las largas horas en el escritorio se convirtieron en un castigo. Se quedaba con la pluma en el aire mirando sin ver la pagina en blanco, mientras repetia de memoria los nombres de los navios que podian conducirlo al norte. Las noches se le iban entre suenos borrascosos y agitados insomnios, amanecia con el cuerpo agotado y la imaginacion hirviendo. Cometia errores de principiante, mientras a su alrededor la exaltacion alcanzaba niveles de histeria. Todos querian partir y quienes no podian ir en persona, habilitaban empresas, invertian en companias formadas de prisa o enviaban un representante de confianza en su lugar con el acuerdo de repartirse las ganancias. Los solteros fueron los primeros en zarpar; pronto los casados dejaban a sus hijos y se embarcaban tambien sin mirar hacia atras, a pesar de las historias truculentas de enfermedades desconocidas, accidentes desastrosos y crimenes brutales. Los hombres mas pacificos estaban dispuestos a enfrentar los riesgos de pistolazos y punaladas, los mas prudentes abandonaban la seguridad conseguida en anos de esfuerzo y se lanzaban a la aventura con su bagaje de delirios. Unos gastaban sus ahorros en pasajes, otros costeaban el viaje empleandose de marineros o empenando su trabajo futuro, pero eran tantos los postulantes, que Joaquin Andieta no encontro lugar en ningun barco, a pesar de que indagaba dia tras dia en el muelle.
En diciembre no aguanto mas. Al copiar el detalle de una carga arribada al puerto, como hacia meticulosamente cada dia, altero las cifras en el libro de registro, luego destruyo los documentos originales de desembarco. Asi, por arte de ilusionismo contable, hizo desaparecer varios cajones con revolveres y balas provenientes de Nueva York. Durante tres noches seguidas logro burlar la vigilancia de la guardia, violar las cerraduras e introducirse a la bodega de la 'Compania Britanica de Importacion y Exportacion' para robar el contenido de esos cajones. Debio hacerlo en varios viajes, porque la carga era pesada. Primero saco las armas en los bolsillos y otras atadas a piernas y brazos bajo la ropa; despues se llevo las balas en bolsas. Varias veces estuvo a punto de ser visto por los serenos que circulaban de noche, pero lo acompano la suerte y en cada oportunidad logro escabullirse a tiempo. Sabia que contaba con un par de semanas antes de que alguien reclamara los cajones y se descubriera el robo; suponia tambien que seria muy facil seguir el hilo de los documentos ausentes y las cifras cambiadas hasta dar con el culpable, pero para entonces esperaba hallarse en alta mar. Y cuando tuviera su propio tesoro devolveria hasta el ultimo centavo con intereses, puesto que la unica razon para cometer tal fechoria, se repitio mil veces, habia sido la desesperacion. Se trataba de un asunto de vida o muerte: vida, como el la entendia, estaba en California; quedarse atrapado en Chile equivalia a una muerte lenta. Vendio una parte de su botin a precio vil en los barrios bajos del puerto y la otra entre sus amigos de la Libreria Santos Tornero, despues de hacerlos jurar que guardarian el secreto. Aquellos enardecidos idealistas no habian tenido jamas un arma en la mano, pero llevaban anos preparandose de palabra para una utopica revuelta contra el gobierno conservador. Habria sido una traicion a sus propias intenciones no comprar los revolveres del mercado negro, sobre todo teniendo en cuenta el precio de ganga. Joaquin Andieta se guardo dos para el, decidido a usarlos para abrirse camino, pero a sus camaradas nada dijo de sus planes de marcharse. Esa noche en la trastienda de la libreria, tambien el se llevo la mano derecha al corazon para jurar en nombre de la patria que daria su vida por la democracia y la justicia. A la manana siguiente compro un pasaje de tercera clase en la primera goleta que zarpaba en esos dias y unas bolsas de harina tostada, frijoles, arroz, azucar, carne seca de caballo y lonjas de tocino, que distribuidas con avaricia podrian sostenerlo a duras penas durante la travesia. Los escasos reales que le sobraron se los amarro a la cintura mediante una apretada faja.
La noche del 22 de diciembre se despidio de Eliza y de su madre y al dia siguiente partio rumbo a California.
