Ahora, gracias a las noticias de la manana, tenia solucionada otra parte de su plan.
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Octubre de 2007
En un principio, Sussex House habia sido adquirido para albergar la central del Departamento de Investigacion Criminal de Sussex. Pero hacia poco, a pesar de que el edificio se caia a trozos, habian hecho un hueco en las instalaciones para acoger a un distrito de la policia local, East Brighton. Los agentes de su equipo especial, encargados de solucionar conflictos en la comunidad, ocupaban un espacio minusculo detras de las puertas dobles que daban a la recepcion.
Para el inspector Stephen Curry, una de las desventajas de esta ubicacion era que todas las mananas tenia que estar en dos lugares a la vez. Debia estar aqui para la reunion diaria con el inspector al frente del equipo de patrullas, que acababa pasadas las nueve, y luego tenia que atravesar Brighton como un loco en hora punta para llegar a la comisaria de John Street y asistir a la reunion de evaluacion presidida por el comisario de la division de delitos y operaciones de Brighton y Hove.
Curry era un hombre de treinta y nueve anos, de constitucion fuerte y facciones atractivas y duras y entusiasmo juvenil. Hoy tenia mas prisa de lo normal y miraba ansioso su reloj. Eran las 10.45. Acababa de regresar de John Street a su despacho en Sussex House para encargarse de un par de asuntos urgentes, y estaba a punto de salir otra vez por la puerta cuando Roy Grace le llamo.
Anoto con cuidado en su libreta el nombre «Katherine Jennings» y la direccion y le dijo a Grace que ordenaria a alguien de su equipo especial que se pasara por el piso. Como el asunto no parecia urgente, decidio que podia esperar hasta mas tarde. Entonces se puso de pie de un salto, descolgo su gorra de la puerta y salio corriendo.
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12 de septiembre de 2001
Una vez mas, Lorraine estaba sentada a la mesa de la cocina envuelta en su albornoz blanco, un cigarrillo entre los labios y una taza de te delante de ella. Le dolia mucho la cabeza y tenia cara de sueno; no estaba del todo en si misma porque habia pasado la noche en vela. Notaba el corazon como si fuera un plomo en el pecho y sentia nauseas en la boca del estomago.
Dio unos golpecitos al cigarrillo encima del cenicero y medio centimetro de ceniza se unio a las cuatro colillas recientes que ya descansaban alli esta manana. A su lado tenia el Daily Mirror y en la television estaban puestas las noticias, pero por primera vez desde ayer por la tarde, tenia la cabeza en otra parte.
Delante de ella estaba el correo que habia llegado aquella manana, asi como el de ayer y el del lunes. Tambien mas cartas abiertas que habia encontrado en el escritorio de Ronnie en el pequeno cuarto de invitados del piso de arriba que utilizaba como despacho.
La carta que miraba ahora era de una agencia de cobro de deudas llamada EndCol Financial Recovery. Mencionaba un acuerdo que al parecer Ronnie habia firmado para pagar a plazos el televisor de pantalla grande del salon. La siguiente era de otra agencia de cobro de deudas. Informaba a Ronnie que iban a cortarles el telefono si en siete dias no se abonaban las mas de seiscientas libras de una factura pendiente.
Luego estaba la carta de Hacienda, en la que se exigia el pago en tres semanas de casi once mil quinientas libras o se cursaria una orden de embargo.
Lorraine meneo la cabeza con incredulidad. La mitad de las cartas exigian el pago de facturas pendientes. Y una, del director de su banco, le decia que le habian denegado la ampliacion del prestamo solicitado.
La peor carta de todas era de la sociedad de credito hipotecario. La habia encontrado en el escritorio e informaba a Ronnie de que iban a ejecutar la hipoteca e iniciar los tramites judiciales para embargarles la casa.
Lorraine apago el cigarrillo, hundio el rostro entre sus manos y se echo a llorar. Todo el rato pensaba: «?Por que no me lo contaste, Ronnie, carino? ?Por que no me contaste el lio en el que andabas -andabamos- metidos? Podria haberte ayudado, haber buscado trabajo. Tal vez no hubiera ganado mucho, pero habria ayudado. Habria sido mejor que nada».
Sacudio el paquete de tabaco, saco otro cigarrillo y se quedo mirando atontada la television. A la gente de Nueva York que caminaba con sus carteles, con las fotografias de sus seres queridos desaparecidos. Eso es lo que ella necesitaba hacer, lo sabia. Tenia que plantarse alli y encontrarle. Tal vez estuviera herido y lo hubieran ingresado en algun hospital-Estaba vivo, lo sentia en los huesos. Era un superviviente. Se ocuparia de todas esas deudas. Si Ronnie hubiera estado aqui anoche nunca habria dejado que se llevaran el BMW. Habria llegado a un acuerdo, o encontrado algo de dinero, o les habria retorcido el pescuezo.
Marco su numero por milesima vez y le salio directamente el buzon de voz. Una tos aspera y profunda le humedecio los ojos. Ahora las imagenes mostraban los escombros humeantes, las paredes consumidas, toda aquella escena apocaliptica de lo que habia sido, hasta ayer por la manana, el World Trade Center. Intento adivinar por las imagenes que aparecieron a continuacion en la pantalla -primero un plano corto de un bombero con una mascarilla, tropezando con un monticulo de cascotes humeantes y movedizos, luego un plano mucho mas amplio que mostraba un bloque de unos treinta metros de altura y un coche de policia aplastado- donde estaba la Torre Sur, lo que quedaba de ella, cuando habia salido Ronnie y como.
Sono el timbre de la puerta. Se quedo inmovil. Entonces hubo unos golpes bruscos.
«Mierda. Mierda. Mierda.»
Subio sigilosamente al piso de arriba y entro en el dormitorio de la parte delantera, el que utilizaba Ronnie, y miro abajo. Habia una furgoneta azul enfrente de la casa, bloqueando el camino de entrada, y dos hombres fornidos en la puerta. Uno tenia la cabeza rapada y llevaba una parca y vaqueros; el otro, de pelo corto y con un arete grande de oro en la oreja, sostenia un documento en la mano.
Lorraine se quedo quieta, casi aguantando la respiracion. Hubo mas golpes en la puerta. El timbre volvio a sonar, dos veces. Luego, al final, oyo alejarse la furgoneta.
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Octubre de 2007
«?Gilipollas!»
Cassian Pewe llevaba un par de dias en Sussex House, pero Tony Case, el jefe de la unidad de apoyo, habia tardado unos tres minutos en calarle.
Case, que tambien habia sido policia, era el responsable de la administracion de este edificio y los otros tres que albergaban todas las salas de operaciones de Sussex -en Littlehampton, Horsham y Eastbourne-. Entre sus tareas figuraba evaluar los riesgos de las redadas, presupuestar las actividades forenses y el material nuevo y los requisitos generales, asi como garantizar que las personas que trabajaban aqui tuvieran todo lo que necesitaban.
Como los ganchos para cuadros.
– Mira -dijo Pewe, como si se dirigiera a un lacayo-, quiero ese gancho siete centimetros a la derecha y quince centimetros mas arriba, ?de acuerdo? Y quiero este otro exactamente veinte centimetros mas arriba, ?entendido? Me parece que no lo estas escribiendo.
– ?Tal vez quiere que le de una caja de ganchos, un martillo y una regla, y asi podra clavarlos usted mismo? -