extremo, que era el faro de fotones.

«De repente todo desaparecio. Esta transicion fue subita: tal vez un segundo de niebla negra… y luego nada. Habia desconectado mi radio; en su lugar zumbaba en los auriculares el ferromagneto. Tarde apenas unos minutos en llegar al borde de la nube, pero para posarme en la superficie emplee mas de dos horas… tenia que estar muy atento. Mi linterna electrica resulto inservible, lo cual, por otra parte, ya habia esperado. Inicie la busqueda. ?Sabes como son las grandes estalactitas de las cavernas…?

— Si, lo se.

— Pues algo parecido, pero mas inquietante. Hablo de lo que vi mas tarde, cuando la nube se hubo posado, pues durante la busqueda no vi nada, como si alguien hubiese tapado con brea el visor de mi traje espacial. Llevaba el arca pendida de unas correas. Tenia que mover las pequenas antenas, escuchar, caminar con los brazos extendidos… nunca en mi vida me he caido tan a menudo como alli. Gracias a la escasa gravedad no me contusionaba, y si hubiera podido ver un poco, habria recuperado todas las veces el equilibrio, pero asi… En fin, contarlo a alguien que no lo ha pasado es muy dificil. Aquel miniplaneta consistia en rocas puntiagudas y montones de riscos movedizos; ponia un pie en el suelo y empezaba a volar de repente hacia alguna parte, sin nada donde agarrarme, con aquella lentitud de borracho naturalmente. No podia tomar empuje, porque habia pasado un cuarto de hora volando hacia arriba. Habia que esperar, simplemente, intentando andar hacia delante, pero entonces las masas de piedra se movian bajo mis pies. Estos escombros, columnas, trozos de piedra, estaban apenas unidos unos con otros, ya que solo los mantenia juntos una gravedad escasisima, lo cual no significa que un penasco gigante no pudiera aplastar a un hombre si le caia encima…, porque entonces actua la masa, no el peso, solo que siempre se tiene tiempo de saltar hacia un lado, si se ve caer la piedra, naturalmente, o por lo menos se oye… Pero alli no habia aire, por lo que solo podia guiarme por los movimientos de las rocas bajo mis pies y comprender que una vez mas habia desplazado una de ellas con mi paso. Y esperar que de aquella brea no cayera una piedra que empezara a despedazarme… En resumen, vague dando vueltas durante varias horas, y hacia mucho rato que habia dejado de encontrar genial mi idea del ferromagneto… A cada paso tenia que vigilar para no salir volando por los aires, como hice varias veces, y quedarme alli flotando…, igual que en una pesadilla. Por fin capte la senal. Volvi a perderla unas ocho veces, no se con exactitud, en todo caso cuando encontre el cohete era ya de noche en el Prometeo.

«Estaba inclinado, enterrado a medias en aquel polvo infernal. Es algo extremadamente blando, extremadamente fino, lo mas fino de todo el mundo, ?sabes? Una sustancia casi intangible…, el plumon mas ligero de la Tierra ofrece mayor resistencia. Las particulas son tan increiblemente minusculas… Mire hacia el interior: no estaba en el cohete. He dicho que yacia inclinado; no podia tener en absoluto esta seguridad, pues alli era imposible determinar la posicion vertical sin aparatos especiales, y eso hubiese durado alrededor de una hora. Un peso sencillo, ligero como una pluma, oscilaria al extremo de una cuerda como una mosca, en lugar de caer en linea recta… Asi pues, no me sorprendio que no hubiese intentado el despegue. Me arrastre hacia el interior. Vi en seguida que habia intentado confeccionar una plomada con objetos que tenia a mano, sin conseguirlo. Quedaban bastantes alimentos, pero nada de oxigeno. Debia de haber llenado la botella de su traje espacial y salido del cohete.

— ?Por que?

— Si, yo tambien me formule esta pregunta. Hacia tres dias que estaba alli dentro. En estos cohetes hay un solo asiento, una pantalla, algunas palancas y una escotilla a la espalda.