Mama Fresia descubrio las cartas de amor por casualidad, cuando estaba arrancando cebollas en su estrecho huerto del patio y la horqueta tropezo con la caja de lata. No sabia leer, pero le basto una ojeada para comprender de que se trataba. Estuvo tentada de entregarselas a Miss Rose, porque le bastaba tenerlas en la mano para sentir la amenaza, habria jurado que el paquete atado con una cinta latia como un corazon vivo, pero el carino por Eliza pudo mas que la prudencia y en vez de acudir a su patrona, coloco las cartas de vuelta en la caja de galletas, la escondio bajo su amplia falda negra y fue a la pieza de la muchacha suspirando. Encontro a Eliza sentada en una silla, con la espalda recta y las manos sobre la falda como si estuviera en misa, mirando el mar desde la ventana, tan agobiada que el aire a su alrededor se sentia espeso y lleno de premoniciones. Puso la caja sobre las rodillas de la joven y se quedo esperando en vano una explicacion.
– Ese hombre es un demonio. Solo desgracia te traera -le dijo finalmente.
– Las desgracias ya empezaron. Se fue hace seis semanas a California y a mi no me ha llegado la regla.
Mama Fresia se sento en el suelo con las piernas cruzadas, como hacia cuando no daba mas con sus huesos, y comenzo a mecer el tronco hacia adelante y hacia atras, gimiendo suavemente.
– Callate, mamita, nos puede oir Miss Rose -suplico Eliza.
– ?Un hijo de la alcantarilla! ?Un 'huacho'! ?Que vamos a hacer, mi nina? ?Que vamos a hacer? -siguio lamentandose la mujer.
– Voy a casarme con el.
– ?Y como, si el hombre se fue?
– Tendre que ir a buscarlo.
– ?Ay, Nino Dios bendito! ?Te has vuelto loca? Yo te hare remedio y en pocos dias vas a estar como nueva.
La mujer preparo una infusion a base de 'borraja' y una pocima de excremento de gallina en cerveza negra, que dio a beber a Eliza tres veces al dia; ademas la hizo tomar banos de asiento con azufre y le puso compresas de mostaza en el vientre. El resultado fue que se puso amarilla y andaba empapada en una transpiracion pegajosa que olia a gardenias podridas, pero a la semana aun no se producia ningun sintoma de aborto. Mama Fresia determino que la criatura era macho y estaba sin duda maldita, por eso se aferraba de tal manera a las tripas de su madre. Este descalabro la superaba, era asunto del Diablo y solo su maestra, la 'machi', podria vencer tan poderoso infortunio. Esa misma tarde pidio permiso a sus patrones para salir y una vez mas hizo a pie el penoso camino hasta la quebrada para presentarse cabizbaja ante la anciana hechicera ciega. Le llevo de regalo dos moldes de dulce de membrillo y un pato estofado al estragon.
La 'machi' escucho los ultimos acontecimientos asintiendo con aire de fastidio, como si supiera de antemano lo sucedido.
– Ya dije, el empecinamiento es un mal muy fuerte: agarra el cerebro y rompe el corazon. Empecinamientos hay muchos, pero el peor es de amor.
– ?Puede hacerle algo a mi nina para que bote al 'huacho'?
– De poder, puedo. Pero eso no la cura. Tendra que seguir a su hombre no mas.
– Se fue muy lejos a buscar oro.
– Despues del amor, el empecinamiento mas grave es del oro -sentencio la 'machi'.
Mama Fresia comprendio que seria imposible sacar a Eliza para llevarla a la quebrada de la 'machi', hacerle un aborto y regresar con ella a la casa, sin que Mis Rose se enterara. La hechicera tenia cien anos y no habia salido de su misera vivienda en cincuenta, de modo que tampoco podria acudir al domicilio de los Sommers a tratar a la joven. No quedaba otra solucion que hacerlo ella misma. La 'machi' le entrego un palo fino de colihue y una pomada oscura y fetida, luego le explico en detalle como untar la cana en esa pocima e insertarla en Eliza. Enseguida le enseno las palabras del encantamiento que habrian de eliminar al nino del Diablo y al mismo tiempo proteger la vida de la madre. Se debia realizar esta operacion la noche del viernes, unico dia de la semana autorizado para eso, le advirtio. Mama Fresia regreso muy tarde y exhausta, con el colihue y la pomada bajo el manto.
– Reza nina, porque dentro de dos noches te hare remedio -le notifico a Eliza cuando le llevo el chocolate del desayuno a la cama.