poco fue convirtiendo a su padre en ese ser salvaje y maligno en que finalmente se convirtio? Eso era su padre: botella y punos. ?Habia heredado el su caracter siniestro?
Ted permanecio de pie en la playa, observando la casa, viendo a su madre en el porche, recordando a sus abuelos en el funeral de su madre, escuchando que su abuelo decia: «Tendriamos que haber hecho que lo dejara.» Y su abuela que le respondia: «Ella no lo habria dejado, porque ello habria significado dejar a Ted.»
De nino se pregunto si todo habria sido por su culpa. Aun seguia haciendose la misma pregunta. Y seguia sin hallar la respuesta.
Vio que alguien lo miraba desde una ventana y, rapidamente, retomo la marcha.
Bartlett y Craig lo aguardaban en su bungalow. Ellos ya habian desayunado. Ted fue hasta el telefono y ordeno un zumo, cafe y tostadas.
– Regresare en seguida -les dijo. Se ducho y se puso un par de pantalones cortos y una camiseta de algodon. Cuando salio, la bandeja del desayuno estaba aguardandolo-. Que servicio mas rapido. Min si que sabe como dirigirlo. Habria sido una buena idea hacer una franquicia de este lugar para nuevos hoteles.
Ninguno de los dos hombres le respondio. Permanecieron sentados junto a la mesa de la biblioteca observandolo como si supieran que Ted no esperaba, o no queria, ningun comentario al respecto. Bebio el zumo de un trago y tomo la taza de cafe.
– Manana partiremos a Nueva York. Craig, organiza una reunion de direccion urgente para el sabado por la manana. Voy a renunciar como presidente y director de la compania y te nombrare en mi lugar.
Su expresion hizo que Craig no discutiera. Se volvio hacia Bartlett con frialdad.
– He decidido declararme culpable, Henry. Quiero que me prepares para la mejor y para la peor sentencia que puedo esperar.
2
Todavia estaba acostada cuando Vicky le llevo la bandeja con el desayuno. La coloco junto a la cama y estudio a Elizabeth con atencion.
– No te sientes muy bien.
Elizabeth acomodo las almohadas contra la cabecera de la cama y se incorporo.
– Oh, supongo que sobrevivire. -Intento sonreir-. De una forma u otra, tenemos que hacerlo, ?no? -Tomo el florero con una sola flor que estaba sobre la bandeja-. ?Que es eso que siempre dices acerca de llevarle rosas a las flores marchitas?
– No me refiero a ti. -El rostro angular de Vicky se suavizo-. Estuve fuera estos dos ultimos dias. Acabo de enterarme de lo que le sucedio a la senorita Samuels. Era una mujer muy agradable. ?Pero que diablos hacia en la casa de banos, puedes decirme? Una vez me dijo que con solo mirar ese lugar sentia escalofrios. Decia que le recordaba una tumba. Aun si no se sentia bien, ese seria el ultimo lugar adonde iria…
Despues de que Vicky partio, Elizabeth tomo el programa que estaba sobre la bandeja del desayuno. No tenia intenciones de ir a «Cypress Point» para ningun tratamiento o clase de ejercicios, pero cambio de parecer. Tenia un masaje con Gina a las diez. Los empleados hablan. Vicky acababa de confirmarle su impresion de que Sammy jamas habria ido por propia decision a la casa de banos. El domingo cuando llego y estuvo con Gina para un masaje, ella le habia comentado los problemas financieros por los que estaban atravesando. Podria llegar a enterarse de algo mas si hacia las preguntas adecuadas.
Como de todas formas tenia que ir alli, Elizabeth decidio seguir el programa completo. La primera clase de ejercicios la ayudo a animarse, aunque le resultaba dificil no mirar hacia el lugar donde Alvirah Meehan habia estado la ultima vez. Se habia esforzado tanto en los ejercicios, que al final de la clase respiraba con dificultad. «Pero no afloje», le habia comentado orgullosa a Elizabeth.
