– ?Habeis almorzado? -pregunto.
– No, justo ibamos a comer ahora -respondio Terry Biglow sonriendo de repente, como si le satisficiera la coartada que acababa de presentarsele-. Si, veras, es lo que Jimmy y yo… Por eso estamos aqui. Ibamos al cafe, como hace una manana tan bonita…
– Bien. Pues en ese caso, vosotros primero. Yo invito.
Los siguio calle abajo, Jimmy avanzando a saltitos, como un juguete mecanico al que habia que dar cuerda, y entraron en una cafeteria cutre.
66
Octubre de 2007
Abby oyo que una puerta se cerraba. La puerta del piso. Por un instante, recobro la esperanza. ?Por algun milagro podia ser el conserje?
Entonces oyo el chirrido de los zapatos. Primero vio su sombra.
Ricky entro en el bano como una exhalacion y Abby noto el crujido de su mano en la cara. Se estremecio dentro de sus ataduras.
– ?Zorra de mierda!
Le dio otro bofeton, aun mas fuerte. Casi no le reconocio. Iba disfrazado, con una gorra de beisbol azul bien calada y gafas de sol y llevaba barba y bigote poblados. Salio del cuarto y Abby observo, con los ojos doloridos, que cogia la bolsa del vestibulo y vaciaba el contenido en el suelo.
Cayo un taladro, unas tenazas grandes, un martillo, una bolsa de agujas hipodermicas y un cuter.
– ?Por donde quieres que empiece, zorra?
Un gemido de terror se apodero de su garganta. Noto que se le aflojaban las tripas. Intento hacer senas con los ojos. Suplicarle.
Ricky puso la cara justo delante de la suya.
– ?Me has oido?
Abby intento recordar hacia donde le habia dicho que moviera los ojos para decir «no». Izquierda. Los movio hacia la izquierda.
Ricky se arrodillo, cogio el cuter y acerco mucho el filo a su ojo derecho. Entonces le dio la vuelta y lo puso plano encima de su ojo. Abby noto el metal frio en su frente. Comenzo a hiperventilar de terror.
– ?Te saco un ojo? ?Me lo llevo? ?Funcionaria? Entonces aun lo verias todo mas negro.
Ella hizo una sena hacia la izquierda. «No, no, no.»
– Podria intentarlo, ?verdad? Podria llevarmelo y ver que pasa.
«No, no, no.»
– Muy lista. Biometrica, reconocimiento ocular. Crees que ha sido muy inteligente, ?verdad? Guardarlo todo en una caja de seguridad que requiere un reconocimiento ocular para acceder a ella. Bueno, ?que te parece si te arranco el ojo y me lo llevo, a ver si lo reconoce? Si no, volvere a por el otro.
De nuevo, Abby hizo una sena desesperada. «No, no, no.»
– Naturalmente, si no funciona estamos los dos jodidos, porque tu estaras ciega y yo no tendre una posicion economica mejor. Y lo sabes, ?verdad?
De repente, aparto el cuter. Luego, con un movimiento brusco, le quito la cinta de la boca.
Abby grito de agonia. Era como si le hubiera arrancado la mitad de la piel de la cara. Trago aire a traves de la garganta seca. Le ardia la cara.
– Habla, zorra.
La voz le salio como un graznido.
– Por favor, ?puedes darme agua? Por favor, Ricky.
– Oh, ?estupendo! -dijo-. ?Muy gracioso! Me robas todo lo que tengo, me obligas a perseguirte por medio mundo y ?que es lo primero que me dices? -Imito su voz-: «Oh, por favor, Ricky, ?me das un vaso de agua?» - Meneo la cabeza con incredulidad-. ?Como la quieres? ?Natural o con gas? ?Del grifo o de botella? ?Que tal el agua del retrete en la que no dejas de mearte? ?Te parece bien? ?La quieres con hielo y limon?
– Lo que sea -dijo ella con voz ronca.
– Ahora ire a buscarla -dijo-. Lo que tendrias que haber hecho era rellenar el menu del desayuno del servicio de habitaciones y colgarlo en la puerta anoche, asi esta manana tendrias todo lo que quieres. Pero supongo que estabas un poco liada, timando a tu antiguo amor Ricky. -Sonrio-. «Liada.» Tiene bastante gracia, ?verdad?
Abby no dijo nada, intentaba con todas sus fuerzas pensar con claridad, para asegurarse de decir lo correcto cuando hablara y no enfurecerle aun mas. Era bueno que por fin la dejara hablar, penso. Y sabia lo desesperado que estaba por recuperar lo que le habia arrebatado.
Ricky no era estupido.
La necesitaba. En su mente, esa era la unica forma de conseguirlo. Le gustara o no, iba a tener que llegar a un acuerdo con ella.
Entonces, Ricky le acerco un movil a la oreja y pulso un numero. Comenzo a reproducirse una grabacion. Duro solo unos segundos, pero fueron suficientes.
Eran ella y su madre. Una conversacion telefonica que habian mantenido el sabado, la recordaba perfectamente. Oia su propia voz hablando.
– Escucha, mama, ya no falta mucho. He llamado a Cuckmere House. Dentro de unas semanas queda libre una habitacion preciosa con vistas al rio y la he reservado. La he buscado en Internet y de verdad que es muy bonita. Y yo ire a verla, por supuesto, y te ayudare con el traslado.
Entonces Abby oyo a su madre contestando. Mary Dawson, su cerebro despierto pese a la enfermedad que lo atrofiaba, replico:
– ?Y de donde vas a sacar el dinero, Abs? He oido que estos sitios cuestan una fortuna. Doscientas libras al dia, algunos. Incluso mas.
– No te preocupes por el dinero, mama, yo me encargo. Yo…
La grabacion se detuvo bruscamente.
– Eso es lo que me gusta de ti, Abby -dijo Ricky, acercando su cara brillante a la de ella-. Eres todo corazon.
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Octubre de 2007
El interior del cafe era una atmosfera viciada de grasa frita. Mientras se sentaba delante de los dos hombres, Grace imagino que el mero hecho de respirar aqui dentro debia de subir el colesterol de cualquiera a niveles de infarto. Pero se lanzo y pidio huevos, bacon, salchichas y patatas fritas, pan frito y una Coca-Cola, contento de que ni Glenn Branson ni Cleo estuvieran cerca para censurar su dieta.
Terry Biglow pidio huevos y patatas fritas, mientras que su amigo distraido, Jimmy, solo quiso una taza de te y siguio lanzando miradas implorantes a Grace, como si el comisario fuera el unico hombre del planeta que pudiera salvarlo de algo que no tenia muy claro que era. Lo mas probable, penso Roy, al verle sacar furtivamente una botella de Bells del bolsillo de su abrigo y beber un sorbo largo y de fijarse en los tatuajes carcelarios de sus nudillos. Un punto por cada ano cumplido. Conto siete.
– Ahora estoy en el buen camino, senor Grace -dijo de repente Terry Biglow.
El tambien tenia tatuajes carcelarios, y la cola de una serpiente en el dorso de la mano con el cuerpo desapareciendo manga arriba.
– Ya me lo has dicho. Bien hecho.
– Mi hermano esta muy enfermo, tiene cancer de pancreas. ?Se acuerda de mi tio Eddie, senor Grace? Lo