precisamente una cantidad de dinero que le cambie la vida a nadie.
– Esto es solamente el principio. Lo que podriamos llamar una entrada.
– Ya. ?Y de que resto esta usted hablando?
– Mil dolares al dia. Mil dolares al dia mientras dure.
– ?Y cuanto durara?
– Mucho tiempo. Suficiente como para que pague sus deudas y deje su trabajo. Suficiente como para que se vaya de aqui. Suficiente como para que se compre un coche nuevo y un nuevo vestuario. Y una vez que haya hecho todo eso, todavia tendra tanto que no sabra que hacer con ello.
– ?Y que se supone que es usted? ?Mi hada madrina?
– Solo un hombre que esta pagando una deuda, nada mas.
– ?Y que pasaria si le dijera que no me gusta el arreglo? ?Que pasaria si le dijera que prefiero recibir todo el dinero de una vez?
– Ese era el primer plan, pero las cosas han cambiado desde que he llegado aqui. Ahora estamos en el Plan B.
– Crei que estaba usted intentando ser amable conmigo.
– Y lo estoy. Pero quiero que usted tambien lo sea conmigo. Si lo hacemos de esta manera, hay mas probabilidades de que la cosa se mantenga equilibrada.
– Me esta usted diciendo que no se fia de mi, ?no es eso?
– Su actitud me pone un poco nervioso. Estoy seguro de que lo comprendera.
– ?Y que sucede mientras me hace esos pagos diarios? ?Se presenta todas las mananas a la hora acordada, me entrega el dinero y se larga, o tambien piensa quedarse a desayunar?
– Ya se lo he dicho antes: no quiero nada de usted. Usted recibe el dinero libre de cargas, y no me debe nada.
– Ya, bueno, mas vale que dejemos las cosas claras, tio listo. No se lo que le habra dicho Maria de mi, pero mi cono no esta en venta. Por ninguna cantidad de dinero. ?Comprendido? Nadie me obliga a irme a la cama con el. Yo follo con quien me da la gana, y el hada madrina se guarda su varita magica. ?Hablo claro?
– Me esta usted diciendo que no entro en sus planes. Y yo acabo de decirle que usted no entra en los mios. No veo como podriamos dejarlo mas claro.
– Esta bien. Ahora deme algun tiempo para pensar en todo esto. Estoy muerta y necesito irme a dormir.
– No tiene que pensarlo. Ya sabe la respuesta.
– Puede que si y puede que no. Pero no voy a hablar mas del asunto esta noche. Ha sido un dia muy duro y estoy que me caigo. Pero solo para demostrarle lo amable que puedo ser, voy a dejarle dormir en el sofa del cuarto de estar. En honor de Maria… y solo por esta vez. Es tardisimo y no encontrara un motel si se pone a buscarlo ahora.
– No tiene por que hacer eso.
– No tengo por que hacer nada, pero eso no significa que pueda hacerlo. Si quiere quedarse, quedese. Si no, vayase. Pero mas vale que se decida ya, porque yo me voy a la cama.
– Se lo agradezco.
– No me lo agradezca, agradezcaselo a Maria. El cuarto de estar es un desastre. Si algo le estorba, tirelo al suelo. Ya me ha demostrado que sabe hacerlo.
– No suelo utilizar formas de comunicacion tan primitivas.
– Con tal que no se comunique mas conmigo esta noche, me da igual lo que haga aqui abajo. Pero el piso de arriba queda fuera de los limites. ?Entendido? Tengo una pistola en la mesilla de noche, y si alguien viene merodeando, se utilizarla.
– Eso seria como matar a la gallina de los huevos de oro.
– No, no lo seria. Puede que usted sea la gallina, pero los huevos estan en otra parte. Bien guardaditos en el maletero de su coche, ?recuerda? Aunque matase a la gallina, seguiria teniendo todos los huevos que necesito.
– Asi que ya estamos amenazando otra vez
– No creo en las amenazas. Solamente le estoy pidiendo que sea amable conmigo, eso es todo. Que sea muy amable. Y que no se le meta ninguna idea rara en la cabeza acerca de quien soy yo. Si es asi, tal vez podamos hacer negocios juntos. No le prometo nada, pero si no jode las cosas, puede que incluso aprenda a dejar de odiarle.
