caer a Sachs: Maria Turner, que estaba de pie a su lado en la escalera de incendios, y una mujer que se llamaba Agnes Darwin, la cual involuntariamente le hizo perder el equilibrio al tropezar con Maria desde atras. No hay duda de que Sachs podria haberse matado. Dado que estaba a cuatro pisos del suelo, casi parece un milagro que no lo hiciera. De no ser por las cuerdas de la ropa que cortaron su caida aproximadamente a metro y medio del suelo, no hubiese sido posible que escapara sin alguna lesion permanente: la espalda rota, el craneo fracturado, o cualquier otra catastrofe. Afortunadamente, la cuerda se rompio bajo el peso de su cuerpo y, en lugar de caer de cabeza sobre el cemento, aterrizo sobre una marana de alfombrillas de bano, mantas y toallas. El impacto fue tremendo de todas formas, pero nada comparado con lo que pudo haber sido. Sachs no solo sobrevivio sino que salio del accidente practicamente ileso: unas cuantas fisuras en las costillas, una contusion leve, un hombro fracturado, algunos chichones y hematomas. Uno podria consolarse con eso, supongo, pero al final el verdadero dano tuvo poco que ver con el cuerpo de Sachs. Eso es lo que todavia me esfuerzo por aceptar, el misterio que todavia intento resolver. Su cuerpo se curo, pero el no volvio a ser el mismo. En esos pocos segundos antes de caer al suelo, fue como si Sachs lo perdiera todo. Su vida volo en pedazos en el aire, y desde ese momento hasta su muerte, cuatro anos mas tarde, nunca consiguio volver a juntarlos.
Era el 4 de julio de 1986, el primer centenario de la Estatua de la Libertad. Iris estaba haciendo un viaje de seis semanas por China con sus tres hermanas (una de las cuales vivia en Taipe), David estaba pasando dos semanas en un campamento de verano en Bucks County y yo estaba encerrado en mi piso trabajando en un libro nuevo y sin ver a nadie. En circunstancias normales, Sachs habria estado en Vermont en esas fechas, pero el
En realidad apenas hable con Ben. La fiesta estaba en todo su apogeo cuando llegue, y al cabo de tres minutos de saludarle, la gente nos habia empujado a los extremos opuestos de la habitacion. Por pura casualidad me encontre junto a Fanny y al poco rato estabamos tan absortos en nuestra conversacion que perdimos la pista de Ben. Maria Turner tambien estaba alli, pero no la vi entre el gentio. Solo despues del accidente me entere de que habia ido a la fiesta (que estaba de pie al lado de Sachs en la escalera de incendios antes de que se cayera), pero entonces la confusion era tal (invitados que chillaban, sirenas, ambulancias, enfermeros que corrian) que no percibi todo el impacto de su presencia. En las horas que precedieron a aquel momento me diverti mucho mas de lo que esperaba. No era tanto la fiesta como estar con Fanny, el placer de volver a hablar con ella, de saber que seguiamos siendo amigos a pesar de todos los anos y todos los desastres que quedaban a nuestras espaldas. A decir verdad, me sentia bastante sensiblero aquella noche, presa de pensamientos curiosamente sentimentales, y recuerdo haber mirado la cara de Fanny y haberme dado cuenta -de repente, como si fuese la primera vez- de que ya no eramos jovenes, de que nuestras vidas se estaban escapando. Puede que fuese el alcohol que habiamos bebido, pero esta idea me golpeo con toda la fuerza de una revelacion. Todos estabamos envejeciendo y ya solo podiamos contar los unos con los otros. Fanny y Ben, Iris y David: aquella era mi familia. Eran las personas a quienes queria y eran sus almas las que llevaba dentro de mi.
Subimos al tejado con los otros, y a pesar de mi inicial renuencia, me alegre de no haberme perdido los fuegos artificiales. Las explosiones convertian Nueva York en una ciudad espectral, una metropoli bajo asedio, y saboree la absoluta confusion de todo ello: el ruido incesante, las corolas de luz, los colores flotando a traves de los inmensos dirigibles de humo. La Estatua de la Libertad destacaba a nuestra izquierda en la bahia, incandescente con su gloria iluminada, y en varios momentos tuve la sensacion de que los edificios de Manhattan estaban a punto de despegar del suelo para no volver mas. Fanny y yo nos sentamos un poco atras, clavando los talones para mantener el equilibrio a pesar de la pendiente del tejado, los hombros en contacto, hablando de cosas irrelevantes. Recuerdos, las cartas de Iris desde China, David, el articulo de Ben, el museo. No quiero darle demasiada importancia, pero justo unos momentos antes de que Ben se cayese, la conversacion nos llevo a la historia que el y su madre nos habian contado acerca de su visita a la Estatua de la Libertad en 1951. Dadas las circunstancias, era natural que la historia saliese a relucir, pero de todas formas fue horrible, porque nada mas reirnos de la idea de caerse por la Estatua de la Libertad, Ben se cayo desde la escalera de incendios. Un instante despues Maria y Agnes empezaron a gritar. Era como si el haber anunciado la palabra
Le llevaron al Long Island College Hospital, aun inconsciente. Aunque se desperto al cabo de una hora, le tuvieron alli casi dos semanas, haciendole una serie de pruebas en el cerebro para medir la extension exacta del dano. Creo que le habrian dado el alta antes, pero Sachs no dijo nada durante los primeros diez dias; no pronuncio ni una silaba con nadie, ni con Fanny, ni conmigo, ni con Maria Turner (que venia a visitarle todas las tardes), ni con los medicos o las enfermeras. El locuaz e irrefrenable Sachs se habia quedado silencioso y parecia logico suponer que habia perdido el habla, que el golpe recibido en la cabeza le habia causado graves danos internos.