Permaneci sentado alli unos momentos. Ya adivinaba que no le encontraria. Por un segundo pense que tal vez habia salido cuando yo aterrice, utilizado la pistola de retropropulsion para volver al Prometeo y ahora ya estaria alli, mientras yo vagaba por aquellos escombros sin vida…

Sali del cohete con tanta energia que volvi a elevarme y a volar. Sin ningun sentido de la orientacion, nada. ?Sabes lo que es ver una chispa en la oscuridad total? ?Como los ojos empiezan a fantasear sobre ella? Cuantos rayos y visiones vislumbran en ella… pues bien, algo parecido ocurre con el sentido del equilibrio. Donde no existe la gravedad, uno llega a acostumbrarse a su falta. Pero cuando la gravedad es muy escasa, como en aquellos escombros, el oido se irrita y reacciona de modo defectuoso, por no decir loco. Ora te imaginas que te elevas en candelero, ora que te caes en un abismo, y asi una y otra vez. Por anadidura, hay los giros y los movimientos desmanados de brazos, piernas y tronco, como si todos hubieran cambiado de lugar y como si la cabeza ya no estuviera en su sitio…

«Asi vole, pues, hasta que choque contra una pared, rebote de ella, me quede colgado de algo y tuve tiempo de agarrarme de un saliente de las rocas. Alguien yacia alli. Thomas.

Ella guardo silencio. El oceano Pacifico susurraba en la oscuridad.

— No, no es lo que estas pensando. Vivia. Incluso se sento en seguida. Yo conecte la radio.

A una distancia tan pequena podiamos entendernos perfectamente.

«-?Eres tu? — empezo.

«-Si, soy yo — dije. Una escena de comedia barata, realmente imposible. Pero era la realidad. Ambos nos levantamos —. ?Como te sientes? — inquiri.

«-Estupendamente. ?Y tu?

«Esto me confundio un poco, pero asi y todo conteste:

«-Muy bien, gracias. Y todos los de casa estan bien.

«Era idiota, pero pense que el lo hacia adrede para demostrarme que estaba tranquilo, ?comprendes?

— Si.

— Cuando estuvo muy cerca de mi, vi su silueta a la luz de la linterna que llevaba sujeta al brazo; parecia una especie de oscuridad mas densa. Toque su traje espacial; estaba intacto.

«-?Tienes oxigeno? — le pregunte. Esto era lo mas importante.

«-Oh, eso no tiene importancia.

«Reflexione sobre lo que debiamos hacer. ?Despegar con su cohete? No, era demasiado arriesgado. A decir verdad, yo no me sentia muy aliviado. Tenia miedo, o estaba inseguro; es dificil explicarlo. La situacion era irreal, yo encontraba algo singular en ella, pero no sabia que era ni veia nada claro. Solo que aquel milagroso reencuentro no me habia alegrado. Pense en como salvar el cohete. Pero esto no era lo mas importante, me dije. Primero tenia que averiguar como se encontraba el. Mientras tanto permaneciamos alli, bajo la noche negra, sin estrellas.

«-?Que has hecho aqui todo este tiempo? — le pregunte. Queria saberlo, porque tambien esto era importante. Si habia intentado hacer algo, aunque fuera buscar minerales, seria una buena senal.

«-Varias cosas — repuso —. ?Y tu, Tom?

«-?Como, Tom? — interrogue, sintiendo escalofrios, pues hacia un ano que Arder habia muerto, y el lo sabia muy bien.

«-Eres Tom, ?verdad? Conozco tu voz.

«No dije nada, y el rozo mi traje con el guante y anadio:

«-Un mundo demente, ?no crees? Nada digno de verse y tampoco nada especial. Me lo habia imaginado muy diferente. ?Y tu?

«Pense que el hecho de que me confundiera con Arder no significaba gran cosa; a fin de cuentas… esto les habia pasado ya a varios.

«-Si — repuse —, es una region poco interesante. ?Nos vamos, Thomas? ?Que te parece?

«-?Irnos? — se asombro —. Pero ?como… Tom?

«Su tono habia dejado de gustarme.

«-?Es que quieres quedarte aqui? — pregunte.

«-?Y tu no?

«'Se hace el loco — pense —, pero ya basta de tales tonterias.'»-Vamos — dije —, hemos de volver. ?Donde esta tu pistola?

«-La he perdido al morirme.

«-?Que?

«-Pero no importa — dijo —. Un muerto no necesita pistola.

«-Claro, claro — asenti —. Ven, te pondre el cinturon y nos marcharemos.

«-?Estas loco, Tom? ?Adonde?

«-Al Prometeo.

«-Ya no esta aqui…

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