A la manana siguiente le desperto un aliento calido que rozaba su mejilla. Cuando abrio los ojos se encontro mirando la cara de una nina, una nina inmovilizada por la concentracion, que exhalaba tremulamente por la boca. Estaba de rodillas al lado del sofa y su cabeza estaba tan proxima a la de el que sus caras casi se tocaban. Por la escasa luz que se filtraba a traves de su pelo, Sachs dedujo que serian solo las seis y media o las siete. Llevaba menos de cuatro horas durmiendo, y en aquellos primeros momentos despues de abrir los ojos se sentia demasiado atontado, demasiado pesado como para mover un solo musculo. Deseaba volver a cerrar los ojos, pero la nina le estaba observando demasiado atentamente, asi que continuo mirandola a la cara y lentamente cayo en la cuenta de que era la hija de Lillian Stern.
– Buenos dias -dijo ella al fin, interpretando su sonrisa como una invitacion a hablar-. Crei que no ibas a despertarte nunca.
– ?Llevas mucho tiempo aqui sentada?
– Unos cien anos, me parece. He bajado a buscar mi muneca y entonces he visto que estabas durmiendo en el sofa. Eres muy largo, ?lo sabias?
– Si, lo se. Soy lo que se llama una espingarda.
– Senor Espingarda -dijo la nina, pensativa-. Es un buen nombre.
– Y apuesto a que el tuyo es Maria, ?no?
– Para algunas personas si, pero a mi me gusta llamarme Rapunzel. Es mucho mas bonito, ?no crees?
– Mucho mas. ?Y cuantos anos tienes, senorita Rapunzel?
– Cinco y tres cuartos.
– Ah, cinco y tres cuartos. Una edad estupenda.
– Cumplire seis en diciembre. Mi cumpleanos es el dia despues de Navidad.
– Eso quiere decir que recibes regalos dos dias seguidos. Debes ser muy lista para haberte inventado un sistema tan bueno.
– Hay gente con suerte. Eso es lo que dice mama.
– Si tienes cinco anos y tres cuartos, probablemente ya has empezado a ir al colegio, ?no?
– A la guarderia. Estoy en la clase de Mrs. Weir. Clase uno, cero, cuatro. Los ninos la llaman senora Rara. [3]
– ?Parece una bruja?
– No. Creo que no es lo bastante vieja para ser bruja. Pero tiene una nariz larguisima.
– ?Y no deberias arreglarte ya para ir a la guarderia? No querras llegar tarde.
– Hoy no voy, tonto. Los sabados no hay cole.
– Claro. A veces parezco idiota, ni siquiera se que dia es hoy.
Ya estaba despierto, lo bastante despierto como para sentir la necesidad de levantarse. Le pregunto a la nina si le apetecia desayunar, y cuando ella contesto que estaba muerta de hambre, Sachs se levanto rapidamente del sofa y se puso los zapatos, contento de tener esta pequena tarea por delante. Se turnaron para entrar en el cuarto de bano de la planta baja, y despues de haber vaciado la vejiga y haberse echado agua en la cara, el entro en la cocina para empezar. Lo primero que vio alli fueron los cinco mil dolares, que estaban aun sobre la mesa, en el mismo sitio donde el los habia puesto la noche anterior. Le desconcerto que Lillian no se los hubiera llevado al piso de arriba. ?Habia un significado oculto en esto, se pregunto, o era simplemente una negligencia por su parte? Afortunadamente, Maria estaba aun en el cuarto de bano, y cuando se reunio con el en la cocina, Sachs ya habia retirado el dinero de la mesa y lo habia guardado en el estante de un armario.
La preparacion del desayuno comenzo mal. La leche se habia agriado en la nevera (lo cual eliminaba la posibilidad de tomar cereales) y, puesto que las existencias de huevos tambien parecian haberse agotado, no podia hacer torrijas o una tortilla (la segunda y tercera eleccion de la nina). Sin embargo, consiguio encontrar un paquete de pan integral en rebanadas y, una vez que desecho las cuatro primeras (que estaban cubiertas de moho azulado),