perfeccion el clarin de mano. El representante consular vacilo, se volvio y continuo su camino.

Al llegar al espaciopuerto, fue directamente al despacho. La pesada puerta estaba abierta de par en par. Cuando Thissell se acerco, aparecio un hombre, con una mascara de escamas verde oscuro, placas de mica, madera pintada de azul y plumas negras: el Pajaro del Lago.

— Ser Rolver — dijo ansioso Thissell —, ?quien llego en el Carina Cruzeiro?

Rolver miro con detenimiento a Thissell.

— ?Por que me lo pregunta?

— ?Por que? Usted debe haber visto el espaciograma de Castel Cromartin que he recibido.

— Ah, si…, desde luego.

— Me lo entregaron hace apenas media hora — dijo con amargura Thissell —. He venido lo mas aprisa que he podido. ?Donde esta Angmark?

— Supongo que en Fan.

Thissell maldijo en voz baja.

— ?Por que no le ha detenido o le ha entretenido de algun modo?

Rolver se encogio de hombros.

— Porque no tenia autoridad, deseo ni capacidad para hacerlo.

Thissell lucho contra su fastidio. Con voz deliberadamente serena agrego:

— Me encontre en el camino con un hombre que llevaba una mascara horrenda: ojos como platos, y barbas rojas.

— Un Duende del Bosque. Angmark llevaba consigo una mascara asi.

— Pero si tocaba el clarin de mano — protesto Thissell —. ?Como podia ser Angmark?

— Conoce bien Sirene; ha vivido cinco anos aqui, en Fan.

— Cromartin no dice nada de eso — gruno Thissell, molesto.

— Todo el mundo lo sabe. Era representante comercial antes de Welibus.

— ?Welibus y el se conocen?

Rolver se rio.

— Naturalmente. Pero no vaya a imaginar que el pobre Welibus es culpable de otra cosa que no sea falsear sus libros; le aseguro que no es complice de ningun asesino.

— Hablando de asesinos, ?podria prestarme un arma?

Rolver le miro, incredulo.

— ?Ha venido a capturar a Angmark con las manos desnudas?

— No tenia otra opcion. Cuando Cromartin da una orden espera resultados. Y de todos modos, aqui estaba usted con sus esclavos.

— No cuente conmigo para nada — repuso con impertinencia Rolver —. Llevo el Pajaro del Lago y no pretendo tener valor. Pero puedo prestarle una pistola de energia. Hace tiempo que no la uso, y no puedo garantizar su carga.

— Es mejor que nada.

Rolver entro en su despacho y regreso con el arma.

— Y ahora, ?que piensa hacer?

Thissell movio la cabeza con fastidio.

— Tratare de encontrar a Angmark en Fan. ?O puede que se dirija a Zundar?

Rolver reflexiono.

— Angmark podria sobrevivir en Zundar. Pero antes debera poner a punto sus dotes musicales. Me figuro que se quedara unos dias en Fan.

— ?Y como puedo encontrarle? ?Donde debo buscar?

— Eso no se lo puedo decir. Quiza sea mas seguro que no le encuentre. Angmark es un hombre peligroso.

Thissell regreso a Fan por el mismo camino que habia llegado.

Alli donde el sendero salia de las colinas a la llanura, se elevaba un edificio de gruesas paredes de adobe, pise de terre. La puerta era una solida plancha de madera negra de una sola pieza; las ventanas estaban protegidas por una reja de hierro. Era el despacho de Cornely Welibus, agente comercial, importador y exportador. Thissell hallo a Welibus comodamente instalado en la galeria embaldosada, con una modesta adaptacion de la mascara Waldemar. Parecia sumido en sus pensamientos, o quiza no reconocio la Polilla Lunar de Thissell. Fuera como fuese, no dio ninguna senal de bienvenida.

Thissell se aproximo.

— Buenos dias, Ser Welibus.

Welibus, abstraido, movio la cabeza y dijo con voz monocorde, pulsando su krodatch.

— Buenos dias.

Thissell se quedo perplejo. No era ese el instrumento apropiado para saludar a un amigo, aunque llevase la Polilla Lunar. Friamente, dijo:

— ?Puedo preguntarle cuanto tiempo hace que esta sentado aqui?

Welibus reflexiono medio minuto, y cuando hablo se acompano con el crebarin, mas cordial. Pero el recuerdo del acorde de krodatch continuaba resonando en la mente de Thissell.

— Unos quince o veinte minutos. ?Por que me lo pregunta?

— ?No habra visto pasar a un Duende del Bosque?

Welibus asintio.

— Bajo a la explanada y creo que entro en la primera tienda de mascaras.

Thissell silbo entre dientes. Ese debia ser, naturalmente, el primer movimiento de Angmark.

— Si cambia de mascara, no lo encontrare jamas — murmuro.

— ?Quien es ese Duende del Bosque? — pregunto Welibus, sin mayor interes.

Thissell no vio razon para ocultar el nombre.

— Un conocido criminal: Haxo Angmark.

— ?Haxo Angmark! ?Esta seguro que se encuentra aqui?

— Razonablemente seguro.

Welibus se froto las manos temblorosas.

— Es una mala noticia… ?Muy mala noticia! Es un canalla sin escrupulos.

— ?Le conocia usted bien?

— Muy bien. — Welibus se acompanaba ahora con el kiv —. Tenia el cargo que ahora ocupo yo. Llegue aqui como inspector, y descubri que se embolsaba cuatro mil UMIs mensuales… Estoy seguro que no siente la menor gratitud hacia mi. — Welibus miro nerviosamente hacia la explanada —. Espero que lo atrape.

— Hare lo posible. ?Dice usted que entro en la tienda de mascaras?

— Asi es.

Thissell se alejo, y oyo que la puerta negra se cerraba con violencia a sus espaldas.

Camino por la explanada hasta la tienda del fabricante de mascaras, y se detuvo en el exterior como admirando lo que se exhibia en el escaparate: un centenar de mascaras en miniatura hechas de madera y minerales raros, y adornadas con escamas de esmeralda, con sedas finisimas, alas de avispa, escamas de pez petrificadas y otros materiales por el estilo. No habia nadie en la tienda aparte del artesano, un hombre nudoso y encorvado, vestido de amarillo, que llevaba una mascara enganosamente simple de Experto Universal, hecha con mas de dos mil elementos de madera articulados.

Thissell penso lo que diria y como se acompanaria, y entro. El creador de mascaras advirtio su timidez y su Polilla Lunar y continuo con su tarea.

Thissell opto por el mas sencillo de sus instrumentos, y pulso su strapan, aunque no era la eleccion mas feliz porque suponia cierto grado de condescendencia. Thissell intento corregir ese matiz cantando en tono calido y casi efusivo, y sacudiendo alegremente el strapan cuando tocaba una nota falsa:

— Es interesante conversar con un extranjero; sus costumbres no son familiares, y excita la curiosidad. Hace menos de veinte minutos un extranjero penetro en esta fascinante tienda para cambiar su pardusca mascara de

Вы читаете La Polilla Lunar
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату