– Estaba alli -dijo Ronnie.

– ?Si? ?Estabas?

– Pongame una copa. Necesito una copa -espeto.

– Le pondre copa. No se preocupe. ?Estaba ahi?

– ?Que parte no ha entendido? -dijo Ronnie.

El barman se dio la vuelta malhumorado y saco una botella de vodka. Uno de los matones de James Bond se volvio hacia Ronnie y levanto su vaso. Estaba borracho y hablaba arrastrando las palabras.

– ?Sabes que? Hace treinta anos te habria llamado «cama-rada». Ahora te llamo «colega». ?Entiendes que quiero decir?

Ronnie levanto su vaso segundos despues de que el barman lo dejara sobre la barra.

– No, no exactamente.

– ?Eres gay o algo? -le pregunto.

– No, no soy gay.

El hombre dejo su vaso y abrio los brazos.

– Yo no tengo ningun problema con los gays. Eso no. No.

– Bien -dijo Ronnie-. Yo tampoco.

El hombre le ofrecio una sonrisa. Tenia unos dientes horribles, penso Ronnie. Era como si tuviera la boca llena de escombros. El hombre levanto el vaso y Ronnie brindo con el.

– Salud.

Ahora en la pantalla aparecio George Bush. Llevaba un traje oscuro y una corbata naranja y estaba sentado al fondo del aula de una escuela, delante de una pequena pizarra, y en la pared de detras habia dibujos colgados. Uno representaba a un oso con una bufanda de rayas que iba en bici. Un hombre vestido de traje se inclino sobre George Bush y le susurro algo al oido. Luego la imagen paso a los restos de un avion en el suelo.

– Tu molas-le dijo el hombre a Ronnie-. Me caes bien.

Molas. -Se sirvio mas vodka en el vaso y alargo la botella hacia el de Ronnie. Entrecerro los ojos, vio que todavia estaba llena y volvio a dejarla en el hielo-. Deberias beber. -Apuro su vaso-. Hoy necesitamos beber. -Se giro hacia la pantalla-. Esto no es real. No es posible.

Ronnie bebio un sorbo. El vodka le quemo la garganta. Luego, unos momentos despues, inclino el vaso hacia atras y lo apuro. El efecto fue casi instantaneo y le quemo por dentro. Se sirvio otro para el y para su nuevo mejor amigo.

Se quedaron callados, simplemente mirando la pantalla.

Despues de varios vodkas mas, Ronnie comenzo a notarse bastante borracho. En algun momento se bajo del taburete tambaleandose, se dejo caer en uno de los bancos vacios y se quedo dormido.

Cuando desperto, tenia un dolor de cabeza atroz y una sed galopante. Entonces, sintio un panico repentino.

«Mis cosas. Mierda, mierda, mierda.»

Entonces, aliviado, las vio, justo en el mismo lugar donde las habia dejado, junto a su taburete vacio de la barra.

Eran las dos de la tarde.

En el bar habia las mismas personas, en la pantalla se repetian las mismas imagenes. Se arrastro de nuevo hasta el taburete y saludo a su amigo con la cabeza.

– ?Que hay del padre? -dijo el maton de James Bond.

– Si, ?por que no le mencionan? -dijo el otro maton.

– ?El padre? -pregunto el barman.

– Lo unico que oimos es «hijo de Bin Laden». ?Que hay del padre?

Ahora el alcalde Giuliani aparecio en pantalla, hablando muy serio. Parecia tranquilo, solidario. Parecia un hombre que tenia las cosas bajo control.

El nuevo mejor amigo de Ronnie se volvio hacia el.

– ?Sabes quien es Sam Colt?

Ronnie, que intentaba escuchar a Giuliani, nego con la cabeza.

– No.

– El tio que invento el revolver, ?si?

– Ah, vale, si.

– ?Sabes que dijo?

– No.

– Sam Cok dijo: «?He conseguido que todos los hombres sean iguales!». -El ruso sonrio, mostrando sus repugnantes dientes otra vez-. ?Vale? ?Entiendes?

Ronnie asintio y pidio un agua mineral y un cafe. Se dio cuenta de que no habia comido nada desde el desayuno, pero no tenia apetito.

Giuliani fue sustituido por fantasmas grises que se tropezaban y se parecian a los fantasmas grises que habia visto antes. Le vino a la mente un poema de su epoca del colegio. De uno de sus escritores preferidos, Rudyard Kipling. Si, Kipling era el rey. Entendia el poder, el control, como se construian los imperios.

Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor todos la pierden…

Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso y tratar a estos dos impostores de la misma manera…

En la pantalla vio a un bombero llorando. Tenia el casco cubierto de nieve gris y estaba sentado, con la visera subida, sosteniendose la cara entre las manos.

Ronnie se inclino hacia delante y dio unos golpecitos al barman en el hombro. Este aparto la vista del televisor.

– ?Si?

– ?Alquilan habitaciones? Necesito una habitacion.

Su nuevo mejor amigo se volvio hacia el.

– No hay vuelos, ?no?

– No.

– ?Y de donde eres?

Ronnie dudo.

– De Canada. Toronto.

– Toronto -repitio el ruso-. Canada. Vale. Bien. -Se quedo callado un momento, luego dijo-: ?Una habitacion barata?

Ronnie se percato de que no podia utilizar ninguna tarjeta, aunque aun le quedara credito. Llevaba poco menos de cuatrocientos dolares en la cartera, que tendrian que alcanzarle hasta que pudiera cambiar parte del dinero que tenia en la maleta si encontraba un comprador que le pagara el precio correcto y no hiciera preguntas.

– Si, una habitacion barata -contesto-. Cuanto mas barata, mejor.

– Estas en el lugar perfecto. Buscas una HPI. Eso es.

– ?Una HPI?

– Una habitacion privada individual. Es lo que buscas. Pagas en efectivo y no hacen preguntas. Mi primo tiene una casa con habitaciones de esas. A diez minutos caminando. ?Quieres la direccion?

– Parece un buen plan -contesto Ronnie.

El ruso volvio a mostrarle los dientes.

– ?Un plan? ?Tienes un plan? ?Un buen plan?

– ?Carpe diem!

– ?Eh?

– Es una expresion.

– ?Carpe diem? -El ruso la pronuncio despacio, con torpeza.

Ronnie sonrio y le invito a otra copa.

45

Вы читаете Las Huellas Del Hombre Muerto
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату