miedo a las alturas y parecia la ultima cosa que se le hubiera ocurrido hacer. Y si todo iba bien entre el y Fanny antes del accidente, ?por que ahora se habia puesto en contra de ella? ?Por que la rehuia cada vez que entraba en la habitacion? Algo habia sucedido, algo mas que las heridas causadas por el accidente, y hasta que Sachs pudiese hablar o decidiese hacerlo, Fanny no sabria que era.

Paso casi un mes antes de que Sachs me contase su version de la historia. Estaba ya en casa, todavia recuperandose pero ya levantado, y fui alli una tarde mientras Fanny estaba en el trabajo. Era un dia sofocante de principios de agosto. Recuerdo que bebimos cerveza en el cuarto de estar mientras veiamos un partido de beisbol en la television sin sonido, y cada vez que pienso en esa conversacion veo a los silenciosos jugadores en la pequena y parpadeante pantalla, haciendo cabriolas en una sucesion de movimientos vagamente observados, un absurdo contrapunto a las dolorosas confidencias que me hacia mi amigo.

Al principio, dijo, apenas se dio cuenta de quien era Maria Turner. La reconocio cuando la vio en la fiesta, pero no pudo recordar el contexto de su anterior encuentro. Nunca olvido una cara, le dijo, pero me esta costando ponerle un nombre a la tuya. Evasiva como siempre, Maria se limito a sonreir, diciendo que probablemente le vendria a la mente al cabo de un rato. Estuve una vez en tu casa, anadio a modo de indicio, pero no quiso decir nada mas. Sachs comprendio que estaba jugando con el, pero le gustaba la forma en que lo hacia. Se sentia intrigado por su sonrisa divertida e ironica y no tenia inconveniente en jugar un poco al raton y al gato. Estaba claro que ella tenia el ingenio necesario, y eso ya era interesante, ya era algo que valia la pena perseguir.

Si ella le hubiese dicho su nombre, me comento Sachs, probablemente el no habria actuado como lo hizo. Sabia que Maria Turner y yo habiamos tenido una relacion antes de que yo conociera a Iris y tambien sabia que Fanny aun tenia algun contacto con ella, puesto que de vez en cuando le hablaba del trabajo de Maria. Pero habia habido una confusion la noche de la cena siete anos antes y Sachs nunca habia entendido correctamente quien era Maria Turner. Aquel dia se habian sentado a la mesa tres o cuatro mujeres jovenes que se dedicaban a las artes plasticas, y puesto que era la primera vez que Sachs las veia, habia cometido el frecuente error de confundir sus nombres y sus caras, asignando el nombre equivocado a cada cara. En su mente, Maria Turner era una mujer baja con el pelo largo castano, y cada vez que yo se la mencionaba, esa era la imagen que el veia.

Se llevaron las bebidas a la cocina, un poco menos abarrotada que el cuarto de estar, y se sentaron en un radiador junto a la ventana abierta, agradeciendo la ligera brisa que soplaba contra su espalda. Contrariamente a la afirmacion de Maria de que estaba sobrio, Sachs me dijo que estaba ya bastante borracho. La cabeza le daba vueltas y aunque no dejaba de decirse que debia parar, se bebio por lo menos tres bourbons durante la hora siguiente. Su conversacion se convirtio en uno de esos absurdos y elipticos intercambios que se producen cuando la gente coquetea en una fiesta, una serie de acertijos, conclusiones erroneas y habiles estocadas en el arte de como superar a otro. El truco consiste en no decir nada sobre uno mismo de la forma mas elegante y sinuosa posible, para hacer reir a la otra persona, para mostrarse ingenioso. Como hacia calor y Maria habia estado dudando de si ir a la fiesta (porque pensaba que seria aburrida), se habia puesto el conjunto mas escaso de su vestuario: un body rojo sin mangas con un escote profundisimo, una falda negra diminuta, las piernas desnudas, tacones de aguja, un anillo en cada dedo y una pulsera en cada muneca. Era un conjunto extravagante y provocativo, pero Maria estaba del humor adecuado y por lo menos le garantizaba que no pasaria desapercibida entre la multitud. Segun me dijo Sachs aquella tarde delante del televisor silencioso, su comportamiento habia sido intachable durante los cinco ultimos anos. No habia mirado a otra mujer en todo ese tiempo y Fanny habia llegado a confiar en el de nuevo. Salvar su matrimonio habia sido un trabajo duro; habia requerido un enorme esfuerzo por parte de ambos durante un periodo largo y dificil, y el habia jurado que nunca volveria a poner en peligro su convivencia con Fanny. Pero en aquel momento estaba alli, sentado en el radiador con Maria en la fiesta, apretado contra una mujer medio desnuda con esplendidas e invitadoras piernas, ya medio perdido el control, con demasiado alcohol circulando por su sangre. Poco a poco, Sachs se sintio dominado por una urgencia casi incontrolable de tocar aquellas piernas, de pasar la mano arriba y abajo por la suavidad de aquella piel. Para empeorar las cosas, Maria llevaba un perfume caro y peligroso (Sachs siempre habia tenido debilidad por el perfume), y mientras continuaban sus bromas y burlas, lo mas que podia hacer era resistirse a cometer una grave y humillante metedura de pata. Afortunadamente, su inhibicion vencio a su deseo, pero no pudo evitar imaginar que habria sucedido si hubiese perdido. Vio las yemas de sus dedos caer suavemente justo encima de la rodilla izquierda; vio su mano subiendo hasta las sedosas regiones de la cara interna del muslo (las pequenas zonas de carne aun ocultas por la falda), y luego, despues de dejar que sus dedos vagasen por alli varios segundos, sintio que se deslizaban mas alla del borde de la braguita y penetraban en un eden de nalgas y denso y cosquilleante vello pubico. Era una actuacion mental extravagante, pero una vez que el proyector se puso en marcha en su cabeza, Sachs fue incapaz de apagarlo. Tampoco ayudaba que Maria pareciese saber lo que el estaba pensando. Si hubiese dado la impresion de estar ofendida, el encanto se habria roto, pero a Maria evidentemente le gustaba ser objeto de tan lascivos pensamientos, y por la forma en que le devolvia la mirada cada vez que el la observaba, Sachs empezo a sospechar que le estaba estimulando silenciosamente, desafiandole a seguir adelante y a hacer lo que deseaba hacer. Conociendo a Maria, le dije yo, se me ocurrian diversos y oscuros motivos para explicar su comportamiento. Podia estar relacionado con algun proyecto en el que estuviese trabajando, por ejemplo, o estaba divirtiendose porque sabia algo que Sachs ignoraba, o tambien, algo mas perversamente, habia decidido castigarle por no acordarse de su nombre. (Mas adelante, cuando tuve la oportunidad de hablar con ella a solas, me confeso que esta ultima razon era la verdadera.) Pero Sachs no era consciente de nada de esto. Solo podia estar seguro de lo que sentia, y eso era muy sencillo: deseaba a una mujer desconocida y atractiva, y se despreciaba por ello.