Encontro a Cheryl en el corredor que llevaba a las salas de masaje facial. Estaba envuelta en un albornoz. Tenia las unas de los pies y de las manos pintadas de un color rosa violaceo. Elizabeth hubiera pasado sin dirigirle la palabra, pero Cheryl la tomo del brazo.
– Elizabeth, tengo que hablarte.
– ?Sobre que?
– Esas cartas anonimas. ?Existe la posibilidad de encontrar alguna otra? -Sin esperar una respuesta, continuo-: Porque si tienes otra o encuentras otra, quiero que sea analizada, que rastreen las huellas, cualquier cosa que tu y el mundo de la ciencia puedan hacer para descubrir a la persona que las envio. ?Y esa persona no fui yo! ?Entendido?
Elizabeth la observo alejarse por el corredor. Tal como Scott le habia dicho, parecia convincente. Por otra parte, si estaba segura de que esas dos cartas eran las unicas que se podian encontrar, no coma ningun riesgo mostrando tanto interes. Despues de todo, Cheryl no era tan mala actriz.
A las diez, Elizabeth estaba en la camilla de masajes. Cuando Gina entro en el gabinete, comento:
– Parece que estan todos muy excitados.
– ?Lo crees?
Gina le coloco una gorra de plastico para protegerle el cabello.
– Lo se. Primero, la senorita Samuels, luego la senora Meehan. Es una locura. -Se echo un poco de crema en las manos y empezo a masajearle el cuello-. Otra vez en tension. Ha sido un tiempo dificil para ti. Se que tu y la senorita Samuels erais muy amigas.
Era mas facil no hablar sobre Sammy. Logro murmurar:
– Si, lo eramos. ?Gina, alguna vez te toco atender a la senora Meehan?
– Por supuesto. El lunes y el martes. Es todo un personaje. ?Que le sucedio?
– No estan seguros, estan tratando de verificar su historial clinico.
– Hubiera jurado que era fuerte como un toro, un poco gordita, pero tenia buena tonificacion, buenos latidos, buena respiracion; le tenia miedo a las agujas, pero eso no provoca un ataque al corazon.
Elizabeth sintio dolor en la espalda mientras los dedos de Gina masajeaban los musculos tensos. De repente, Gina se echo a reir.
– ?Crees que habia alguien que no supiera que iba a recibir un tratamiento de colageno en la sala C? Una de las muchachas oyo que le preguntaba a Cheryl Manning si ella se habia hecho un tratamiento con colageno alguna vez. ?Te imaginas?
– En realidad, no. Gina, la otra vez me comentaste que «Cypress Point» no ha sido el mismo desde la muerte de Leila. Se que ella atraia a aquellos que buscan estar en compania de celebridades, pero el baron traia una buena cantidad de caras nuevas cada ano.
Gina se echo mas crema en las manos.
– Es gracioso. Eso se termino hace casi dos anos. Nadie sabe por que. Hacia muchos viajes, pero la mayoria eran a Nueva York. Recuerdas, solia asistir a los bailes de caridad en una docena de ciudades importantes, y entregaba en persona el certificado para una semana gratis en «Cypress Point» al ganador. Para cuando terminaba su discurso, el afortunado ganador ya tenia a tres o cuatro amigos dispuestos a acompanarlo… Y por supuesto, ellos si que pagaban.
– ?Y por que crees que eso se termino?
Gina bajo el tono de voz.
– El andaba en algo. Nadie supo muy bien que era, ni siquiera Min, supongo… Ella comenzo a viajar de repente con el. Estaba preocupada de que Su Alteza Real, o como quiera que el se autodenomine, tuviera algo en Nueva York…
«?Algo en Nueva York?» Mientras Gina seguia con el masaje, Elizabeth se quedo callada. ?Ese algo seria la obra llamada
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