Fue un periodo infernal para Fanny. Pidio un permiso en el trabajo y pasaba todos los dias sentada en la habitacion con Ben, pero el se mostraba indiferente a ella, cerraba a menudo los ojos y fingia dormir cuando entraba ella, respondia a sus sonrisas con miradas inexpresivas, daba la impresion de que su presencia no le proporcionaba ningun consuelo. Esto hacia que una situacion ya dificil se volviese casi intolerable para ella y creo que nunca la habia visto tan preocupada, tan trastornada, tan proxima a la total infelicidad como entonces. Tampoco ayudaba el que Maria continuara yendo. Fanny imputaba toda clase de motivos a aquellas visitas, pero la verdad era que sus sospechas eran infundadas. Maria apenas conocia a Ben y habian transcurrido muchos anos desde su ultimo encuentro. Siete anos, para ser exactos, puesto que la ultima vez habia sido en la cena en Brooklyn en la que Maria y yo nos conocimos. La invitacion de Maria a la fiesta por la Estatua de la Libertad no tenia nada que ver con el hecho de que conociese a Ben, a Fanny o a mi. Agnes Darwin, una editora que estaba preparando un libro sobre el trabajo de Maria, era amiga de Patricia Clegg, y fue quien la llevo a la reunion de aquella noche. Ver caer a Ben fue una experiencia aterradora para Maria, e iba al hospital debido al miedo y la preocupacion, porque le habria parecido mal no hacerlo. Yo lo sabia, pero Fanny no, y al ver su congoja cada vez que ella y Maria se cruzaban (comprendiendo que sospechaba lo peor, que se habia convencido de que Maria y Ben tenian una aventura secreta) las invite a las dos a almorzar en la cafeteria del hospital una tarde para aclarar las cosas.
Segun Maria, ella y Ben habian estado charlando durante un rato en la cocina. El estaba animado y encantador, regalandola con arcanas anecdotas acerca de la Estatua de la Libertad. Cuando empezaron los fuegos artificiales, el sugirio que salieran por la ventana de la cocina para verlos desde la escalera de incendios en lugar de subir al tejado. A ella no le paso por la imaginacion que el hubiese bebido en exceso, pero en un momento dado, de modo completamente inesperado, el dio un salto, paso las piernas sobre la barandilla y se sento en el borde del pasamanos de hierro con las piernas colgando en la oscuridad. Esto la asusto, nos dijo, y corrio hacia el y le rodeo con sus brazos desde atras, agarrandose a su torso para impedirle caer. Trato de persuadirlo de que se bajara, pero el se rio y le dijo que no se preocupara. Justo entonces Agnes Darwin entro en la cocina y vio a Maria y Ben por la ventana abierta. Estaban de espaldas y, con todo el ruido y el jaleo que habia fuera, no tenian la menor idea de que ella estuviese alli. A Agnes, una mujer rechoncha y alegre que habia bebido mas de la cuenta, se le metio en la cabeza salir y reunirse con ellos en la escalera de incendios. Con un vaso de vino en una mano, consiguio hacer pasar su voluminoso cuerpo a traves de la ventana, aterrizo sobre la plataforma metiendo el tacon del zapato izquierdo entre dos listones de hierro, y cuando trato de recuperar el equilibrio se tambaleo hacia adelante. No habia mucho sitio, y tras dar medio paso tropezo con Maria desde atras, chocando con la espalda de su amiga con toda la fuerza de su peso. El impacto hizo que los brazos de Maria se abriesen, y en cuanto dejo de agarrar a Sachs, este se precipito por encima de la barandilla. Asi, de repente, dijo Maria, sin previo aviso. Agnes la empujo a ella, ella empujo a Sachs y un instante despues el caia de cabeza al vacio de la noche.
Fanny se sintio aliviada al enterarse de que sus sospechas eran infundadas, pero al mismo tiempo nada habia quedado explicado realmente. Para empezar, ?por que se habia subido Sachs a la barandilla? Siempre habia tenido