– No veo que tengas nada de que avergonzarte -dije-. Eres humano, despues de todo, y Maria puede ser muy seductora cuando se lo propone. Puesto que no sucedio nada, no vale la pena que te hagas reproches.

– No es que yo me sintiera tentado -dijo Sachs despacio, eligiendo cuidadosamente las palabras-. Es que la estaba tentando. Yo no iba a volver a hacer eso, ?comprendes? Me habia prometido a mi mismo que se habia terminado, y estaba haciendolo otra vez.

– Estas confundiendo los pensamientos con los hechos -dije-. Hay un mundo de diferencia entre hacer algo y pensarlo unicamente. Si no hiciesemos esa distincion, la vida seria imposible.

– No estoy hablando de eso. La cuestion era que yo queria hacer algo que un momento antes no habia sido consciente de querer hacer. No se trataba de ser infiel a Fanny, se trataba de conocerme a mi mismo. Me parecio espantoso descubrir que era capaz de enganarme de esa manera. Si hubiese parado inmediatamente, la cosa no habria sido tan grave, pero incluso despues de comprender lo que estaba haciendo, continue coqueteando con ella.

– Pero no la tocaste. En ultima instancia, eso es lo unico que cuenta.

– No, no la toque. Pero prepare las cosas de modo que ella tuviese que tocarme a mi. En lo que a mi respecta, eso es aun peor. Fui deshonesto conmigo mismo. Me atuve a la letra de la ley como un buen boy scout, pero traicione su espiritu por completo. Por eso me cai de la escalera de incendios. No fue realmente un accidente, Peter. Lo provoque yo. Actue como un cobarde y tuve que pagar por ello.

– ?Estas diciendo que saltaste?

– No, no fue asi de sencillo. Corri un estupido riesgo, eso es todo. Hice algo imperdonable porque estaba demasiado avergonzado como para reconocer que queria tocarle la pierna a Maria. En mi opinion, un hombre que llega a tales extremos de autoengano se merece cualquier cosa.

Por eso la llevo a la escalera de incendios. Era una salida a la incomoda escena que se habia desarrollado en la cocina, pero tambien era el primer paso de un complicado plan, un ardid que le permitiria frotarse contra el cuerpo de Maria y seguir conservando su honor intacto. Esto era lo que tanto le vejaba despues, no su deseo, sino la negacion de ese deseo como medio enganoso de satisfacerlo. Fuera todo era un caos, dijo. Multitudes que vitoreaban, fuegos artificiales que estallaban, un estruendo frenetico y palpitante en sus oidos. Se quedaron de pie en la plataforma durante unos momentos mirando una andanada de cohetes que iluminaban el cielo y luego el puso en practica la primera parte de su plan. Teniendo en cuenta toda una vida de miedo a tales situaciones, fue notable que no vacilase. Acercandose al borde de la plataforma, paso la pierna derecha sobre la barandilla, y se estabilizo brevemente agarrandose a la barra con las dos manos, luego paso tambien la pierna izquierda. Mientras se balanceaba ligeramente hacia atras y hacia adelante para establecer su equilibrio, oyo que Maria lanzaba una exclamacion. Sachs se dio cuenta de que ella pensaba que estaba a punto de saltar, asi que rapidamente la tranquilizo, insistiendo en que solo trataba de tener mejor vista. Afortunadamente, Maria no quedo satisfecha con su respuesta. Le rogo que se bajara, y como el se nego, ella hizo exactamente lo que el habia supuesto, exactamente lo que habia calculado conseguir con temerarias estratagemas. Corrio hacia el y le rodeo el pecho con sus brazos. Eso fue todo: un minimo acto de preocupacion que se disfrazo de abrazo apasionado. No le produjo la

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